Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Tenía previsto hacer un balance del quehacer de la Administración que finaliza en Washington respecto a La Habana en los últimos 24 meses (2014/17 de Diciembre/2016), pero el tino del joven Elier Ramírez Cañedo en El legado de Obama en la política hacia Cuba —recomiendo su lectura— me permite no abordar esta arista de las relaciones entre los polos del Estrecho de la Florida y sí mirar hacia qué pudiera venir.


No obstante, deseo dejar constancia de una convicción: merece un aplauso la actitud exhibida por el Presidente Obama no solo por hacer realidad palpable la Sensatez al permitir el retorno a la Patria agradecida de Antonio, Gerardo y Ramón y el regreso de Alan Gross a sus seres queridos, sino además por su contribución a unos vínculos civilizados sobre el principio de la Coexistencia pacífica —al margen de lo mucho que le quedó por concretar en el marco de sus facultades presidenciales. Con todo sentido de responsabilidad escribí EEUU-Cuba: más en beneficio mutuo a medidos de Octubre pasado.

Sobre qué vendría de las relaciones en causa, reitero lo que redacté en Trump, su quehacer perspectivo y Cuba 48 horas después de las ¿elecciones? en que resultó el “preferido” de los votantes estadounidenses:

“[…] no se vislumbra que 'el Norte revuelto y brutal' esté en condiciones de renunciar a sus pretensiones de hacer fracasar la Patria Socialista que voluntariamente construimos el grueso de cubanas y cubanos; y en perspectiva, garantizaremos un futuro de Dignidad, Prosperidad, Equidad y Felicidad para nuestro pueblo, en la misma medida en que cada quien cumpla honrosamente con su desempeño concreto en su familia, la comunidad y ocupación profesional en contracorriente con la chapucería, la ilegalidad, la burocracia, la corrupción… Atentos hemos de seguir, pues, a la eficiencia económica, a la lucha contra las variantes de subversión y a no olvidar JAMÁS que una Revolución vale cuanto sea capaz de defenderse-enriquecerse”.

Sin embargo, cuando apenas falta un mes para que Trump sea el principal inquilino de la Casa Blanca, hay un trascendido que pudiera enturbiar la alegría del magnate de nombre Donald. Me explico, grosso modo.

Hace unos cinco días, un experto anotó que el hecho de que el Partido Demócrata, la rama belicista del Partido Republicano y los medios corporativos —y también algunos “progresistas”— hayan repetido de forma acrítica estas alegaciones de la CIA sobre una supuesta intromisión rusa en la contienda electoral de EEUU apunta a un objetivo más siniestro: el de presionar a los miembros del Colegio Electoral para que elijan a Clinton en lugar de a Trump pese al hecho de que la mayoría de ellos fueron elegidos precisamente para votar por este último. Un hecho tal supondría una falsificación de las elecciones y un golpe de estado abierto en EEUU.

El mismo experto agrega que el ex analista de la CIA, Bob Baer, ha estado abogando por “unas nuevas elecciones” y John Dean, ex consejero de la Casa Blanca durante la época de Richard Nixon, ha pedido que “un informe de inteligencia sobre el papel de Rusia en las elecciones sea enviado a los 538 miembros del Colegio Electoral antes de que ellos se reúnan el 19 de Diciembre para elegir formalmente al nuevo presidente.

Incorporo a lo anterior que un despacho de hace unas horas informa que la excandidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, aseguró que su derrota en las elecciones de 8 de Noviembre se debió a la confluencia de dos eventos “sin precedentes”: un ciberataque ruso y la reapertura de la polémica del manejo de sus comunicaciones digitales por parte del FBI, según una grabación publicada por The New York Times.

Y no paso por alto que un reporte de Associated Press fechado en Nueva York en Diciembre 13 a las 9:03 AM con el rótulo “Trump elige a Rex Tillerson como secretario de Estado” certifica que se trata del director general de Exxon Mobil que en opinión del magnate casi presidente es uno de “los líderes empresariales con más experiencia y de los mejores negociadores internacionales en el mundo”, a pesar que dice esa agencia mediática que el posible nuevo canciller “tiene vínculos estrechos con Rusia y su confirmación podría provocar un enfrentamiento en el Senado”.

De cualquier manera, hay que dar tiempo a ver qué sucede dentro de un par de días. He aquí el porqué afirmo que en el tema Cuba-EEUU, sin duda alguna Obama se va y ahora tenemos que preguntarnos: ¿Trump llegará a ser el nuevo gobernante?

Entretanto, ofrezco un saludo a lo bueno del Presidente que se despide por su postura civilizada de cara a la Mayor de las Antillas y permanezco consciente de que nuestra espera es revolucionaria ante la actitud del ¿nuevo? o quien sea mandatario/a gringo/a.

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