Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Otra Cumbre del Grupo de los 20 tendrá lugar este fin de semana, días 15 y 16 de Noviembre, en la ciudad australiana de Brisbane, con un preámbulo que pudiera ser llamativo: me refiero a la presencia de Rusia y los barcos de guerra que le acompañan. Pero, detrás de este bochinche, se esconde la negativa influencia de esta agrupación elitista de cara a los intereses de infantes, adolescentes, jóvenes, adultos/as y personas de la tercera edad. Si no, fíjese usted en los datos que siguen.


Previo a la cita en cuestión, circuló el despacho Naciones del G20 dan subsidios multimillonarios a Industria de Combustibles Fósiles, con la siguiente inscripción: “A pesar de que los expertos recomiendan que las naciones del G-20 acaben con estos subsidios a la industria del carbón con el argumento de que promueven efectos negativos en el ambiente, los países industrializados continúan subsidiando a los contaminadores”, de acuerdo con el informe El Rescate de la Industria de los Combustibles Fósiles preparado por el Overseas Development Institute y la organización Oil Change International para esta Cumbre.

El mencionado despacho dice que, en lugar de invertir en las denominadas fuentes de energía limpias, el anfitrión de esa reunión de estadistas ha ofrecido 3 500 millones de euros anuales para que la industria explore y extraiga carbón en el país, y que los subsidios serán entregados en forma de gasto directo y exenciones fiscales; y que el documento recomienda que los países del G-20 acaben con estas subvenciones sobre la base de que promueven la contaminación ambiental que podría ser frenada si los países usaran sus dineros para desarrollar verdaderas fuentes de energía alternativas.

Igualmente, descansado en el informe de marras, certifica que los gobiernos de ese Grupo están apuntalando el desarrollo de las reservas de petróleo, gas y carbón que no se pueden explotar si el mundo ha de evitar un cambio climático peligroso, en medio de una investigación reciente que halla que las administraciones del G20 están gastando más de 88 mil millones dólares al año apoyando la exploración de carbón, que es más del doble de lo que las compañías de petróleo y gas están invirtiendo.

Asimismo, resalta ejemplos dignos para la meditación: en el Reino Unido, los 1,2 mil millones de libras gastados en fuentes de energía tradicionales podrían alimentar la mitad de las casas en Manchester con energía eólica; en los Estados Unidos, 6 500 millones de dólares podrían ayudar a financiar proyectos de energía solar que alimentaría todos los hogares de Washington DC; y en Brasil, $ 12 mil millones al año —tres veces el dinero invertido en el bienestar social— que en la actualidad se está utilizando para apoyar la industria de los combustibles fósiles, podrían ser invertidos en proyectos que promuevan el uso de fuentes alternativas de energía, la cual, además, crearía puestos de trabajo para una gran parte de la población.

En este ambiente, recuerdo que en G 20, NO; G 193, con la impronta de la Sociedad Civil, en el 2011, apunté que es muy difícil que alguien ajeno a los beneficios que recibe la agrupación integrada por naciones de economías desarrolladas y emergentes que representan alrededor del 90 por ciento del Producto Interno Bruto, el 80 por ciento del comercio planetarios y dos tercios de los terrícolas, niegue su incapacidad para devenir alternativa a las crecientes desgracias de la mayoría de los habitantes del Mundo.

Con aquel presupuesto, careció de casualidad que apenas tres semanas atrás, a través de datos que evidencian un quehacer ajeno a los intereses de la mayoría de mujeres y hombres del Planeta Tierra, haya significado que pienso que mis lectores/as coincidan conmigo en asumir que el Grupo de los 20 no está apto para devenir alternativa a la tragedia económica/solución para los problemas de las grandes mayorías, una manifestación de divorcio con la posibilidad real de decirle adiós a la incertidumbre enseñoreada a escala internacional.

Por consiguiente, estoy convencido de que si nos preguntamos ¿cuánto aporta el G20 a la Humanidad?, en un contexto en el que la subvención a la Industria de Combustibles y la espalda a los anhelos de la mayoría de terrícolas ilustran su impronta universal, no sería un desatino que respondiéramos: Prácticamente, Nada.

Entonces, hace falta alcanzar una verdadera viabilidad-vitalidad en todos los Estados integrantes de la Asamblea General de las Naciones Unidas o sea, en el G193 y cuantos aliados aparezcan en tal empeño, si queremos alimentar la armonía Persona-Sociedad-Naturaleza. ¡Que así sea!

 

 

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