Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- En el primer trabajo con este título, culminé manifestando que ya es inaplazable la concreción de la política comunicacional del Estado y del Gobierno en nuestro país —devendrá obstáculo a los problemas que enfrenta nuestra Prensa; y reclamé que ante extremos del Burocratismo, se impone una medida ejemplarizante contra los “dueños” de la información que necesita el pueblo. Vuelvo al asunto, porque lo primero sigue pendiente y lo segundo ¿quedó? solucionado.
Acerca del último aspecto, escasamente escribo que en líneas generales me pareció bien la carta enviada a Juventud Rebelde por Idalmis Olga Martínez Pérez, directora general de la Unión de Empresas del Comercio y la Gastronomía en la capital, a propósito de la pregunta que ese diario hizo el pasado 13 de Septiembre sobre cómo hacer un reportaje periodístico en el Coppelia habanero.
Prefiero detenerme sobre lo que continúa pendiente.
En este momento me viene a la mente La prensa cubana precisa actualización inmediata, publicado el 13 de Julio de 2013, a propósito de las sesiones finales del IX Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) desarrollado bajo el lema Con la pasión de la verdad. En la ocasión, la mayoría de las intervenciones aludieron al Periodismo que requiere el Socialismo en el escenario mediático actual, la profesionalidad y las limitaciones en el acceso a las fuentes de información.
En el cónclave realizado en La Habana, se evidenció que hay conciencia de que la Comunicación y el Periodismo también deben renovarse; y los participantes expresaron con énfasis la importancia de actualizar el discurso mediático e incrementar la crítica, no aquella complaciente o por encargo, sino la que lleva al mejoramiento del entorno.
En esas sesiones del IX Congreso de la UPEC, asimismo se hizo referencia a la necesidad de establecer el marco legal sobre las responsabilidades de las fuentes y los Periodistas alrededor de la información; al tiempo que se reflejaron saludos a los pasos dados por Gobiernos progresistas en naciones de la región que promueven nuevas leyes sobre Comunicación responsable e inclusiva.
Igualmente, recuerdo las reflexiones realizadas a finales de Junio de 2016 en el VI Pleno ampliado del Comité Nacional de la UPEC. De ellas, evoco las intervenciones de los Periodistas Hugo Rius y Darío Machado en un panel sobre el nuevo discurso del gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba tras el restablecimiento de las relaciones diplomáticas.
Hugo Rius y Darío Machado, reconocieron la importancia de la prensa para eliminar vacíos informativos, haciendo hincapié en el desmontaje de las políticas yanquis hacia la nación cubana, y su carácter anexionista; aseguraron que nuestros medios de comunicación están llamados a ser más audaz, a informar, dialogar y explicar; y sostuvieron que para ello tiene que existir una reformulación de conceptos y estrategias comunicativas.
Trascendió que la temática propició la intervención de los asistentes al pleno, quienes abogaron por la confección de estrategias comunicativas que sean viables y aplicables en cada caso, donde la comunicación política sea una tarea de hoy y no del futuro; al paso que Antonio Moltó, Presidente de la UPEC, informó que se pondrá en práctica el proyecto “Por Cuba”, con el objetivo de realizar por todo el país paneles de reflexión y diálogo para ahondar sobre el tema tratado por Hugo Rius y Darío Machado.
No obstante, de este VI Pleno deseo llamar la atención sobre “La UPEC se revisa por dentro” y, particularmente, significar consideraciones de Karina Marrón, integrante del Comité Nacional de nuestra organización mediática y Subdirectora del Periódico Granma, en la coyuntura —un “dedo puesto en la llaga” que demanda meditación/acción .
Karina apuntó que el desencanto de los jóvenes está ocurriendo desde las aulas; que cuando llegan a las redacciones sienten apatía por lo que hacen; que no quieren entrar a nuestra Unión, porque esta no tiene autoridad para cambiar; que por eso y muchas cosas más, se van para los medios privados y creen que desde allí van a ser reconocidos; que el problema no pasa solo por el tema dinero; que quienes deciden no deben utilizar el doble discurso; y que este es un debate que no puede seguir en la Prensa, pues no hay tiempo para ello.
Más claro, ni el agua —al decir popular. Quizás no esté demás agregar lo que subrayé en Cuba: crucial Congreso de Periodistas, en Junio de 2013: “Al secretismo y a la falta de transparencia, ni un tantito así”.
Resumo: la Prensa cubana precisa de un nuevo respaldo legal como un modo de elevar su reconocimiento material y espiritual, incluyendo mayor y mejor apoyo al quehacer de sus profesionales. Y, ahora como nunca, es inaplazable una renovada impronta de sus directivos. Vista, hace Fe —enseña la sabiduría del pueblo.
