Por Iroel Sánchez Espinosa - Blog "La pupila insomne".- El Presidente de Estados Unidos Barack Obama tuvo que regresar a Estados Unidos de una gira europea que concluyó 24 horas antes de lo previsto. El motivo del cambio en el programa del Presidente Obama fue la ola de violencia racial cuyo más reciente capítulo es la muerte de cinco policías blancos en la ciudad tejana de Dallas a manos de un ex militar negro que cumplió misión en Afganistán.


En la misma semana los asesinatos de dos ciudadanos negros por agentes del orden en Baton Rouge y Minneapolis fueron filmados y difundidos por las redes sociales, desatando nuevas protestas entre amplios sectores de la sociedad norteamericana.

Golpeado por la violencia en casa podría suponerse que Obama buscaba la paz fuera de Estados Unidos. De hecho, el 6 de julio conversó con el líder ruso Vladimir Putin sobre la cooperación militar contra el Estado Islámico en Siria y la implementación de los acuerdos de Minsk con relación a Ucrania. En ambos lugares el apoyo norteamericano a grupos extremistas ha desatado situaciones que han devenido en una prolongada guerra civil. En particular en Siria, hasta la ex Secretaria de Estado de Obama, y actual candidata a la presidencia por el Partido Demócrata Hillary Clinton, ha reconocido la responsabilidad estadounidense en el nacimiento de la organización terrorista Estado Islámico.

Así, el 8 y el 9 de julio Obama arribó a Varsovia, capital polaca, para una cumbre de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) pero lejos de impulsar la cooperación con Rusia, el principal acuerdo de la reunión ha sido reforzar con cuatro batallones en Polonia y los países bálticos el cerco occidental contra Moscú, a la vez que han anunciado la entrada en operaciones de un sistema antimisil que solo puede elevar las tensiones con el gobierno ruso. De hecho, el Presidente del Comité Internacional del Consejo de la Federación de Rusia, Konstantin Kosachev, ha afirmado que la decisión de la OTAN “ha cimentado el segundo muro en Europa, después del de Berlín” con la “lógica de la confrontación de la Guerra Fría”. Por su parte, el Primer Vicepresidente del Comité de Defensa y Seguridad del Consejo de la Federación declaró que pudieran “requerirse de 10 a 15 años, o incluso más, para devolver la paz mundial al estado de ayer”.

Con ese resultado en el bolsillo, Obama viajó a Madrid, pasó por el Palacio de la Moncloa para reunirse con el Jefe de Gobierno Mariano Rajoy y recibió a los líderes de tres de las agrupaciones políticas ibéricas en la base militar de Torrejón de Ardoz para viajar luego a la base naval que las fuerzas militares norteamericanas operan en Rota (Cádiz), donde ha dicho como en los tiempos en que George W. Bush planificaba con Tony Blair y José María Aznar la invasión a Iraq: “No podríamos pedir un mejor aliado que España”.

Nuevas bases militares, actos de hostilidad contra Rusia y oídos sordos a las protestas populares que condenaron la ocupación militar del territorio español por EE.UU. fueron el resultado del recorrido del Premio Nobel de la Paz entre Washington, Varsovia y Cádiz para de regreso tratar de aplacar lo que cada vez se parece más a una guerra civil en su propio país.

Apenas dos años después de la llegada de Obama a la Casa Blanca el activista por los derechos civiles de los afroamericanos Jesse Jackson se declaraba decepcionado por su antiguo compañero:

“Nosotros (los negros) fuimos los primeros que lo apoyaron, mucho antes que la gente que ahora van a sus fiesta de gala “para recaudar fondos” se interesaran por él. El 96 por ciento de los afroamericanos votaron por él. Pero hoy somos nosotros los que más sufrimos bajos los efectos de la crisis económica mundial, porque los bancos y las inmobiliarias estafaron deliberadamente con sus créditos a la población afrodescendiente.

(….)

“Nosotros los negros somos los que más sufrimos el desempleo y de cada dos negros mayores de 20 años, uno no tiene trabajo

(……)

“en  América mueren cada año miles de ciudadanos victimas de la pobreza y de la violencia, la mayoría son afroamericanos

(…)

“Obama solía ser un organizador de la comunidad. Él sabe cómo construir comunidades. En Afganistán, hay un plan de construcción de la democracia; cientos de miles de soldados la están protegiendo. Hay un plan para construir y reconstruir allí. Sin embargo, muchos miles de estadounidenses mueren a causa de la violencia y la pobreza cada año y no tienen un plan para la reconstrucción en el país.”

En la cumbre de Varsovia los líderes de la OTAN  han acordado prolongar la misión Resolute Support (Apoyo Decidido) en Afganistán más allá de 2016 y continuar proporcionando asesoramiento, asistencia y formación a las fuerzas de seguridad afganas.

Una base de datos del periódico The Washington Post recoge que desde enero de 2015 más de 1500 personas han muerto en Estados Unidos por disparos de la policía. Tal vez Obama debió solicitar en Varsovia una misión “Apoyo Decidido” para su país pero no del estilo de la que cumplió el francotirador que aprendió a matar en Afganistán y que en un boomerang siniestro ahora asesinó cinco policías en una guerra donde los negros, doblemente discriminados por negros y por pobres, llevan la peor parte. Bastaría con que el dinero que se emplea en mantener bases militares en el extranjero y financiar “cambios de régimen” se utilice en salvar  a millones de ciudadanos norteamericanos de la violencia y la pobreza que les impone su propia sociedad.

(Al Mayadeen)

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