Por Sonia Salanueva.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha escrito este viernes en su perfil en la red social Twitter: “El huracán Irma es de proporciones épicas, tal vez más grande de lo que hemos visto”.
Además pidió ánimo a sus seguidores y que sigan las instrucciones de los funcionarios locales y nacionales.
No es cuestión de pedir ánimo a los ciudadanos de su país, si no adoptar las medidas necesarias, y no solo ante eventos meteorológicos, si no con una política de protección en condiciones normales. De nada vale lamentarse después que se han perdido cuantiosas vidas humanas y los medios indispensables para seguir viviendo los que lograron salvarse, como ha pasado en retiradas ocasiones en EE.UU.
Resulta irracional e incomprensible que un país tan rico, se dedique a invertir tanto dinero y recursos para agredir a otros países para causar muerte y destrucción de sus pobladores, lo que no tiene justificación de ningún tipo, y no pueda invertir recursos para crear las condiciones necesarias para proteger a sus ciudadanos.
Señor Trump su política nacional e internacional es tan o más peligrosa que un huracán de categoría 5 como el huracán Irma, porque el evento meteorológico realmente hace peligrar las vidas y recursos de un país, pero la política guerrerista y hegemónica de EE.UU. mantiene permanentemente en vigilia ante las agresiones que causan muertes de personas inocentes, sin respetar el precepto internacional de respeto a cada pueblo de decidir su propio destino y mucho más si es para bien.
Cuba, al que las diferentes administraciones han mantenido por más de 50 años bajo un bloqueo genocida, ha sabido resistir y mucho más aún, llevar a vías de hecho una política de justicia social, y en casos como estos de huracanes, ha preparado un sistema de prevención que ha permitido durante mucho tiempo, evitar las pérdidas de vidas humanas y preservar todos los recursos que así lo permitan para garantizar una pronta recuperación del país para que la población sufra lo menos posible las consecuencias.
Señor Presidente de la nación más rica y poderosa del mundo, si pudiera dejar un poco de su prepotencia e irracionalidad, podría informarse cómo Cuba ha logrado establecer este sistema de prevención y protección de sus ciudadanos ante eventos meteorológicos. No es cuestión de pedir “ÁNIMO” a sus ciudadanos, con eso no se evitan muertes y daños ante fenómenos naturales como estos, es dedicar recursos para evitarlas.