Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Circula un reporte de EFE que da cuenta de que la primera propuesta presupuestaria del presidente Donald Trump, que se presentó este 23/5, incluye un importante recorte a la ayuda exterior a Latinoamérica, con reducciones a la asistencia proporcionada a todos los países del continente; y que, para el caso de ¿Cuba?, incluye eliminar las partidas que en el año fiscal 2016 recibió: $20 millones.
Coloqué entre signos de interrogación la referencia a mi país, porque constituye un secreto a voces que el jefe del gobierno gringo no ha movido un dedo para alimentar la distinción entre Washington y La Habana —la misma agencia de prensa española ha informado por estos días que habrá “importantes diferencias” con respecto a Barack Obama— y, por tanto, la manera de aludir a la eliminación de las partidas mencionadas es una “pifia” que en este minuto no entro a analizar.
No obstante, recuerdo el juicio de Arthur González en Fórmulas diferentes para preparar a la “disidencia” cubana donde consta que en el 2009 Jonathan Farrar, jefe de la entonces Sección de Intereses de EEUU en la Mayor de las Antillas, había alertado a sus superiores:
“[…] Son muy pocos los disidentes, si es que hay alguno, con una visión política aplicable a un gobierno futuro. Pese a que no lo admitirían, los disidentes son poco conocidos en Cuba fuera del círculo de los diplomáticos extranjeros y la prensa”. “No vemos plataformas diseñadas para llegar a amplios sectores de la sociedad cubana, sino que más bien dirigen sus mayores esfuerzos a obtener recursos suficientes para solventar las necesidades del día a día de los principales organizadores y sus seguidores claves” —las negritas son mías.
Recuerdo también dos pasajes: uno, el tino de Salim Lamrani cuando Canarias-semanal lo entrevistó y él, en su condición de investigador francés especialista en el tema de marras, dijo: “Cuba es el único país donde los 'disidentes' viven mejor que el resto de la población”; otro, la revelación de Lázaro N. Oramas al fundamentar cómo Disidentes cubanos defienden a criminales como parte del negocio sucio que les resulta consustancial.
Entretanto, advierto que la propia EFE acaba de comunicar que más de medio centenar de senadores estadounidenses demócratas y republicanos presentaron de nuevo la Ley de Libertad para Viajar a Cuba en el Congreso de EEUU, una legislación que eliminaría las restricciones vigentes para los viajes turísticos a la Isla. “Las restricciones que nuestra ley son un vestigio fallido de la guerra fría. La prohibición de viajar no está justificada ni en nuestra seguridad nacional ni para nuestros intereses económico” —dijo un senador auspiciador.
Con estos elementos de juicio, al tiempo que aprecio cómo cada vez más existen en el vecino norteño personas que identifican las ventajas mutuas en el incremento de la aproximación entre ambas naciones, considero que el principal inquilino de la Casa Blanca comprendió que no debe destinar dinero del contribuyente de su país para vividores del Caimán Verde —una forma de desnudar a tal “disidencia”. ¡Enhorabuena!
