Por: Osmany Sánchez (jimmy@umcc.cu / @JimmydeCuba).- La inserción de los deportistas cubanos en ligas profesionales es un hecho. Muchos quisiéramos que el proceso fuera mucho más ágil pero hay que reconocer que es un mundo complejo. Hoy LJC reproduce un artículo que cuenta la historia de la vida profesional del futbolista francés Paul Pogba y que muestra cómo funciona el mundo de los contratos en el deporte profesional.


Cuba debe insertarse en ese mundo, pero protegiendo a nuestros deportistas, por eso estoy cien por ciento de acuerdo en que sea el país quien los represente legalmente. Aquí va la historia:

Las escandalosas mordidas que hicieron de Pogba el jugador más caro de la historia

Paul Pogba es el símbolo de uno de los más enrevesados negocios del fútbol. El pasado 9 de agosto, con 23 años, el internacional francés se convirtió en el futbolista más caro de la historia cuando el Manchester United pagó 105 millones a la Juventus, para recuperarlo tras cuatro años en Italia. De esa cantidad, 27 millones fueron al representante del jugador, Mino Raiola, que en el proceso demostró su talento para engordar una puja y, también, para rentabilizar el fútbol en beneficio propio. Del paso de Pogba por la Juventus sacó 37 millones en comisiones entre 2012 y 2016, el triple que el centrocampista.

Cifras estratosféricas que pesan sobre el chico, deprimido en un United deprimido. “Quiero que Paul se olvide de todo lo pasado”, le defendía José Mourinho, mientras el jugador se convertía en centro de la crisis de un club cuyos fans debatían en Twitter bajo los hashtags #Pogfraud (Pogfraude) y #Pogshit (Pogmierda). El bache de Pogba tiene como trasfondo negocios sórdidos, marcados por una desmesurada avaricia, dudosos acuerdos y paraísos fiscales. Es la historia de una feroz batalla entre Oualid Tanazefti, el descubridor de Pogba, y Mino Raiola.

Medios como L’Equipe han abordado esa guerra, pero los documentos obtenidos por Der Spiegel y analizados por la red de investigación EIC, en la que participa EL MUNDO, muestran hasta dónde estaban dispuestos a llegar los dos agentes, en una historia que arranca con Oualid Tanazefti, hijo de marroquíes nacido en un suburbio de París.

Futbolista frustrado, con 21 años, en 2006, ya como ojeador del Le Havre, conoció a Pogba, entonces un niño de 13 años. Compartía orígenes con Pogba, francés de padres guineanos, criado en el conflictivo ambiente de las viviendas sociales del Este de París. Tanazefti incorporó a Pogba al Le Havre y, en el verano de 2009, cuando, a sus 16 años, podría firmar un contrato con el club francés, le convenció para emigrar a la academia del United. Le Havre denunció la jugada y la disputa acabó con un acuerdo económico del que nunca han trascendido detalles.

La lucha Tanazefti-Raiola

Así, Tanazefti se mudó con Pogba a Inglaterra, donde el jugador firmó su primer contrato profesional en 2011, al cumplir 18 años. En paralelo, fundó una agencia de representación, Sporteam, pero sin licencia de agente y con un solo futbolista bajo su tutela. Por eso, antes de negociar con el United solicitó ayuda a Raiola, el agente de Ibrahimovic y Balotelli, otros dos paradigmas de traspasos lujosos y réditos decepcionantes.

Tras sólo un año en el United, y debido a su mala relación con el técnico, Alex Ferguson, Pogba se marchó a Italia, quejoso, con sólo siete partidos jugados. Ferguson, en sus memorias, responsabilizaría a Raiola, que se defendió: “Hice lo mejor para mi cliente”. Ciertamente, logró un impresionante sueldo para un chico de 19 años. En la Juventus cobraría 2,75 millones (primas incluidas), una ficha elevada a 4,5 millones netos anuales dos cursos después. Por tanto, Pogba se embolsó unos 12 millones en Italia. Pero su agente también había cerrado un buen acuerdo para sí mismo, aprovechando que su jugador llegaba gratis de Manchester. Los documentos analizados por la EIC muestran cómo la Juventus le pagó a Raiola 10 millones en comisiones. ¡En cuatro años! El jugador, repetimos, ingresó 12.

