Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Como millones y millones y millones de ciudadanos del mundo, con una mezcla de indignación y dolor recibí la noticia del derribo del Boeing 777 de Malaysia Airlines que el pasado 17 de Julio efectuaba vuelo procedente de Ámsterdam con destino a Kuala-Lumpur, con 298 personas abordo, cuyos retos cayeron al este de Ucrania. Desde entonces, le doy seguimiento a las informaciones derivadas del infortunado suceso.


Así, la primera reacción mediática que encontré giraba alrededor de la acusación de la administración de Kiev contra los separatistas pro rusos, mientras que ellos aseguraron no tener el tipo de armamento que todo parece indicar provocó la tragedia. Unido a ello, el pretendido mandamás de las relaciones internacionales y las agencias de prensa inmediatamente miraron hacia Moscú como responsable del fatal suceso.

Por ejemplo, un reporte del día 21 hacía saber que el presidente Barack Obama a través de un comunicado —después que la Casa Blanca afirmase que disponía de pruebas contundentes de la responsabilidad de los separatistas pro rusos en el derribo del avión de Malaysian Airlines sobre territorio ucraniano— aseveraba que “Rusia tiene una influencia extraordinaria sobre estos insurgentes a los que ha armado” y que “Rusia y Putin tienen que alejarse de eso”.

Pregunto: ¿Acaso se requiere ser un especialista en estos asuntos para deducir que tal comentario del jefe del imperio yanqui es un acto denunciante, sin prueba alguna?

Sin embargo, hace unas horas un informe de AP certifica que altos funcionarios de los servicios de inteligencia de Estados Unidos aseguraron carecer de pruebas que involucren directamente al gobierno ruso en el derribo del vuelo de marras, al declarar en una rueda de prensa que Washington no sabe quién es el responsable de esa catástrofe aérea ni ha podido encontrar ninguna evidencia que involucre al Kremlin.

Luego, trascendió que Famil Ismailov, editor de noticias del servicio ruso de la BBC, comentó para su cadena: “Los medios en Rusia son una máquina de propaganda del gobierno, así que lo que transmiten es la versión oficial: que Rusia no tuvo nada que ver con la caída”.

¿Acaso se requiere ser un especialista en estos asuntos para deducir que tal comentario es un acto denunciante, sin prueba alguna? —vuelva a preguntar.

En este instante, circulan varios despachos desde Ámsterdam dando a conocer que tras seis amargos días finalmente los primeros cuerpos de las víctimas llegaron a Holanda y recibieron honores militares en una jornada de duelo nacional. Además, reflejan que el recibimiento tuvo lugar en una atmósfera que cuestiona la moderada reacción de las autoridades de los martirizados ante Rusia y los rebeldes.

¿Acaso se requiere ser un especialista en estos asuntos para deducir que tal cuestionamiento es un acto denunciante, sin prueba alguna? —tengo que volver a preguntar.

A propósito, hallo atrayente cómo carece de ecos entre los mismos elementos que incriminan a Moscú las 10 preguntas que Rusia lanzó a Ucrania sobre el vuelo siniestrado MH17, cuya lectura recomiendo a mis lectores/as.

Entretanto, en mi mente ronda el contenido de lo que rubriqué en Crimea: brotan interesantes señales, cuatro meses atrás. Allí, recordé la compleja situación que atraviesa la Hermana Venezuela y subrayé:

“Sin lugar a duda, la ofensiva de la derecha interna y foránea es reflejo de cómo el Capitalismo no se caerá hasta que se le lleve a su tumba. Ucrania es la más reciente alerta; detrás de la oposición con ribetes vandálicos, estaba la multilateral agresión facturada en la Unión Europea y Estados Unidos de América”.

Asimismo, para cerrar mi rúbrica en aquella oportunidad manifesté que al calor de las señales que brotaban del examen de la dinámica en Ucrania, llegaba a la conclusión de que a todas las partes involucradas en el tema les debía ser atrayente que “la sangre no llegue al río” en el enfrentamiento Rusia-Unión Europea/Estados Unidos —so pena de males incalculables para la humanidad.

Mas, a esta altura, ya empiezan a aparecer males inapreciables.

Entonces, de las meditaciones sobre el caso del derribo del Boeing 777 de Malaysia Airlines el pasado 17 de Julio —lamentablemente, en alguna medida ha mermado la trascendencia de la criminal acción de Israel vs. Palestina—, me interrogo ¿qué nos enseña el derribo del avión en tema? y en síntesis respondo: en primer lugar, la cara del Terrorismo; en segundo, el precio de azuzar al Capital; y además, la necesidad del protagonismo de la opinión pública internacional para combatir la posibilidad de desastres como el aquí examinado.

 

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