Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- ¿Cómo Estados Unidos puede cometer tantos errores al aplicar copias de viejos planes que han fracasado? Evidentemente no sacan experiencias de sus descalabros, como fueron sus planes que pretendían derrocar a la Revolución cubana y asesinar a su líder Fidel Castro.


60 años después vuelven a cometer los mismos errores.

La denominada “Operación Gedeón”, contra Venezuela el pasado 3 de mayo del 2020, organizada por Estados Unidos en complicidad con el gobierno de Colombia, fue liquidada por el ejército venezolano junto al pueblo, evidenciándose la injerencia de esos gobiernos, incluso el plan para asesinar al presidente constitucional, Nicolás Maduro, y a otros dirigentes venezolanos.

Al revisar la historia de las operaciones de la CIA contra Cuba, saltan rápidamente las similitudes en su organización, financiamiento y objetivos a lograr.

El pasado 29 de abril 2020, el secretario de Estado, Mike Pompeo, declaraba:

“Estados Unidos considera que “el cambio está llegando” en Venezuela y por eso está acelerando los planes para reabrir su Embajada en Caracas, una vez empiece la transición”. “Maduro no puede aguantar para siempre, y la presión contra el régimen es mayor que nunca”.

Hace un año, Estados Unidos rompió relaciones con Caracas y fabricó al títere Juan Guaidó, como presidente interino, a la vez que preparaba el golpe militar que “derrocaría” a Maduro, al amanecer del 30 de abril de 2019, donde participó el contrarrevolucionario Leopoldo López, personaje financiado por la CIA y preparado políticamente por Lesch Walesa en Polonia.

La intentona militar fue un fracaso total, porque las Fuerzas Armadas Bolivarianas no se sumaron a la traición soñada por Washington. Guaidó y López quedaron en ridículo, sin el menor respaldo del ejército ni del pueblo.

En Cuba quisieron hacer lo mismo desde el propio año del triunfo revolucionario. Para eso contaron con el apoyo del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo y organizaron desde aquel país, una invasión a Cuba por la ciudad de Trinidad, el 13 de agosto de 1959, aspirando a contar con el respaldo de la contrarrevolución interna, financiada y orientada por la CIA.

Fidel Castro personalmente dirigió toda la acción de enfrentamiento, junto al ejército y al pueblo. La tentativa duró solo horas, siendo detenidos sus participantes, incluidos agentes de la CIA norteamericanos. Estados Unidos, como siempre, negó toda participación en el hecho, pero las pruebas desenmascararon sus planes.

Al igual que declaran ahora sobre Venezuela el presidente Donald Trump y Mike Pompeo, en 1959 el entonces presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, afirma en sus memorias:

“En cuestión de semanas, después que Castro entró en La Habana, el 9 de enero de 1959, nosotros en el gobierno, comenzamos a examinar las medidas que podían ser efectivas para reprimir a Castro”.

La fallida operación de infiltración en Venezuela estuvo diseñada por Estados Unidos, desde el pasado, y para ir creando condiciones de lo que ejecutarían, Mike Pompeo declaró semanas antes del 3 de mayo:

“Hemos dejado claro que la gente con la que trabajamos en Venezuela, son el pueblo venezolano y su representante electo, Juan Guaidó”.

 

El pasado mes de marzo 2020, Estados Unidos inicio el show mediático, que le permitiría capturar y secuestrar al Presidente Maduro y a un grupo de altos funcionarios venezolanos, al formular oficialmente una acusación penal por narcotráfico, ofreciendo una millonaria recompensa a cambio de información que condujera a su detención.

El 31 de marzo, como parte evidente de las medidas de la “Operación Gedeón” contra la Revolución bolivariana, el Departamento de Estado publicó un plan de Transición, para la supuesta salida de la llamada “crisis política” en Venezuela, encubriendo la guerra económica, comercial y financiera impuesta por ellos y las acciones de desestabilización política creadas contra Maduro, plan que contó con respaldo de un grupo de países latinoamericano y europeos, presionados por los yanquis.

