Manuel David Orrio - Cubainformacion-Martianos-Hermes.- La Habana, 15/06/29.- Definitivamente, Cuba es un país “extraño”. Contrasta que cuando en 1960 apenas iniciaba una Revolución de mucha influencia en el siglo XX, e incluso en el XXI, en las victrolas de los bares habaneros la cantante Paulina Álvarez imperaba con una estrofa: “Danzonete/ Danzonete/ yo quiero bailar contigo/ al compás del Danzonete…”
Ocurrió un 29 de junio de 1960. El Gobierno Revolucionario, dirigido por Fidel Castro, había comenzado a importar petróleo desde la entonces Unión Soviética; exigía su refinación a las compañías estadounidenses radicadas en el país; pero éstas, en anuencia con las órdenes geopolíticas de la entonces Administración Eisenhower, se negaban a cumplir los mandatos cubanos.
La tensión crecía; la promulgación de la Primera Ley de Reforma Agraria, en mayo de 1959, lesionó gravemente a los intereses norteamericanos. Según el historiador y periodista Pedro Antonio García, “De los más de 30 mil propietarios de tierras, el 1,5 (ya fueran cubanos o no cubanos, fundamentalmente compañías yanquis) poseían el 46% del área cultivable; en total (incluyendo a los anteriores) los latifundistas grandes y medianos constituían el 9,4 % y poseían el 73% del agro cubano.”
Washington reaccionó: urdía planes de agresión militar; acciones subversivas ya estaban en marcha. Ejemplo fue la quema de cañaverales, abierto sabotaje contra la principal agroindustria criolla. Pero en las victrolas de los bares habaneros Paulina Álvarez imperaba.
Las petroleras estadounidenses radicadas en Cuba, ESSO, Texaco y SHELL, aferradas a sus prepotencias. Desde el Potomac se practicaba una hegemonía continental que consideraba inadmisible una presencia soviética, por lo cual las importaciones cubanas del crudo “de Moscú” fueron percibidas como una rebelión.
Una de estas empresas, la Texaco, se negó a obedecer la orden del Gobierno cubano. Quizás imaginaron sus directivos que de bravata no pasaba, o quizás todo pareció tan de juego como podrían serlo las cadencias del Danzonete.
El 28 de junio de 1960 el Gobierno Revolucionario emitió la Resolución 188, la cual ordenaba a la Texaco, hoy Chevron, procesar el petróleo soviético. Y el 29, ante el desacato, se procedió a la intervención de su refinería. Entretanto, Paulina Álvarez honraba un título otorgado por el pueblo: “Emperatriz del Danzonete”.
¿Quién fue Paulina Álvarez, cómo el azar la hizo coincidir con la Texaco?
Paulina Álvarez cumplió 48 años de edad el mismo día en que el Gobierno Revolucionario intervino a la Texaco. Parece una coincidencia arrastrada por los pelos. Pero para quien vivió el momento, como este periodista, quedó en su memoria que a un bar habanero entró un hombre. A voz en cuello gritaba: “¡caballeros, ahora sí Fidel se “mandó”, está interviniendo a la Texaco!” Justo en ese minuto se escuchaba, desde la victrola del bar, uno de los más sonados éxitos de la Emperatriz: “Aprieta más”. Como si la voz ordenara no detenerse.
Según los archivos de Cubarte, “Paulina Álvarez nació en Cienfuegos el 29 de junio de 1912. Disfrutó de la fama y el reconocimiento nacional como la Emperatriz del Danzonete, aunque su espléndida voz le permitió incursionar, con igual éxito, en los boleros, sones y guarachas.
“Poseía desde temprana edad sólidos conocimientos de música. La familia viajó a la capital del país cuando ella tenía seis años y, reconocida su vocación, sus padres la inscribieron en la Academia Municipal de La Habana, hoy Amadeo Roldán, donde estudió teoría y solfeo, piano, guitarra y canto.
“Aunque cantó en famosas orquestas, la cienfueguera se echó literalmente a los cubanos en un bolsillo cuando estrenó en 1930 el Danzonete “Rompiendo la rutina”, al que Aniceto Díaz hizo los arreglos pertinentes para la voz de esta singular artista.
“Quizás como nadie la Emperatriz del Danzonete recibió uno de los homenajes mayores a una cantante cubana, cuando más de 15 orquestas tocaron en su honor en los salones de la Cervecería La Polar. Tuvo además la satisfacción, ya en las postrimerías de su carrera, de realizar en el Teatro Auditórium Amadeo Roldán, por primera vez en la historia de ese foro, un recital de canciones cubanas, acompañada por una agrupación de música popular.
“La popular artista se presentó por última vez en la televisión cubana en el programa Música y Estrellas, el 2 de mayo de 1965. Cantó y bailó en aquel memorable escenario con otro grande de la música cubana, ya también fallecido, el Maestro Barbarito Diez, y con la Orquesta Aragón, surgida igualmente en Cienfuegos, su patria chica.
“Pocos meses después murió en La Habana; dejó tras de sí una aureola de gloria y de respeto. Paulina fue una Emperatriz que, hasta hoy, carece de sustituta en el ámbito musical cubano.”
Revolución, Texaco, Danzonete, todo el mismo día. Definitivamente, Cuba es un país “extraño”.