Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- En los primeros días de este mes, escribí con cuidado a propósito de un debate entre quienes denigran la Revolución en la Red de redes y las personas que la defienden en el mismo espacio. En la ocasión, concluí certificando: “[Es indispensable] ¡Evidenciar una y otra vez que se es buena persona, mediáticamente hablando, al actuar en armonía con nuestro Socialismo vs. el Capitalismo!”.
Ahora complemento esa sentencia, estimulado por los buenos juicios expresados por Justo Cruz en ¿Qué ética y cuál revolución? y Enrique Ubieta en Ser revolucionario en Cuba, hoy. Para ello, comparto con mis lectores/as mi ángulo de mira apoyado en el resultado de las pesquisas que he realizado en diferentes páginas web acerca de qué redactan quienes se muestran comprometidos con el perfeccionamiento de nuestro proyecto revolucionario.
Hago un paréntesis para avisar que he excluido de mis averiguaciones a aquellos/as que considero claramente contrarios a la obra que edificamos la mayoría de cubanos/as, al tiempo que obvio citar nombres porque pienso que, más que saber de quién es equis postura, interesa identificar hasta qué punto la invariable que muestran regularmente apunta hacia la construcción del mejoramiento humano en la Mayor de las Antillas.
Así, asumo la Ética como aprehensión/práctica de la Moral (normas que rigen y condicionan la actitud del ciudadano/a) en la lucha del Bien contra el Mal desde la óptica de los Derechos de las personas y el riguroso cumplimiento de los Deberes del ser humano en aras de privilegiar la Dignidad, Equidad, Inclusión, Prosperidad y Felicidad de cubanas y cubanos en armonía con la Naturaleza, en el marco del Respeto a la Otredad y en oposición con el dictado del Capital.
Además, hago mío el concepto de Revolución expuesto por el Compañero Fidel Castro: “es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; […] es no mentir jamás ni violar principios éticos; […]. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.
Y formulo de la manera siguiente qué entiendo por Militancia: me refiero tanto al abrazo de lo mejor del pensamiento ideo-político universal y autóctono como a la actitud identificada con la defensa-enriquecimiento de la Ética y la Revolución en el día a día a través de la crítica al estilo de José Martí y una perspectiva que tenga en cuenta lo exógeno (el Bloqueo yanqui, la crisis económica mundial...) y se afinque en la atención a los problemas endógenos o sea:
Hacer el máximo esfuerzo por encontrar el sentido positivo que esté implícito en la alusión contraria a lo que profesamos y/o resguardamos en la edificación de nuestro Socialismo; precisar tanto como humanamente sea posible dónde radica lo que se percibe como errado, desatinado, insuficiente…; y además, situar todas nuestras energías en la solución del problema objeto de análisis y/o fraguar propuestas con sensatez tendientes a sobrepasar lo que afecta al Bien común.
¿Qué significa lo expuesto hasta aquí?
Considero que, desde la perspectiva mediática, nos corresponde hacer realidad lo que profesamos en la denuncia regular a las desgracias provenientes del Capitalismo en sus diversas manifestaciones y, sobretodo, practicar el combate sistemático contra todo lo que se distancie del perfeccionamiento del quehacer a favor del pueblo.
Es decir, No concibo en el marco de la Ética, la Revolución y la Militancia solamente a aquellas posturas capaces de desnudar las acciones del Águila Imperial contra el Caimán Verde; capaces de refutar contundentemente las actividades de los mercenarios que operan desde el patio; capaces de revelar la inconsistencia de la “nueva” ¿izquierda? cubana; incluso, capaces de advertir consecuencias nefastas de ingenuos servicios al intento de dividir a la Vanguardia política de la Isla y a esta con nuestras masas populares.
Sí concibo en el marco de la Ética, la Revolución y la Militancia asimismo a aquellas posturas capaces de erguirse, con todo sentido de la responsabilidad, ante el burocratismo, la corrupción, el nepotismo, la simulación… que constituyen marcadas debilidades que socavan desde dentro —¡muchas veces veladas!— la Patria que amamos la inmensa mayoría de cubanas y cubanos.
Acredito que en mi indagar acerca de lo manifestado por algunos colegas de indiscutible valía en el combate frontal contra los enemigos consabidos del Socialismo en Cuba, pude constatar que en la generalidad de sus discursos hacen acto de presencia dos propensiones: una, pasar por alto tangibles inconformidades de compatriotas humildes; otra, recrear defectos reales de modo sobredimensionado.
Tengo la impresión que las personas a quienes me acabo de referir, por un lado, consideran que no es preciso aludir también sistemáticamente a incompetencias, chapucerías, negligencias… exhibidas por determinadas instituciones y/o directivos, muy a pesar de tratarse de aspectos que son denunciados por nuestro pueblo —verbigracia, Carta a la Dirección del Periódico Granma. Por otra parte, suelen absolutizar la presencia de cualquier defecto y sus actos similares —algo tan dañino como el otro extremo.
Resumo: es mi más absoluta convicción que en Cuba, al abordar deficiencias, dificultades y… desde la Ética, la Revolución y la Militancia, la persona identificada consecuentemente con nuestro proyecto de desarrollo debe brindar su grano de arena a favor del pueblo cubano desde la Crítica martiana vs. la mínima acción tendiente a ocultar manchas del Sol, pero sin “hacer leña del árbol caído”. ¡Amén!
