Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- En BioCubaFarma, un modelo a imitar, expuse que estoy absolutamente convencido de que podemos hacer muchísimo más si cada quien cumple con su deber donde quiera que se encuentra y, en su defecto, se sustituye a los directivos que presenten indiscutibles incompetencias que laceran las necesidades de la población; además de mi compromiso con darle seguimiento a este asunto en otro trabajo.

Así, al saldar mi deuda con mis lectores/as, primeramente traigo a colación parte de lo que rubriqué en Cuba 2013: satisfacciones y cuentas pendientes, en Diciembre último: me refiero a las razones que aludí para la alegría por lo que había adelantado la Revolución Cubana en ese año y a mi parecer sobre algunas insatisfacciones/puntos a superar en el futuro inmediato —so pena de maltratar lo proyectado en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

A esta altura, adelanto que tengo un optimismo moderado y, a la vez, ansias por un mayor y mejor desempeño en la administración de los bienes de cubanas y cubanos, porque hallo indispensable/no debe demorar más tiempo el puntapié contundente a insuficiencias y/o deficiencias que entorpecen la felicidad del pueblo, sin descartar la responsabilidad que tenemos los trabajadores/as en aras de dar nuestras respectivas contribuciones en el diario quehacer.

(Voy a omitir el examen preciso de la dinámica económica del país, porque considero pertinente/asumo como propio lo valorado por José Luis Rodríguez, Académico y ex estadista del patio, en Cuba y su economía en el primer semestre: algunas valoraciones. No obstante, grosso modo indicaré ciertas fortalezas que hallo como contrapartida a lamentables problemas subjetivos).

Cuando aludo a un optimismo moderado, estoy pensando en la entrada en vigor de la nueva Ley de la Inversión Extranjera cuyos resultados dependerá en medida considerable de la gestión de los organismos y entidades empresariales en interés de concretar, en el menor plazo posible y sobre bases mutuamente ventajosas, la captación de inversiones de capital extranjero llamadas a dinamizar el desempeño de la producción y los servicios. A la sazón, está la emergente y prometedora Zona de Desarrollo del Mariel.

Asimismo, pienso en el perfeccionamiento de las estructuras y funciones de los organismos de la Administración Central del Estado y otras entidades nacionales; y en el avance en la separación de las funciones estatales de las empresariales y un conjunto de medidas en interés de conceder superior autonomía y amplias facultades a la empresa estatal socialista.

Agrego a lo anterior el hecho que el Consejo de Ministros haya aprobado las bases del programa de desarrollo económico y social del país a largo plazo, con una visión hasta el año 2030 que servirá de plataforma para la elaboración de los planes quinquenales; mientras que encuentro sabia la percepción según la cual la gradualidad no es un capricho, ni mucho menos el deseo de retrasar los cambios que debemos efectuar, sino una necesidad para asegurar el orden y evitar vacíos que nos conducirían directamente a errores que desvirtúen los objetivos propuestos —todo, de acuerdo con una intervención reciente del compañero Raúl.

En esta disposición de ideas no debo pasar por alto las perspectivas de las relaciones Cuba-Rusia, incluyendo el hecho de que ese país europeo haya tomado la medida sin precedentes de condonarnos el 90 por ciento de la deuda cubana de los créditos concedidos en la época soviética (el monto total de la deuda es de más de 35 mil millones de dólares —el diez por ciento restante, alrededor de unos 3 mil 500 millones de dólares, se invertirá en el archipiélago nacional) y el incremento de la colaboración La Habana-Moscú.

Sin embargo, considero que existen insatisfacciones injustificables.

Recuerdo el llamado que se hizo al cierre de 2013 en el sentido de cero impunidad para quienes atenten contra la economía nacional, y el trabajo que complementó ese pedido con el título Segundas lecturas de una advertencia presidencial que critica las deficiencias del Comercio Exterior; sin despreciar la entrada en vigor de regulaciones para la venta minorista de vehículos devenida cuestionamiento por su raquítico resultado hasta la fecha.

No obstante, en los primeros seis meses del año en curso tuvo lugar apenas un aumento económico (0,6 por ciento) reflejo de una desaceleración del ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) debido a diversos factores internos y externos, incluyendo insuficiencias internas. Resalto que 124 empresas que tenían planificadas utilidades resultaron con pérdidas: dígase del MINAG, del MINAL y otras del MICONS, por solo mencionar las de mayor significación —según trascendidos de análisis en nuestro Parlamento.

Incorporo a este juicio que los gastos en el sector empresarial para el financiamiento de la Sustitución de Importaciones y las Exportaciones no se cumplieron según lo planificado, con las afectaciones financieras que ello implica para el país como en los casos de frijoles y arroz, más el azúcar, cuyos planes de producción se incumplieron en 35, 19 y 10 por ciento, respectivamente; al tiempo que en la ejecución de los presupuestos locales, 10 provincias no alcanzaron el superávit que proyectaron lo cual representó 587 millones de pesos, aunque las demás cumplieron los planes previstos —a tono con la misma fuente.

Entonces, exclamo a los cuatro vientos que es muy discreto el crecimiento del PIB en los primeros seis meses de este año; que si bien es alentador las medidas adoptadas y el vínculo externo de nuestra nación, no es menos cierto que hay insatisfacciones injustificables; que Liborio (persona común en la Mayor de las Antillas) requiere y exige más y mejores resultados, incluyendo la desarticulación inmediata de los responsables de incumplimiento de los planes por insuficiencias y deficiencias; y que, por tanto, lo que va de 2014 en Cuba se convierte en una suerte de alerta/demanda para accionar en lo sucesivo cada vez más y mejor en interés de la mayoría de cubanas y cubanos.