Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Confieso que conforme sostengo que Cuba puede/debe aprender del Capitalismo sin obviar los desencuentros del predominio del Capital con los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, asumo como propia la posición/condena de La Habana en ocasión de la reciente Cumbre del Grupo de los 77 más China en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, a saber:


Cuando casi concluye el ciclo previsto para cumplir con la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, mil doscientos millones de personas en el mundo viven en la pobreza extrema; al tiempo que una de cada ocho personas en diversas latitudes sufre de hambre crónica y el 45% de los infantes fallecidos antes de cumplir los cinco años, muere por malnutrición.

Como si fueran pocas las calamidades expuestas, la deuda externa registra niveles sin precedentes, a pesar de los enormes pagos que hemos realizado por su servicio; mientras que se agrava el cambio climático a causa de los patrones de producción y consumo irracionales y derrochadores de los países industrializados que, de mantenerse, demandarían para el 2030 recursos naturales equivalentes a dos planetas Tierra.

En tal escenario —amén de conservar plena vigencia el principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas en el enfrentamiento a la agresión a la Madre Natura y otros desafíos ambientales—, se puede comprender mejor la pertinencia del quehacer del Grupo de los 77 más China y, sobretodo, la necesidad de adjudicarse y tomar como guía su Declaración en Santa Cruz de Bolivia para el combate a los flagelos que azotan a las grandes mayorías de terrícolas en el contexto del denominado Nuevo Orden Mundial —verdadero desconcierto internacional.

Vale tener en cuenta que, según consta en dicha Declaración, el éxito de la primera Cumbre del Sur del Grupo de los 77 y China, celebrada en La Habana en Abril de 2000, y de la segunda Cumbre del Sur, celebrada en Doha en Junio de 2005, elevaron la condición de este Grupo y el gigante asiático a nivel de Jefes de Estado y de Gobierno. En esas oportunidades, adoptaron importantes declaraciones y planes de acción que han guiado a esa agrupación y constituyen la base fundamental para la construcción de un Nuevo Orden Mundial y una agenda propia de los países del Sur para la creación de un sistema más justo, democrático y equitativo que beneficie a nuestros pueblos.

También, que las razones para el establecimiento del grupo en cuestión hace 50 años siguen siendo reales y válidas, incluso más que medio siglo atrás;  que es pertinente su comprometimiento con la necesidad de fortalecer y ampliar sus esfuerzos incansables en todos los ámbitos en pro de un mayor progreso y del mejoramiento de las condiciones de vida de sus hijas e hijos; y que no debe desperdiciar el siglo XXI en aras de que los Países y los Pueblos del Sur desarrollen sus economías y sociedades a fin de cumplir las necesidades humanas de manera sostenible, en armonía con la Madre Tierra y sus ecosistemas.

Igualmente, que han de trabajar en aras de consolidar sus valores tradicionales y las prácticas de solidaridad y colaboración en beneficio mutuo y la fortaleza de nuestro pueblo, a fin de lograr progresos en nuestros países y en la cooperación Sur-Sur; al tiempo que hagan hincapié en sus principales prioridades como promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo y equitativo; crear mayores oportunidades para todo; reducir las desigualdades; mejorar los niveles de vida básicos; entre otras inaplazables.

Asimismo, que le preocupa la situación actual de la economía internacional, el estado de la gobernanza económica mundial y la necesidad de una enérgica recuperación; mientras que los estadistas del G 77 más China creen que el mundo se enfrenta a la peor crisis financiera y económica desde la Gran Depresión, y les alarman los efectos adversos que está teniendo una tragedia de tal magnitud sobre todo en los países en desarrollo. Por ello, consideran que deben hacerse ahora nuevos intentos para establecer un sistema adecuado de gobernanza económica mundial, con la plena expresión, representación y participación de nuestro Sur en los debates y la adopción de decisiones.

En este ambiente, no debemos pasar por alto que la mencionada Declaración de Santa Cruz de Bolivia contempla Estrategias de desarrollo sostenible; Mejoramiento de las prácticas de la democracia; Soberanía nacional sobre los recursos naturales y beneficios de esos recursos; Erradicación de la pobreza; Reducción de la desigualdad; Crecimiento económico sostenido e inclusivo; Creación de empleo; Prestación de servicios básicos para nuestros pueblos; Acceso a la salud pública y a los medicamentos; …

Por tanto, el actual desconcierto internacional exige de la dinámica del Grupo de los 77 más China, y su realización ha de convertirse en una suerte de pauta vs. el “Nuevo Orden Mundial” Made in Washington and Bruselas.

 

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