Por cierto, el primer contrato de Pogba con la Juve no citaba a Raiola como agente, sino a una colaboradora, la brasileña Rafaela Pimenta, que oficialmente era la agente del… club, para pagar menos impuestos.

No queda claro si Oualid Tanazefti conocía el acuerdo con la Juventus, no obstante, en cuanto el jugador se fue a Turín, su alianza con Pogba se agrietó. El 3 de agosto de 2012, al acabar la presentación del francés, Tanazefti invitó a Raiola a unirse a ellos en el estrado e hizo una broma que agrió a Pogba. “Vamos, déjalo”, saltó Raiola, que salió con el jugador dirigiéndole a Tanazefti un sarcástico “ciao, ciao”. Raiola ya era el agente oficial de Pogba y Tanazefti, apenas su sombra.

Marzo de 2013, primera convocatoria de Pogba con Francia, Didier Deschamps llama al jugador a su despacho sólo para advertirle que no puede volver a acudir con Tanazefti. Mientras, Raiola especulaba con el jugador. En agosto decía: “Si Bale vale 100 millones, Pogba vale al menos el doble”.

A Raiola le interesaba exagerar. Cuando cerró el fichaje de Pogba por la Juventus, Mino negoció una cláusula adjunta: el agente cobraría 18 millones si el precio de venta del jugador alcanzaba los 90 millones, más un porcentaje de cualquier suma por encima. De esta forma consiguió 27 millones con la vuelta de Pogba al United.

Cuando Raiola mencionó la cifra de 200 millones en televisión, su socio Tanazefti encaraba el cierre de su empresa de representación y sólo le quedaba una carta por jugar para hacerse de oro como ambicionaba.

El ‘caramelo’ de los derechos de imagen

En La bande á Deschamps, Damien Degorre y Raphaël Raymond narran cómo “en el Mundial 2014, Pogba llevaba Nike porque le gustaban las botas, sin cobrar”. Era el único francés sin acuerdo con una marca. Pero cuatro meses más tarde, Tanazefti le convencía para que le vendiera sus derechos de imagen. Y el 5 de noviembre de 2014 firmaban un acuerdo del todo desfavorable para el jugador, como se comprueba por primera vez a través de los documentos de Football Leaks.

Tanazefti adquirió el 60% de los derechos de imagen de Pogba e Ylli Kullashi -socio de Tanazefti desde los tiempos de Sporteam- el 40%, por un precio entre 1,8 y cinco millones -una auditoría debía fijar el precio, que si no tenía lugar en los tres meses posteriores, se establecería en tres millones-. El primer pago de los agentes no vencía hasta junio de 2015, siete meses tras la firma. Por lo tanto, Tanazefti y Kullashi sólo tuvieron que adelantar un millón que, sabían, recuperarían sin problemas.

El contrato estipulaba que Pogba recibiría el 70% del valor de los derechos vendidos y los representantes, el 30% restante. Pero mientras que ellos cobraban su parte en cuanto el dinero de publicidad entrara, Pogba recibiría la suya 15 años después, como pronto, ¡el 31 de octubre de 2029! Entre tanto, percibiría una cantidad anual negociada “de buena fe” que no sobrepasaría los 33.000 euros. Es más, cuando recibiera su pago, en octubre de 2029, Pogba debía devolver a los otros dos la suma originalmente pagado (1,8-5 millones), así como a sufragar sus sueldos y sus dietas. Más aún: Tanazefti y Kullashi podían vender los derechos de imagen de Pogba sin su consentimiento.

