Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Un año atrás, escribí Cuba: una propuesta para su Parlamento donde llamé a tener en cuenta que es una verdad de Perogrullo que recurrentemente el ciudadano/a expone sus preocupaciones/posible solución de determinados problemas y, no obstante, en varias ocasiones el tema cae en “saco roto”; al tiempo que pregunté e insistí:


¿Hasta cuándo vamos a seguir dándonos el “lujo” de soportar la realidad que devela cómo más de un directivo exhibe oídos sordos ante las inquietudes de personas humildes y, bochornosamente, muchas veces “el cuartico sigue igualito”?

Al proponer que de algún modo nuestro Parlamento “le entre con la manga al codo” al asunto de los precios galopantes en detrimento de la mayoría de cubanas y cubanos, ratifico: ¡Hay que concretar día a día “la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado”! —según consta en la Constitución de la República de Cuba”.

A esta altura, vuelvo al tema después de meditar acerca del contenido de la más reciente reunión del Consejo de Ministros y una alerta para movilizarnos contra la corrupción en Cuba, tanto más porque de la mano del compañero Fidel considero que es imprescindible cambiar todo lo que debe ser cambiado —sin duda, un motivo para combatir todavía más a favor de nuestro pueblo.

En justicia, debo significar que la población cubana prácticamente deja de erogar dinero a causa de que los sectores de la Educación, la Salud Pública, la Cultura, el Arte, el Deporte y la Asistencia Social son depositario del destinó de dos tercio de los gastos del Presupuesto del Estado en todo el territorio nacional.

Otro tanto debo hacer, al tener en cuenta que la venta de electricidad es­tá subsidiada por el Estado toda vez que el pago del sector residencial en el 2013  por concepto de consumo promedio mensual no llegó a los 37 pesos, cuando por el mismo concepto nuestro Estado tuvo que gastar 220 pesos —según trascendió en la reunión mencionada.

Pero la misma fuente reconoció que, con el desarrollo de las formas no estatales de gestión, se han acrecentado los precios de venta a la población; y que, con el incremento de esas formas de gestión, los precios continuarán un comportamiento de acuerdo con la oferta y la demanda, a excepción de los que se decidan centralmente.

En este ambiente, tengo en la mirilla lo muchísimo que ha crecido el atentado al bolsillo de la media poblacional; no paso por alto que resulta ambiguo eso de hacer excepción solo con “los que se decidan centralmente” en un escenario adverso a la mayoría de cubanas y cubanos; y, en paralelo, asumo que carecemos de una explicación que fundamente el porqué no siempre se aplica la excepción de marras ante productos de primera necesidad.

Ahora mismo recuerdo el aumento de lo que hay que pagar por un producto lácteo en el mercado en CUC. A propósito, escribí Cuba: ¿Es justificada la subida del precio de la leche en polvo? En ese título, consideré que los autores de Se incrementa el precio… pueden tomar nota de Con la leche no se juega, analizar detenidamente los comentarios que aparecen en su trabajo en Granma y, con esa base, volver a quienes les brindaron la información que dio pie a todo lo examinado en estas líneas en aras de ganar más precisión para responder lo mejor humanamente posible ante nuestro pueblo a la pregunta en cuestión.

Con anterioridad, había redactado Cuba: ¿hasta dónde/cuándo el tema Precios? y esta inscripción: “Destinar parte del salario en la compra de productos importantísimos para el hogar, ya es una proeza./ Bien por los Periodistas./ Es el turno de los Decisores”; al tiempo que en un paréntesis expresé que vale la pena el análisis de los comentarios que acompañan a Precios pre-dispuestos —207, hasta el 20/3/2014, a las 4 y 50 am. en Cuba. Podemos sumarle lo aparecido en Consumo mínimo, engaño máximo.

No obstante, encuentro lentas las respuestas a esta desdicha. Así, se puede comprender el porqué hago mía la alerta de Esteban Morales contra la corrupción en Cuba ante las revelaciones del programa televisivo “Cuba Dice” sobre las irregularidades en los precios. Por ello, careció de casualidad que, inmediatamente, me preguntara: ¿cómo entender que sea insuficiente el quehacer de cara al daño en cuestión al ciudadano/a común?

Es pertinente, pues, examinar una sugerencia de este Académico, a saber:

“Propongo que cuando se vaya a hacer una visita por parte de la prensa, se invite a un grupo de ciudadanos y la inspección se haga frente a ellos, sacando inmediatamente preso a los que se les descubran los fraudes. Ese del supermercado, que no podía justificar el problema con el pollo, debió haber salido preso inmediatamente de allí”.

Asimismo, el posterior plateo de este Profesor que le ha dado seguimiento al tema de la corrupción en la Isla:

“La prensa y la organización sindical pueden desempeñar un papel fundamental en esto. Por eso en cada centro debe existir una 'comisión anticorrupción', formada por los mejores trabajadores, los considerados como los más honrados, con la capacidad de destituir de inmediato cuando ocurra algo similar a lo del administrador del supermercado con las bolsas de pollo”.

“El único modo de acabar con esta situación [verdadera amenaza a la seguridad nacional], es a esta burocracia corrupta, crearles un clima de 'terror ciudadano'. Crearles una situación en que experimente cada día el temor de ser inspeccionada, cuestionada moralmente, vigilada. Con los corruptos no hay que andarse con consideraciones”.

Llegado a este punto, no debo menos que subrayar una vez más la convicción expuesta por el compañero Raúl en la clausura de la Primera Conferencia Nacional del Partido según la cual la corrupción es, en la etapa que vivimos, uno de los principales enemigos de la Revolución, mucho más perjudicial que el multimillonario programa subversivo e injerencista del gobierno de Estados Unidos y sus aliados dentro y fuera del país —las negritas son mías.

Por tanto, escapó al menor capricho publicar el mes pasado Cuba: necesitamos más de su Contraloría, oportunidad en la que formulé las preguntas que continúa:

¿Acaso la negligencia y/o la desidia sazonada con la burocracia deja de constituir otro gran peligro para la Revolución, al lado de hechos corruptos? ¿Con actos de esta naturaleza estamos a favor de Liborio o en presencia de un tipo específico de contrarrevolución? ¿Hasta cuándo vamos a seguir con la negligencia y/o la desidia? ¿Cuántas medidas verdaderamente ejemplarizantes se han adoptado ante sus responsables?

Para aclarar, confieso que me asiste la convicción según la cual cuanto hacemos en este minuto en términos de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución está enfilado a consolidar nuestro . Sin embargo, ello ni por asomo nos debe conducir a minimizar los problemas abordados en el último encuentro del Consejo de Ministro y las revelaciones de nuestra Prensa, cual diana para incrementar la acción en defensa/enriquecimiento de Liborio. He aquí la síntesis de la relación que considero existe en el asunto Precios, Corrupción y Contraloría en la Mayor de las Antillas.

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