Osmany Sánchez - Blog La Joven Cuba.- En el año 2016 fue noticia la negativa de la Universidad de Ludwig Maximilian (LMU) a la solicitud del joven alemán Kerem Schamberger de realizar su doctorado. La medida era puramente política y respondía a un decreto de 1972, en plena guerra fría que dice que toda persona que pretenda trabajar en el sector público debe tener una aprobación del servicio secreto alemán, para evitar el radicalismo.
Schamberger es comunista y a pesar de que el partido comunista alemán es legal, está controlado por la Oficina Federal de Protección Constitucional, que lo califica como extremista.
Por estos días han generado mucha polémica las palabras de la viceministra primera de Educación Superior en Cuba y razones no han faltado porque realmente fueron -cuando menos- desafortunadas sus declaraciones. Sin embargo, leyendo algunas de las críticas debo aclarar que no me distancio del todo, más bien sugeriría algunos cambios:
Donde dice:
“El que no se sienta activista de la política revolucionaria de nuestro Partido, un defensor de nuestra ideología, de nuestra moral, de nuestras convicciones políticas, debe renunciar a ser profesor universitario.”
Yo diría:
“Aun cuando un profesor no se sienta activista de la política revolucionaria de nuestro Partido, un defensor de nuestra ideología, de nuestra moral, de nuestras convicciones políticas, siempre tendrá un espacio para ejercer su profesión y participar en la formación de las nuevas generaciones, respetando la decisión de la mayoría, de mantener y mejorar nuestro proyecto social.”
No hay razones para disfrazar nuestras intenciones. La derecha no lo hace cuando utiliza el Lawfare para encarcelar sin pruebas a los líderes de izquierda. No lo hace la prensa corporativa cuando se convierte en un partido político a favor de los más adinerados, que en definitiva son quienes la controlan. Tampoco los extremistas en Miami cuando impiden la actuación de un artista cubano porque no se opone públicamente al gobierno cubano o linchen mediáticamente a alguien solo por criticar el bloqueo norteamericano contra nuestro país.
En Estados Unidos el FBI visitó a cubanos residentes en ese país que apoyan públicamente la normalización entre los dos países. La intención era enviar un mensaje a Cuba de que estaban vigilando a sus espías en ese país. Los medios de prensa de Miami lo presentan así, con total normalidad. Si las autoridades cubanas visitan a algunos de los “disidentes”, los titulares serían de acoso, violación de derechos, etc.
En nuestras universidades no habrá nunca espacio para la contrarrevolución. No debemos tener el menor temor de expresarlo públicamente. Lo que no es lo mismo que decir que para estudiar en una universidad cubana hay que ser revolucionario.
No se establecen límites para la entrada de un joven a la universidad. El examen es el mismo para todos y luego una comisión de anonimato se encarga de doblarlos de forma tal que quien califique posteriormente no sepa ni el nombre ni la procedencia del estudiante. Las notas se hacen públicas y los estudiantes tienen derecho a reclamar.
La entrada a la universidad entonces depende únicamente de la capacidad del estudiante, pues en ningún momento se le pregunta si es revolucionario o no para otorgarle una carrera universitaria.
He estado en reuniones con estudiantes donde algunos han dicho que el socialismo es inviable, recuerdo incluso a uno que dijo que se le debía dar un chance al capitalismo a ver si es mejor. Sus propios compañeros fueron los que le aclararon que el capitalismo que le tocaría a Cuba no sería el canadiense o el europeo sino el mismo que tienen los países de América Latina, con sus grandes desigualdades.
Conozco profesores que profesionalmente son excelentes sin embargo no los verás nunca ni en la inauguración de los juegos deportivos de la universidad –mucho menos en el desarrollo del evento- y tampoco en la marcha del Primero de Mayo. Ninguno de ellos tiene problemas y gozan de todos los derechos.
No hay que ser revolucionario para estar en la universidad, pero no se puede hacer contrarrevolución en la universidad. ¿Qué es contrarrevolución? Ahí es donde pueden surgir, y surgen, los problemas . A veces, por exceso de entusiasmo de algunas personas, otras por desconocimiento e incluso por mala fe, se pueden cometer injusticias.
Cualquiera que pretenda convertir nuestras universidades en un espacio para promover los intereses del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba estaría haciendo contrarrevolución y no debe ser admitida. Algunos dirán que decirlo así, a rajatabla, no es políticamente correcto, pero no tenemos razones para ocultarlo.
Criticar lo mal hecho y denunciar a los culpables, sean quienes sean, es un derecho y un deber revolucionario. Cuente conmigo entonces todo aquel que sufra una injusticia.
Para contactar con el autor: jimmy@umcc.cu