La pareja de intermediarios creó además una estructura para regatear impuestos. El día en que cerraron el acuerdo con Pogba, Tanazefti cambió su residencia a Marruecos y Kullashi a Kosovo, de donde procede. El contrato fue firmado en Turín, pero bajo las leyes de Luxemburgo, donde tres meses después crearon la sociedad Koyot Group para gestionar los derechos de imagen del jugador. Raiola enfureció, al igual que Pogba cuando comprendió las consecuencias. De hecho, rompió sus relaciones con Tanazefti en diciembre de 2014, un mes después de la firma.

La respuesta de Raiola

Raiola lanzó su primer contraataque en marzo de 2015. Actuando como representante de Pogba, contactó con la Oficina de la Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) pidiendo que la marca registrada Paul Pogba se transfiriera a la irlandesa Blue Brands Limited, una sociedad pantalla que pertenece a una compañía fiduciaria local. Tanazefti intentó contrarrestar la jugada, pero la EUIPO decretó que la disputa debía dirimirse en los tribunales. Así, nadie podía utilizar los derechos de imagen de Pogba y, sin ellos, le era imposible firmar con ningún club de los grandes. Tanazefti bloqueó el traspaso de Pogba durante el verano de 2015, y el jugador tuvo que renunciar a Barça, Madrid, Manchester City y PSG. Tanazefti se habría ofrecido a desbloquear la situación a cambio de 15 millones de euros, pero Raiola se negó.

Entonces el primero intentó vender los derechos a espaldas del jugador. Se puso en contacto con Doyen Sports, sociedad de inversiones con sede en Londres, y se reunió con sus directivos el 19 de noviembre de 2015. Antes de la reunión, un abogado español de la firma se sorprendía: “¿Pogba no trabaja con el pizzero Mino Raiola?”. Doyen Sports rechazó la oferta, pero Tanazefti siguió adelante y contactó con el grupo inversor chino Fosun, interesado de inicio. Pero Jorge Mendes, el agente de Cristiano Ronaldo, a quien habían hecho la misma oferta, disuadió a los chinos. “Tened cuidado”, escribió la mano derecha del agente a Fosun.

Pero en el fútbol, un filón de oro como Pogba, no podía permanecer tanto tiempo sin que nadie lo explotara. El 16 de marzo de 2015, Adidas anunció que había cerrado un acuerdo de 10 años con el jugador, por 40 millones, según La Gazzetta dello Sport. Y L’Equipe informó días después de que el acuerdo fue posible tras pagar cinco millones a Kullashi y otros cinco a Tanazefti. Los detalles del acuerdo son aún un misterio.

Tampoco hay luz sobre la estructura que se utilizó para cerrar el pacto. Hoy podemos revelar que la marca Paul Pogba no pertenece directamente al jugador, sino a Aftermath Limited, sociedad pantalla offshore registrada en Jersey, la famosa isla del Canal de la Mancha con consideración de paraíso fiscal. El dueño de Aftermath se esconde tras un proveedor local, Whitmill Nominees. Aftermath Limited se creó el 4 de febrero de 2016, un mes después del acuerdo con Adidas. En aquel momento, la marca Paul Pogba estaba registrada con Blue Brands, la compañía irlandesa creada por Raiola durante su guerra con Tanazefti. El 15 de julio de 2016, un abogado italiano escribió a la EUIPO para registrar el traspaso de la marca a Aftermath. Sin embargo, en Francia, Estados Unidos y China, la marca Paul Pogba aún pertenece a Blue Brands.

¿A quién pertenecen las dos sociedades offshore en Irlanda y Jersey? Los millones de Adidas, ¿serán desviados a través de ellas? ¿Es una plataforma ideada para evadir impuestos como hacen tantos futbolistas?

Adaptación para EL MUNDO del artículo publicado en Mediapart (Francia).

LJC toma la historia de: http://www.elmundo.es/deportes/football-leaks/2016/12/09/584b0d33468aebb20a8b45f8.html

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