Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Antes de adentrarme en el núcleo del rótulo que hoy comparto con mis lectores/as, significo que considero que el nombre que identifica a un Partido político no es lo más importante. Al respecto, sugiero meditar en cómo Adolfo Hitler capitaneó el Partido Nacional Socialista en Alemania y su gestión devino infierno para los habitantes de su país, un sinnúmero de naciones e incontables personas de no sé cuántos confines del planeta Tierra (1).


Pienso que en esta disposición de ideas, la clave gira alrededor de qué se hace o no a favor de las grandes mayorías de ciudadanos/as y cómo es la relación de este tipo de organización con las diversas generaciones humanas que radican en su radio de acción interna y su proyección foránea; amén de subrayar que el meollo del tema, en última instancia, gira alrededor de la calidad de su membresía: si es o no corazón/sangre/sudor/lágrimas/latir de las personas.

En esta oportunidad, no voy a detenerme en demasía acerca de la dinámica del actual Partido Comunista de Cuba ni en retrospectiva (2) —incluyo los análisis de sus Congresos y Conferencia Nacional (3)— ni en perspectiva (4), aunque no dejo de acreditar que nuestra organización política aspira a guiar la construcción de una sociedad libre de la opresión de unos individuos por otros basada tanto en los postulados de Marx, Engels y Lenin como en preceptos sazonados con lo mejor del pensamiento universal, particularmente del de la Mayor de las Antillas —verbigracia… José Martí y Fidel Castro (5).

Apenas destaco que nuestro Partido Comunista trabaja por/debe privilegiar —es mi más absoluta convicción— no solo enriquecer cada vez más y mejor la obra iniciada en 1959 simultáneamente con el combate a las deficiencias, dificultades, burocratismo, corrupción, nepotismo desde la Ética, la Revolución y la Militancia, sino que también ha de laborar porque sus integrantes y directivos con sus conductas y ejemplos aporten además su grano de arena a favor del pueblo cubano desde la Crítica martiana vs. la mínima acción tendiente a ocultar manchas del Sol (6). He aquí características medulares.

En este momento, sobre todo deseo llamar la atención de mis lectores/as de manera especial hacia el título “Cómo fue que el Partido Comunista logró encaminar a China hacia el éxito” publicado ni más ni menos que en The New York Times en los primeros días de este mes (7).

El título en cuestión se basa en los estudios realizados por Sebastian Heilmann, un alemán que es el presidente fundador del Instituto Mercator de Estudios sobre China (Merics) en Berlín, profesor de la Universidad de Tréveris y cuenta con varias publicaciones sobre la política tecnológica e industrial del gigante asiático, la estructura del Partido Comunista Chino (PCCh) y la forma en que ese país de cultura milenaria refleja en la actualidad la historia de esa vanguardia política que se forjó como una organización revolucionaria en regiones remotas y dispersas de la hoy segunda economía mundial.

El Times resalta prontamente —y con su inseparable lenguaje mediático típico— cuál es su interpretación acerca de la percepción del Académico coterráneo de Marx y Engels, a saber: en una entrevista Heilmann habló acerca de las fortalezas del sistema político de China, que no han sido apreciadas en profundidad, y comentó que quizá durante el mandato del presidente Xi Jinping ese sistema ha abandonado la actitud de apertura a la experimentación que le ayudó a tener éxito en décadas recientes.

Adelantando que coloco al aludido comentario entre signos de interrogación, y grosso modo examino qué consta puntualmente en el periódico neoyorquino para compartir mi apreciación al respecto.

Entre las características inusuales que se explican, aparece cómo funciona el sistema de cuadros dirigentes (funcionarios del partido). Queda registrado que mientras en Occidente las políticas se establecen a través de leyes y los funcionarios de gobierno se encargan de su aplicación, en China las políticas se aplican a través de los cuadros dirigentes que reciben objetivos y parámetros claros para cumplir con ciertas tareas y después los envían a realizarlas; y acota que los grandes cambios de políticas e iniciativas impuestas por la élite [¿?] se manejan a través de este sistema, no mediante leyes.

Aquí se ejemplifica con la campaña del actual Secretario General del PCCh y Presidente de la nación, Xi Jinping (8), contra la corrupción; se expone que el Partido Comunista tiene desplegada y movilizada una burocracia disciplinaria paralela que cuenta con amplias facultades para actuar e investigar y que, sin embargo, carece de una base legal clara; pero, acto seguido, se apunta: “Los documentos del partido y las directivas internas dictan sus operaciones”.

