Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Estados Unidos, la superpotencia única del planeta desde que finalizó la guerra fría, la que por más de medio siglo bloquea el desarrollo de su vecina isla de Cuba acusándola de indemostrables violaciones de los derechos humanos, tiene vigente una ley federal según la cual toda entidad o empresario estadounidense o con intereses en ese país que apoye un boicot por ese mismo motivo contra Israel será encarcelado o severamente multado.


En años recientes, muchas organizaciones defensoras de los derechos humanos y prominentes activistas sociales de todo el mundo, sin excluir a Estados Unidos, han condenado a Tel Aviv por su cruel papel en la crisis humanitaria en la Franja de Gaza y por los graves abusos contra los palestinos en toda la región.

El asunto cobró relevancia cuando, hace unos días, el científico británico Stephen Hawkings anunció su decisión de apoyar un boicot contra Israel convocado por los palestinos y, a tal efecto, canceló su participación en una próxima conferencia internacional que tendrá como anfitrión al Presidente israelí Shimon Peres.

Hawkings es un físico y cosmólogo universalmente reconocido por sus aportes científicos en diversos campos. Fue el primero en presentar una cosmología explicada a la partir de la unión de la teoría general de relatividad y la mecánica quántica. Ha recibido distinciones y premios de universidades y centros de investigación de diversos países, entre ellos de Estados Unidos.

Es una personalidad prestigiosa por su sistemática defensa de causas justas y, además, goza de grandes simpatías y solidaridad porque lucha contra una progresiva dolencia neuromotora severa vinculada con una amiotrofia esclerótica que le genera una casi total parálisis y la necesidad de hablar, limitadamente, por medio de un dispositivo electrónico especial.

A raíz de su protesta contra la actuación de Israel contra los palestinos, ha salido a relucir esa ley de Estados Unidos, casi desconocida u olvidada, que esencialmente criminaliza el acto de promover o brindar apoyo a cualquier forma de boicot a Israel, acto que califica como delito federal.

El objetivo de esa disposición es proteger la imagen de que el pueblo israelí apoya unánimemente la política genocida de su gobierno contra la nación palestina.

Las sanciones prescritas por violar la prohibición de brindar apoyo a un boicot contra Israel pueden llegar a ser de multa -hasta de un millón de dólares- y hasta 20 años de cárcel.

Por eso, el periodista Daniel Jackson se preguntaba en el sitio digital Activist Post el reciente 11 de mayo: “¿Si Stephen Hawking poseyera un negocio en los Estados Unidos sería multado o encarcelado por solidarizarse con el boicot contra Israel?”.

“No obstante las atrocidades de Israel, ahora nos vemos obligados a comprar a punta de cañón las importaciones de ese país”, comentaba Jackson.

Este papel que asume Washington de ángel de amparo de la cúpula de Tel Aviv contrasta vivamente con el de feroz guardián del bloqueo con ropas de embargo que ejerce contra Cuba desde 1962, cuando fueron instrumentadas las directivas del Departamento de Estado de EE.UU. de abril de 1960 que llamaban a “derrotar a la revolución cubana por medio del desencanto y el desaliento; la insatisfacción y las dificultades económicas, negándole dinero y suministros para disminuir los salarios reales y monetarios a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno cubano”.

En la medida que Estados Unidos se ha ido quedando cada vez más aislado internacionalmente en su política de bloqueo contra Cuba, Israel se ha ido quedando como su casi único inconmovible aliado en la votación de condena que cada año, desde 1992, se le hace en la Asamblea General de la ONU.

Solo Israel y Estados Unidos votan contra esa resolución cada año, acompañados en la sistemática derrota diplomática por alguna que otra isla nación del Pacífico que vota en contra o se abstiene debido a su situación de virtual fideicomiso bajo control de EE.UU. El  número de Estados miembros de Naciones Unidas que condena el bloqueo a Cuba de Estados Unidos llega ya a 188, o sea, más del 97% del total de países acreditados en el organismo mundial.

Lo que viene a constituir una muestra más del fariseísmo de la política exterior de Washington es que, mientras castiga a cualquier ciudadano suyo que condene a Israel por incumplimiento de los deberes humanitarios aprobados por las Naciones Unidas, reprime con crueldad a quienes no acaten su arbitrario boicot a Cuba, que es arquetipo de nación respetuosa de los derechos humanos y su pueblo modelo de reconocidas virtudes solidarias a nivel global.

*Manuel E. Yepe periodista cubano especializado en política internacional.

 

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