Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Hace unos días apenas, el Señor Barack Obama expresó ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU): “Recordemos cómo comenzó esto [Siria hoy día]. [El Presidente Bashar al] Assad reaccionó a las protestas pacíficas aumentando la represión y las muertes, y eso creó el ambiente del conflicto actual. Por eso Assad y sus aliados [Rusia, el principal] simplemente no pueden calmar a la inmensa mayoría de una población que ha sido brutalmente sometida con el uso de armas químicas y bombardeos indiscriminados […]”.
Con este presupuesto, poco debe extrañar que los aleados de Estados Unidos de América y la prensa que acompaña el discurso de ellos no se cansen de replicar que las legítimas autoridades político-administrativas de Damasco son las responsables de la situación imperante en el país medio-oriental —de aquí, el bochinche acerca de la crisis de emigración en Europa—, incluyendo ahora que los embajadores de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte —guerrerista, por naturaleza) han exigido a Moscú que detenga “inmediatamente” sus ataques contra la oposición y civiles en Siria para “centrar sus esfuerzos en combatir” al EI (Estado Islámico) —a contrapelo de que Moscú ha explicado/evidenciado qué está haciendo al respecto. Si usted consulta en este minuto un órgano mediático, es difícil que no halle una ¿noticia? al respecto.
En este orden de ideas, no me voy a detener en que el Ministerio de Defensa ruso acaba de informar que su aviación atacó dos campos de entrenamiento del EI en Siria y destruyó un par de puestos de mando de esa organización yihadista; o en que fueron un total de doce los objetivos alcanzados en una veintena de misiones de vuelo; o en que Ígor Konáshenkov, su portavoz especial para la operación militar en Siria, acreditara: “Todas las informaciones de medios occidentales que señalan que aviones rusos han bombardeado en la ciudad de Palmira son mentiras absolutas”.
A la sazón, sí encuentro oportuno sobremanera compartir con mis lectores/as qué opina sobre el asunto de marras ni más ni menos que Mr. Donald Trump, aspirante a principal inquilino de la Casa Blanca y alguien muy poco sospechoso de ser considerado en la cuerda revolucionaria:
“Si nos fijamos en Libia, mira, lo que hicimos allí es un desastre. Si nos fijamos en Sadam Hussein en Irak, mira lo que hicimos allí, es un desastre. Esto va a ser lo mismo”. “Hemos gastado dos billones de dólares en Irak, probablemente un billón de dólares en Afganistán. Estamos destruyendo nuestro país”. “No hubiera ocurrido lo que pasó en Bengasi, que solo se trata de una situación que fue terrible”; al tiempo que aseguró no tener nada en contra de que el presidente ruso, Vladimir Putin, intervenga en Siria para atacar al grupo yihadista Estado Islámico, pero también para ayudar al mandatario sirio a mantenerse en el poder.
En paralelo, deseo recordar mi rótulo Siria No quiere Guerra; ¿y Occidente? en cuya inscripción destaqué un informe publicado por el diario estadounidense The Wall Street Journal en Julio de 2012 en el cual el Gobierno de Obama y representantes de la extrema derecha mundial quedaban incómodos con el acontecer en torno a la nación siria; sin despreciar lo que apunté en Siria solo necesita de su pueblo y Damasco estaba en la mirilla del Pentágono.
Por tanto, adquiere mayor relieve lo manifestado por Bashar al Assad a Russia Today en el sentido de que las personas que abandonan Siria es principalmente por culpa de los terroristas y por el miedo a la muerte; de que su Gobierno colabora con países amigos como Rusia, Irán e Irak que en rigor luchan contra el terrorismo; y de que en el caso de la denominada coalición contra el terrorismo y contra el Estado Islámico liderada por Estados Unidos, no se aprecia la misma determinación toda vez que el EI continúa expandiéndose.
Consiguientemente, es comprensible el reproche de Bashar porque la coalición Made in USA y sus seguidores “No consiguen hacer nada” tangible contra los terroristas en cuestión; al tiempo que países como Turquía, Catar, Arabia Saudita, Francia, Estados Unidos y otras naciones occidentales que respaldan a los terroristas, no pueden tener efectividad en el combate al terrorismo. “No se puede al mismo tiempo estar en contra de los terroristas y de su lado” —sentencia el Presidente de Siria.
Así, la ecuación es evidente: si hasta el mismísimo Donald Trump responsabiliza a Washington del desastre en Damasco y ve con buenos ojos el papel de Moscú en el país medio-oriental, entonces me atrevo a acreditar que en torno a Siria encontramos una actitud legítima en la visión de Rusia, toda una verdadera/necesaria contrapartida a la de EEUU.