En ese momento Pompeo expresó:

“Maduro sabe que sus días están contados, y los cubanos que le rodean lo saben también”. “Dejaremos claro que Maduro no tendrá jamás la capacidad para gobernar Venezuela; el pueblo venezolano merece algo mejor que eso. Nuestro compromiso es hacer todo lo que podamos para lograr ese objetivo”.

Injerencia total y abierta de un Estado contra un gobierno electo constitucionalmente, pero no aceptado por ellos, al negarse a ponerse de arrodillas ante sus exigencias imperiales.

Con total arrogancia y dejando escapar parte de la Operación que preparaban, Pompeo dijo públicamente:

Confío en que en algún momento surja una reacción contra Maduro entre sus militares, contamos con el ejército venezolano. Yo sé que muchos de sus miembros quieren ser parte de una Venezuela rejuvenecida y democrática. Contamos con los líderes militares venezolanos que, francamente, han sido desplazados por los cubanos.

¿Qué dirá ahora el Jefe del Departamento de Estado, ante el rotundo fracaso de su expedición mercenaria?

¿Se convencerá que la CIA lo engaña respecto a la fidelidad del ejército venezolano, su policía y el pueblo, únicos protagonistas de la victoria, sin la participación de ningun cubano?

¿Qué dirán los países europeos que han partido lanzas con Washington, en una guerra sucia contra Nicolás Maduro?

Estos hechos obligan a versionar que el desplazamiento del Comando Sur hacia el Caribe, pretendía invadir a Venezuela cuando se produjera la captura y asesinato de Maduro, como hicieron en 1989 contra Panamá.

Es hora que rectifiquen y no continúen haciendo el ridículo, robándole a Venezuela los fondos que mantienen sus bancos y se desentiendan del apoyo a esa cruel guerra económica, comercial y financiera que pretende ahogar al pueblo.

La Unión Europea, presionada por Estados Unidos, cometió un error similar contra Cuba en 1996, bajo mentiras fabricadas. Por eso aprobaron la execrable Posición Común, que buscaba aumentar el cerco económico y comercial.

Después de 20 años se dieron cuenta que no pudieron derrocar el sistema socialista de la Isla y anualmente se oponen al Bloqueo impuesto por los yanquis.

Ya es tiempo que todos se convenzan de que el presidente Nicolás Maduro, tiene el apoyo mayoritario del pueblo y del ejército, el control del Estado y dirige colectivamente a su país, algo que el Títere Juan Guaidó no ha podido demostrar.

La acción mercenaria terrorista del pasado 3 de mayo, demuestra quienes están tras ella, algo que ningun país que respete el derecho a la autodeterminación, debería apoyar.

El entrenamiento, las armas, los equipos de comunicación satelital y direccional, municiones y el dinero, fueron entregados por Estados Unidos, incluso lo demuestra, la participación de dos mercenarios norteamericanos y agentes de la DEA y del narcotráfico.

Colombia, bajo las órdenes yanquis, presta su territorio para el entrenamiento de esos mercenarios, lo mismo que hicieron contra Cuba, en 1960-61, Guatemala, Honduras y Nicaragua, previo a la invasión mercenaria derrocada en las arenas de las playas de Bahía de Cochinos.

Es la misma historia que, a pesar de tantos descalabros y pérdida de miles de millones de dólares, Estados Unidos repite por su obstinada fobia a aquellos países que asumen posiciones soberanas, sin aceptar someterse a sus designios imperiales.

Ahora Estados Unidos vuelve con su típica maniobra de la “Negación Plausible”, pero de esa, hay mucha tela por donde cortar en su guerra sucia contra Cuba.

Ante esto, recordamos a José Martí cuando afirmó:

“Los necios niegan, con sincera imbecilidad, que sea cierta la guerra o el amor, el desinterés o el heroísmo, o todo lo que en ellos no sea”.

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