Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce - Martianos-Hermes-Cubainformación.- La caribeña ciudad mexicana de Veracruz fue una excelente anfitriona de los recientes Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, no obstante la grave situación por que atraviesa el país a raíz del secuestro policial, en septiembre último, de 43 estudiantes normalistas cuya aparición aún reclama airadamente la ciudadanía de la nación, con respaldo de una amplia solidaridad internacional.


Aunque Cuba logró el mayor número de preseas de oro y fue declarada ganadora de la competencia, se hicieron notar sustanciales adelantos cualitativos en diferentes disciplinas del deporte en varios otros países de la región y los cubanos también por ello se enorgullecieron, considerando que una parte de esos adelantos fueron fruto de los esfuerzos de expertos, técnicos y asesores cubanos que, de manera solidaria, asisten a otros países del área.

Como siempre ocurre en eventos deportivos donde Cuba toma parte por derecho propio o invitada por su prestigio y desarrollo deportivo, la prensa corporativa estadounidense, - que desborda su influencia sobre los medios de otros países que nutren sus agencias de noticias- intentó desacreditar el triunfo cubano en los Juegos a base de las habituales manipuladas noticias sobre “deserciones”, “fugas” o “huidas” de cubanos, como si la libertad de contratación y movimiento de los jugadores de la Isla estuviera limitada por el gobierno de Cuba y no por el de EE.UU.

Ello fue ratificado por María Luisa Fernández, Cónsul General de Cuba en Veracruz, al declarar de manera categórica a la prensa que “los atletas cubanos se encuentran en plena libertad de ejercer su derecho de viajar a donde ellos así lo prefieran”.

La delegación cubana obtuvo 123 títulos premiados con medallas de oro, 8 más que México, 53 más que Colombia, 67 más que Venezuela y 108 más que República Dominicana y Guatemala, que fueron sus más cercanos seguidores en el medallero.

Cuba estuvo representada por 543 jóvenes atletas y apenas nueve de ellos mordieron los anzuelos de la Ley de Ajuste Cubano que ofrece a cubanos que abandonen una misión de su país en el exterior, grandes privilegios migratorios que Estados Unidos no brinda a ciudadanos de ningún otro país del mundo.

Desde su promulgación en 1966, hace 39 años, esta ley ha sido el mecanismo que Estados Unidos ha utilizado para sustraer científicos, profesionales, técnicos, artistas y deportistas de Cuba, así como pretendida nutriente de sus amenazas de provocar una crisis migratoria entre las dos naciones que justifique una agresión militar.

Cuando a inicios de la última década del pasado siglo Cuba se vio obligada a implantar una serie de medidas económicas de corte mercantil para hacer frente a la crisis económica provocada por el derrumbe de la Unión Soviética y el grupo de países socialistas europeos que mediante la práctica de un intercambio comercial justo ayudaban a la isla a enfrentar el bloqueo de Estados Unidos, toda la sociedad cubana se vio afectada por la irrupción de esos elementos de capitalismo. Ello estimuló una intensificación de las ofertas de contratación de los deportistas cubanos poniendo a prueba reiteradamente la sinceridad del apoyo de éstos al proyecto socialista. Con algunas tristes excepciones, ellos confirmaron su filiación patriótica e identificación con el proceso revolucionario y el proyecto socialista.

El propósito de la política estadounidense de bloqueo a Cuba, desde que se implantó en 1962 y especialmente luego que fueron promulgadas las leyes Torricelli y Helms-Burton, respectivamente en 1992 y 1996, así como las disposiciones y reglas administrativas de George W. Bush en 2004, ha sido crear una situación de miseria extrema en Cuba que induzca a un levantamiento popular.

El bloqueo económico y financiero, las amenazas de agresión militar y los intentos de exclusión política y diplomática, confluyen en el propósito de promover el descontento y debilitar el formidable apoyo popular a la dirección revolucionaria que ha dado solidez y consecuencia a su proyecto.

La táctica de fomentar la emigración desordenada de cubanos tiene el propósito propagandístico de presentar el fenómeno como muestra del fracaso del proyecto revolucionario de la isla. De ello deriva la falsa idea de que todos los inmigrantes cubanos en Estados Unidos están allí por motivos políticos.

Para aquilatar debidamente el mérito de la política cubana en el deporte hay que considerar que sus avances se han logrado en medio de un desigual enfrentamiento entre la voluntad de un país pequeño y pobre por desarrollar un proyecto propio de construcción de una sociedad socialista y el irracional empeño de la pretendida metrópoli imperial por defender la supremacía del capital y su hegemonía global.

*Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.

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