Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- Hoy es Domingo de Resurrección y en mi ciudad me han asombrado con un potente altavoz  trasmitiendo el “Cant de l’Àngel”. Entonces recuerdo el ferviente llamado que, sin recursos técnicos de sonido y hasta hace muy poco nos hizo el personal sanitario: eran las Mareas Blancas que recorrieron calles y plazas desde Barcelona, Cádiz y Canarias hasta Bilbao, A Coruña y Madrid, demandándonos que los acompañáramos en sus visiones. Ellas sabían que los recortes sanitarios que hacían los gobiernos de todas las banderas y en favor de los Bancos, las grandes empresas privadas y otros señores de sus guerra con la vida, la desprotegerían para todos en los tiempos tan extraños de la paz.


Pero ahora solo hay tiempo para el aplauso merecido por cuidarnos y salvarnos del virus después de oír, desde la azotea de un edificio, el “ora pro nobis y los aleluyas”. Soy un hombre religioso, por demás cristiano, aunque ya un ausente permanente en las iglesias y rituales, pero nunca he dejado de orar, como tampoco de visitar todos los templos, cristianos o no, que se me han aparecido en mis caminos.  Lo sucedido hoy me recordó al almuecín llamando a la oración desde el minarete de las mezquitas en las tierras del Islam y que en toda Europa Occidental le está prohibido realizar a las amplias comunidades musulmanas que la habitan. Algo muy natural, si no fuera por el altavoz de hoy, pues la religiosidad ha de permanecer en el silencio de quienes la tienen por el más que probado beneficio para la diversidad que somos.

Que las ya célebres procesiones de Semana Santa en Sevilla no se hayan efectuado este año, lo he entendido más allá de la pandemia, pues las he sentido como una de las más religiosas que haya conocido, pues prácticamente toda esa festividad se ha celebrado desde el más riguroso encuentro del alma de cada persona consigo misma. Creo profundamente que concienciar este hecho puede erigirse en el mayor logro de la espiritualidad de un país y de la ocupación que debe tener un pueblo siempre atento a sus mareas sociales: son realmente, y siempre, las que nos salvan el cuerpo para nosotros cuidarnos el espíritu.

 

* Andrés Marí es escritor, profesor y actor cubano residente en Catalunya.

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