Esa misma línea política los ha llevado durante más de medio siglo, a fracasar en sus intentos por derrocar a la Revolución socialista, pero como dice el proverbio popular: “perro huevero, aunque le quemen el hocico”, y evidentemente nada los hará cambiar su obstinado empeño.
Barack Obama se encargó de reforzar esa falsa imagen contra Cuba cuando expresó el 17/12/2014: “Estados Unidos consideran que ningún cubano debe ser víctima de acoso, arresto o golpizas, solo por ejercer el derecho universal de hacer que su voz se escuche”.
La más reciente noticia divulgada por la prensa, incluido El Nuevo Herald, es que el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Mark Toner, denunció en su rueda de prensa diaria que el periodista cubano José Antonio Torres, condenado en febrero de 2011 a catorce años de prisión por el delito de espionaje, debe ser liberado.
Según publicaciones yanquis, el caso de Torres es el primero elegido este año por el Departamento de Estado en el marco de su campaña “Liberar a la prensa”, que denuncia crímenes y abusos contra los periodistas en la semana previa al Día Mundial de la Libertad de Prensa, el 3 de mayo.
En apoyo a esa campaña anticubana, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) se sumó a la petición de que José Antonio Torres “sea puesto en libertad de forma inmediata e incondicional”.
Lo inverosímil del asunto es que ni el Departamento de Estado, ni la SIP llevan a cabo cruzadas similares para condenar los asesinatos de periodistas latinoamericanos que denunciaron la corrupción en sus países de origen, y defendieron el derecho de sus ciudadanos; mientras intentan desprestigiar a Cuba que no tiene un solo caso de periodista desaparecido, ni asesinado.
Estos organismos que pretenden hacerle creer sus mentiras a la opinión pública mundial, no dicen una sola palabra para condenar los asesinatos de cerca de 50 periodistas en el 2011, de los 103 profesionales de la prensa que murieron en ese período en el mundo; y ninguno de ellos sucedió en Cuba.
Solo en el 2010 la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP) registró 40 asesinatos en seis países de América Latina, considerada hoy como la región más peligrosa del mundo para los que valientemente informan la verdad.
Eso no sucede en Cuba, ni siquiera con los llamados “periodistas independientes”, fabricados en la misión diplomática norteamericana en La Habana, mediante cursillos impartidos a toda carrera para trasladar mentiras sobre la realidad de la Isla.
¿Por qué el Departamento de Estado y la SIP no siguen el mismo patrón de conducta contra México, país con más periodistas asesinados en América Latina y el Caribe, durante este 2015 con catorce casos registrados, más otros dos desaparecidos?
¿Acaso los 10 periodistas asesinados en el año 2015 en Honduras, los 8 en Brasil, los 5 en Colombia, o los 3 de Guatemala no merecen una fuerte condena?
De acuerdo con datos oficiales, desde 2006 hasta la actualidad han sido asesinados 342 comunicadores en 17 países de la región y ni uno solo fue en Cuba.
La guerra mediática se lleva a cabo contra el único país que ha resistido el bloqueo económico más largo y cruel de la historia moderna sin doblegarse a los dictados de Washington, y por eso merece un castigo ejemplarizante.
Así actúan los Estados Unidos contra aquellos gobiernos que mantienen la soberanía, y una prueba fehaciente se palpa hoy en Venezuela y Brasil; mientras México, el país con más corrupción administrativa y de más asesinatos contra su población, no es sometido a guerras económicas ni mediáticas, y mucho menos se le sanciona por la OEA.
¿Por qué no permiten campañas de prensa para la liberación del preso de conciencia más antiguo de América, el puertorriqueño Oscar López que lleva 35 años en cárceles de Estados Unidos y de ellos 17 en una celda en solitario, solo por tener ideas diferentes?
Después los cubanos tienen que soportar que el presidente Barack Obama les dé lecciones para que olviden la historia y que el secretario de Estado, John Kerry, visite La Habana para decirles:
“No hay nada que temer, ya que serán muchos los beneficios de los que gozaremos cuando permitamos a nuestros ciudadanos conocerse mejor…, al final ya no somos enemigos, sino vecinos…”
Razones tenía José Martí para asegurar que:
“Azuzar es el oficio del demagogo”.
*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.
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