Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Los primeros diez años de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA —a partir de media década atrás, con la incorporación del Tratado de Comercio de los Pueblos, se le agrega las siglas TCP), me sirven de pretextos para significar la valía de la agrupación más coherente con las necesidades y posibilidades que tienen los Gobiernos de trabajar a favor de la unidad, equidad, cooperación y complementación del Sur del Río Bravo (Latinoamericanismo —incluye al Caribe) en contraposición de la Doctrina Monroe (América para los yanquis —Panamericanismo).


El asunto que abordo justo al calor de este 14 de Diciembre, está en sintonía con la serie de artículos que escribí en Julio de 2008 y que concluí con Viabilidad ALBA. Fracaso ALCA tras aludir las legítimas raíces bolivarianas y martianas de la Alianza en cuestión, y los aportes de Fidel Castro y Hugo Chávez al proceso de Integración de los pueblos que habitan en nuestro Subcontinente. Ello lo enriquecí en Octubre y Diciembre del año siguiente en ALBA, un modelo pertinente y ALBA: lustro de enhorabuena, respectivamente.

No obstante, en Abril de 2013 me sentí motivado para hacer constar sucintamente en BRICS, ALBA y Neoliberalismo la conveniencia de la agrupación latino-caribeña de marras, con la inscripción que sigue: “Mientras que avanzan los dos primeros, es cada vez más evidente el fracaso del tercero/ Todavía existen ¿incautos? de la ¿nueva? izquierda con proyectos de cortes capitalistas: ¡solavaya una tal ‘Casa Cuba’!”. Así, asumo que estoy eximido de tratar aspecto que mis lectores/as pudieran consultar en los hipervínculos aludidos y, a la vez, concentrarme en llamar su atención sobre lo que considero más relevantes en este minuto acerca del tema que presento.

En este orden de pensamiento, no debo pasar por alto la existencia del Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (SUCRE) que coloca en nueva perspectiva las finanzas en el plano internacional, y el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) que permite desarrollar la compraventa regional basada en la complementariedad, la solidaridad y la cooperación para “el vivir bien”. Tampoco, el Banco ALBA que es un instrumento eficaz para el financiamiento de proyectos económicos grannacionales y programas sociales de cooperación en el seno de las naciones miembros, y ALBA Cultural como estrategia para potenciar la cultura de la emancipación y contrarrestar los efectos de la hegemonía ejercida por las transnacionales y los circuitos de la llamada industria del entretenimiento en detrimento de la diversidad de Nuestra América.

Mas, deseo llamar su atención acerca de EcoALBA (Espacio Económico de esta Alianza) que al decir de su Coordinador inicial, el economista ecuatoriano Diego Borja, a diferencia de otros tratados económicos, este proceso de integración no nace con un fundamento estrictamente mercantil sino que está vinculado con voluntades sociales, políticas, comunicacionales y de una visión compartida de futuro entre los ocho países miembros que tienen en conjunto un Producto Interno Bruto (PBI) de 650 millones de dólares y agrupan a 80 millones de personas, con lo cual se perfila como la tercera economía más importante de América Latina.

La misma fuente resalta que una de las primeras decisiones de EcoALBA ha sido fortalecer el Banco del ALBA que estaba funcionando como un fondo que apoyaba a ciertos proyectos y que en adelante será capitalizado con el 1% de la reservas de los integrantes para funcionar como una entidad crediticia de desarrollo que fomente la producción y el empleo, además de contribuir a financiar proyectos binacionales o multinacionales de los países que lo componen, especialmente en el área de la seguridad alimentaria, la salud, la energía, los conocimientos y el transporte.

También, que se ha puesto énfasis en la necesidad de la integración física y logística, a través de los sistemas de puertos, de líneas aéreas y ferroviarios, al servicio de la integración del continente. Ello es particularmente importante para el ALBA, debido a la distancia geográfica entre los países miembros. “Sin integración física, probablemente esta voluntad muy grande que existe entre nuestros presidentes puede morir”, advierte Borja, quien asimismo destacó que uno de los elementos prioritarios será la integración aérea para “que tengamos la posibilidad de usar las líneas nacionales entre nuestros países”.

Por demás, EcoALBA, entre otros aspectos de capital importancia, elaboró un mapa de las mercancías para conocer con exactitud qué venden y compran los diferentes países, con el objetivo de buscar reorientar el comercio exterior hacia un mercado regional que opere con lógicas diferentes al de una economía capitalista; al tiempo que se tomó la decisión de fortalecer el SUCRE como moneda virtual que permite evitar recurrir al dólar en las transacciones regionales, de tal forma que los venezolanos lo hagan en bolívares, los cubanos en pesos, es decir que cada país utilice su moneda nacional.

Otro elemento que considero pertinente compartir con mis lectores/as, es el relacionado con la Grannacional Albamed que tiene en su perspectiva la producción de unos 500 tipos de medicamentos para atender a las poblaciones menos favorecidas. Según informó hace tres años el Secretario Ejecutivo del ALBA, Amenothep Zambrano, el fin de esa entidad es fabricar en la región esos fármacos que actualmente sólo producen al monopolio de los grandes laboratorios, y agregó: “Con compras conjuntas, entre mejores proveedores y que tengan libre circulación para permitir el acceso a las personas más desfavorecidas, más vulnerables, en condiciones de gratuidad y en otros casos a bajo costo”.

Igualmente, Zambrano acotó: “Ya Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela están incluidas en esta empresa grannacional que cuenta con 8 millones de dólares”. “Estamos financiando siete proyectos en los países del ALBA, que ascienden a 14 millones de dólares y que pretenden llevarles alimentación a nuestros pueblos” o sea, a los citados 80 millones de personas que conforman el mercado total de esta Alianza que integran a Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda.

Así, ¿quién ha de suponer casual la Declaración de la Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP sobre el Ébola efectuada en La Habana el 20 de Octubre de 2014?

En este contexto, aprovecho para significar además que acaban de ser firmado en La Habana por Cuba y Venezuela acuerdos en materia de comercio, energía y salud destinados a profundizar la política educativa en el marco del segundo Plan Socialista 2013–2019 y la Revolución del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el sub-sistema de educación básico venezolano; el reimpulso de las Misiones educativas Robinson y Ribas; la formación en la Isla de 518 especialistas médicos para áreas prioritarias del sistema público nacional 2015 etapa I; el apoyo institucional en la Misión Comercio Socialista 2015; y el desarrollo socio-productivo agro-económico de comunidades indígenas, vulnerables y de extrema pobreza.

Con estos elementos de juicio, imagino que pocas personas deben extrañar que con el ALBA-TCP asistamos a manifestaciones de un mecanismo por excelencia para una auténtica Integración. Ello, deviene guía para Nuestra América y más allá, mientras que carece de casualidad y es difícil dejar de suponer el quehacer de Washington vs. los Gobiernos de esta Alianza, principalmente contra Cuba y Venezuela. He aquí, precisamente, una prueba fehaciente de la Competencia de esta Alianza-Tratado.

 

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