Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Hace unas pocas semanas, las noticias desde Buenos Aires aludían a la victoria del flamante presidente argentino Mauricio Macri, quien ha sido catalogado como “protofascista con base socialdemócrata” y exhibe entre las razones del festín coyuntural de la derecha que él representa “el desvío de fuerzas de izquierdas en las que una combinación de sectarismo y reformismo impidió una estrategia de organización de masas antimperialista y anticapitalista” —las negritas son mías. He aquí mi referente, para este título.
Ante todo, certifico que tengo plena conciencia de la desigualdad existente entre los procesos encabezados por Néstor Kirchner y Hugo Chávez: mientras que el primero solo llegó a pasos positivos en interés de segmentos populares de argentinos/as y Latinoamérica en sentido general, el segundo es fiel reflejo de una auténtica Revolución con resultados tangibles a favor de las grandes mayorías y una política exterior a la altura de los desafíos de Nuestra América. A la vez, me resulta evidente que ambos procesos han sido víctima de una Guerra Mediática liderada por Washington y Bruselas cuyos frutos nunca deben ser pasados por alto, todavía más al observar quién es y qué pretende el señor Macri.
Al respecto, apenas llamo su atención en un par de detalles: uno, Macri ha proclamado a los cuatro vientos que pondrá pie en tierra para excluir a Venezuela del MERCOSUR —algo muy poco probable, según entendidos; otro, en ocasión de su visita reciente al mandatario electo, José Manuel García-Margallo, ministro español de Asuntos Exteriores, expresó —de acuerdo con reportes desde España: “Estamos aquí porque queremos mucho a Argentina, porque creemos mucho en las relaciones entre Argentina y España y queremos que se abren nuevas oportunidades para las empresas españolas (...) Las relaciones van a ser ahora espectaculares” —las negritas son mías.
En este ambiente, huelgan los comentarios. No obstante, significo de cara a lo que se juega este seis de Diciembre en Venezuela:
Desde el ángulo de mira interno, el pueblo venezolano ha de tener presente lo muchísimo que ha realizado su Revolución, incluso en medio de la crisis económica generada por la caía estrepitosa del precio del petróleo en lo que no se descarta la mano gringa; al paso que todas las personas de buena Fe deben unirse para impedir el triunfo de la derecha en el país. En este lance, absolutamente nada justifica la posibilidad de una sonrisa “protofascista con base socialdemócrata” a partir del “desvío de fuerzas de izquierdas” a causa de un “sectarismo y reformismo” que impida la perspectiva de “una estrategia de organización de masas antimperialista y anticapitalista” a la hora de votar por representantes bolivarianos.
Y en cuanto al ámbito exterior, debe servir para meditar la siguiente situación: si Macri dice que se empeñará en sacar a Venezuela del MERCOSUR, qué acontecerá con la Alianza Bolivariana para Nuestra América si los íntimos del Capital interno y transnacional se hicieran del Legislativo en Caracas. Escapó a la casualidad que en su momento el ALBA-TCP expusiera su compromiso y apoyo irrestricto con Venezuela. Careció de eventualidad que en múltiples oportunidades el Compañero Nicolás Madura haya denunciado que la Casa Blanca desea apoderarse del “Oro Negro” de su nación.
Entonces, no vacilo en sentenciar: NO debe repetirse en estas legislativas de la Hermana Bolivariana, el mal ejemplo que para los pueblos de Nuestra América ofrece hoy la Patria de San Martín. Imperdonable es pasar por alto que Argentina constituye una señal nada despreciable ante las elecciones de este seis de Diciembre en Venezuela, precisamente para que no se proclame ante el Águila Imperial: “Las relaciones van a ser ahora espectaculares”.