Sobre ello, acoto y pregunto:

Debe ser considerado como positivo el hecho de que en China su Partido Comunista encabezado por Xi Jinping sostenga una cruzada contra la corrupción. Si una manifestación como esta resultara un suceso ordinario en Occidente, seguramente que estuviera a mejor recaudo el dinero del contribuyente del mundo capitalista. Piénsese en qué ya hubiera pasado con el mandatario impuesto en Brasil, el señor Temer, si en ese país sudamericano se tuviera en cuenta tal experiencia china.

Y esta es la pregunta que formulo, a propósito de la supuesta carencia “de una base legal clara” que encuentra The New York Times: ¿Si fuera verdad la falta de legalidad en la actuación del PCC contra la corrupción, cómo se explica que el mismo rotativo diga que “Los documentos del partido y las directivas internas dictan sus operaciones”? Obviamente, existe una maniobra en el cómo ese periódico gringo aborda el asunto.

No obstante, sí reconoce que hay muchos elementos importantes en el tema que aborda al resaltar en primer lugar que el partido es muy exitoso al fijarse metas políticas a largo plazo, como la modernización industrial o tecnológica, o la planeación de infraestructura; alude al respecto que es resultante, como dejó claro Deng Xiaoping en la década de 1980, a que ellos pueden concentrar recursos en áreas prioritarias; y cierra esta idea con la siguiente sentencia: “Considero [no sé si es Sebastian Heilmann o el autor del título de marras ] que es una fortaleza de su fase inicial de desarrollo, digamos desde la década de 1980 hasta mediados de la década de los 2000”.

También se reconoce como otro elemento crucial la experimentación y se distingue —se anota que contrariamente a lo que acontece en Occidente— “la inesperada flexibilidad que puede mostrar el sistema profundamente burocrático de China” que “es evidente en su capacidad de establecer proyectos piloto en zonas económicas especiales, en pruebas locales, como en el caso de la reforma de la vivienda o la quiebra de empresas estatales. Muchas veces se probaron medidas difíciles en proyectos piloto de varios años antes de promulgar leyes de aplicación nacional”.

Y —muy a pesar de que se indique el supuesto “freno con Xi Jinping y su idea de 'diseño de alto nivel'” y que con el mensaje final se intente sembrar duda sobre la pertinencia de la obra inmensa que desarrollan el grueso de chinas y chinos— asimismo se llega a plantear en el rótulo que comento que “Es irónico que apenas ahora algunos países observen a China como modelo” para que seguidamente aparezca la interrogante “¿En realidad puede ser un modelo?” con una inmediata respuesta interesante —sin acariciarla en todas sus letras:

“Durante mucho tiempo, mi respuesta habría sido que no. Pero ahora muchos países sufren para saber cómo solucionar problemas básicos urgentes como mantener la seguridad interna, construir infraestructura física y crear empleos. Estos elementos constituyen el fundamento de los movimientos populistas en todo el mundo. China es un punto de orientación. No puede replicarse porque esos países no tienen un partido comunista con las características e historia particular de China”.

Por tanto, adherido a qué caracteriza/ha de caracterizar a Cuba y a la reseña de The New York Times sobre China en la trama que he compartido con usted, acredito que el Partido Comunista que lidera los procesos ideo-políticos y económicos-sociales en los países que he citado constituye un buen conductor de la sociedad —al margen de cuanto deba perfeccionar en su radio de acción.

Referencias:

1.-https://www.ecured.cu/Partido_Nacionalsocialista_Obrero_Alem%C3%A1n.

2.- http://banderaroja.blogspot.com/2007/07/apuntes-sobre-la-formacin-del-partido.html.

3.- http://www.pcc.cu/

4.- http://kaosenlared.net/cuba-brujula-documentos-del-vii-congreso-partido-dirigente/.

5.- http://cubainformacion.tv/index.php/la-columna/249-noel-manzanares-blanco/74798-jose-marti-el-maestro-de-fidel-castro.

6.- http://www.cubainformacion.tv/index.php/la-columna/249-noel-manzanares-blanco/70872-cuba-etica-revolucion-y-militancia.

7.- https://www.nytimes.com/es/2017/06/06/como-fue-que-el-partido-comunista-logro-encaminar-a-china-hacia-el-exito/.

8.- http://www.granma.cu/cuba/2014-07-20/biografia-oficial-del-companero-xi-jinping-presidente-de-la-republica-popular-china-y-secretario-general-del-partido-comunista-chino.

 

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