Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- La lectura a la repercusión que ha tenido a escala internacional, sobre todo en Nuestra América, la situación actual de las relaciones La Habana-Washington, me conducen a insistir en lo que expuse en Cuba-EEUU: extraordinario avance; enorme desafío acerca de lo concerniente a la distinción que se abre paso a ambos lados del Estrecho de la Florida. Sin embargo, la idea que comparto en esta oportunidad escapa a un pensamiento con muchas rosas y pocas espinas, visto el asunto desde el Sur del Río Bravo.


Por ejemplo, encontré un reporte de EFE fechado este 22 de Diciembre en la capital de Estados Unidos de América en el cual consta que Venezuela solicita una Declaración sobre Cuba-EEUU en la que la Organización de Estados Americanos (OEA) incluya su rechazo a las sanciones unilaterales. Así lo dio a conocer Carmen Luisa Velásquez de Visbal, considerada número dos de la misión de Venezuela ante esa Organización, en el consejo permanente extraordinario convocado para tratar la nueva etapa de las relaciones entre la Isla y el país del Norte.

Puntualmente, la Velásquez de Visbal consideró que tal Declaración debe incluir un texto que diga: “Hacemos votos porque se erradique la práctica internacional de imponer sanciones unilaterales contra estados soberanos”. Y a ello sumamos que Bolivia presentó la necesidad de un texto con una mención al fin del Bloqueo unilateral que Estados Unidos mantiene contra la Mayor de las Antillas, aspecto que apoyan Venezuela y Nicaragua.

Es decir que los integrantes de la OEA están intentando acordar una declaración que respalde el anuncio del restablecimiento de dichas relaciones después de más de 50 años, un hecho que todos consideraron “histórico”, pero que todavía no se han puesto de acuerdo sobre el texto a debatir. La dicotomía aparece, a pesar de que el borrador estaba listo desde el fin de semana último. Ello sucede, no tanto por la posición de La Paz en la que existe un consenso desde hace tiempo, como por la de Caracas —significo, por mi parte.

Hemos de tener en cuenta que un día después del anuncio del acercamiento de las relaciones de marras, el presidente Barack Obama firmó las sanciones aprobadas por el Congreso contra funcionarios venezolanos considerados responsables de violaciones de derechos humanos en Venezuela, e incluyen la congelación de activos y la prohibición para emitir visados a funcionarios del Ejecutivo de la Hermana nación sudamericana vinculados con la supuesta la violencia y la represión en las manifestaciones estudiantiles de febrero, que concluyeron con 43 muertos y cientos de heridos —siempre, de acuerdo con EFE.

Hoy, un reporte de EL PAÍS, de España, publica el decir de embajadores de Latinoamérica y el Caribe ante la OEA, quienes lamentaron públicamente esa imagen innecesaria de desencuentro y hasta ineficacia de la OEA que provocó el inesperado retraso. “No puede existir el silencio de esta organización frente a un hecho histórico que parte en dos la historia de nuestro continente”, dijo el de Colombia, Andrés González. “La incapacidad de lograr rápidamente un consenso en una cosa tan sencilla como manifestar nuestra satisfacción es una injusticia para esta organización”, expresó el de Granada, Angus Friday.

No obstante, sugiero no pasar por alto ni el título “Venezuela rompe la unidad de la OEA ante el deshielo con Cuba” ni la inscripción “Las reticencias de Venezuela y Bolivia por el embargo a la isla enfrían la reunión de la Organización de los Estados Americanos”, pues con ello el rotativo madrileño nos indica qué está sucediendo en el fondo del dilema que vive en este minuto dicha Organización. Así me manifiesto, porque tengo en cuenta lo que escribí en Marzo de este año en Venezuela: ¿la OEA contradice matriz de opinión? que consta del resumen que sigue: “Apoyo a Caracas en la Organización de Estados Americanos vs. los periódicos El Nuevo Herald y El PAÍS, Washington y lame-botas como Panamá. ¡Enhorabuena!”.

Debo subrayar que nueve meses atrás circuló la noticia en cuyo contenido aparece que en el texto de una Declaración de la OEA se expresa el “reconocimiento, pleno respaldo y aliento a las iniciativas y los esfuerzos del Gobierno democráticamente electo de Venezuela y de todos los sectores políticos, económicos y sociales para que continúen avanzando en el proceso de diálogo nacional, hacia la reconciliación” —las negritas son mías.

También, que en aquella ocasión la OEA mostraba su “más enérgico rechazo a toda forma de violencia e intolerancia, y hace un llamado a todos los sectores a la paz, a la tranquilidad y al respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales, incluyendo los derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica, circulación, salud y educación”.

Entonces, tengo que preguntarme: ¿Cómo es posible que en este minuto no se haya logrado una Declaración de la Organización de Estados Americanos frente al acontecimiento protagonizado por La Habana y Washington, si en el tema del Bloqueo no hay discrepancia en ese foro panamericano y ya el mismo se había pronunciado en apoyar a la propia Venezuela por las mismas razones que hoy es sancionada por las autoridades gringas?

Por tanto, existe elementos que me llevan a sospechar que la demora de la OEA en dar a luz una Declaración de apoyo al nuevo escenario/condena a reductos Made in USA sobre la paradoja de cara a Cuba y Venezuela, es una inquietud que bien puede conducirnos a la interrogante que continúa: ¿Será ella consecuente o claudicará ante EEUU?

Nota:

En el comunicado de prensa en el sitio de la OEA sobre este asunto, finalmente se apoya los anuncios expresados por los Gobiernos de Cuba y de Estados Unidos el pasado 17 de Diciembre, que incluyen la intención de reanudar sus relaciones diplomáticas, además de citas al pie de página por parte de Bolivia, Venezuela y Nicaragua. De allí, me llama la atención no tanto que se excluya alusión al Bloqueo vs. el pueblo cubano (es conocido el repudio a esa criminal política yanqui de la totalidad de los integrantes de esa Organización, con la excepción de EEUU), sino que no aparece una palabra acerca de las últimas agresiones a Venezuela. Así, agrego al texto de este trabajo que ha quedado evidenciado que la OEA mantiene esencialmente su intención de esforzarse por no lastimar a Washington. ¡Qué Pena!

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