Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Acostumbrados a mentir y manipular la opinión pública, el Presidente  Donald Trump y su jefe del Departamento de Estado, Mike Pompeo, negaron que Estados Unidos tuviera participación en la frustrada acción militar contra el gobierno constitucional de Venezuela, en días pasados.


A pesar de las contundentes pruebas mostradas y las declaraciones de los detenidos, entre ellos norteamericanos vinculados a la seguridad personal de Trump, ambos funcionarios se empeñan en negar su vinculación directa con la llamada Operación Gedeón.

Nada extraño en la conducta histórica de los yanquis, cuando se ven desenmascarados ante la opinión pública internacional.

¿Quién no recuerda aquel 15 de abril de 1961, cuando el representante de Estados Unidos ante la ONU, embajador Adlai Stevenson, negó rotundamente que aviones de su país hubieran bombardearon instalaciones militares cubanas esa mañana?

El canciller cubano Raúl Roa, denunció con vehemencia la acción terrorista, ante la sesión de emergencia del Comité Ejecutivo de la Asamblea General de la ONU y alertó que era el preludio de una invasión organizada por Estados Unidos.

Funcionarios del Departamento de Estado le habían entregado a su embajador, una foto trucada de un supuesto desertor cubano que piloteaba un B-26, con insignias de la fuerza aérea de Cuba, impactado por supuestos disparos de la artillería revolucionaria.

 

Más tarde, Adlai Stevenson declaró: “Esa fue la experiencia más humillante de mi vida política, me sentí deliberadamente manipulado por mi propio gobierno.

La verdad historia, ya conocida, es que los B-26 salieron de bases en Nicaragua aquel 15 de abril 1961, con pilotos pagados por la CIA.

Al amanecer del siguiente día, se producía la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos, confirmándose las acusaciones de Cuba, a pesar de la negación plausible del embajador yanqui.

Los múltiples intentos de asesinato al líder cubano Fidel Castro, también fueron negados por Estados Unidos durante muchos años, a pesar de las continuadas denuncias de Cuba.

El 4 de enero de 1975, el presidente Gerald Ford estableció un panel especial (Blue Ribbon), para investigar acusaciones contra la CIA, por las denuncias de sus actividades de espionaje dentro de Estados Unidos, algo ilegal según su reglamento. Además, autorizó que la Comisión Rockefeller examinara el papel de la CIA en los planes de asesinatos a líderes extranjeros, entre ellos contra Fidel Castro.

Las mentiras de la CIA empezaron a desmoronarse y el 27 de enero de ese año, el Senado estableció la denominada Comisión Church, para investigar las operaciones a nivel nacional e internacional, incluidas las del FBI.

Como resultado, la CIA reconoció su participación en casi una decena de planes de asesinato contra Castro. Nadie fue enjuiciado por ese delito y los intentos para eliminarlo continuaron.

Esa ha sido y es la política de Estados Unidos en el mundo. Engañan y mienten para invadir a países que tienen gobernantes inadmisibles para ellos. Así invadieron Irak, acusándolo de poseer armas químicas que nunca encontraron, pero se apoderaron de su petróleo y principales industrias.

Durante esa invasión, asesinaron y torturaron a miles de personas justificando sus métodos, sin ser sancionados por la ONU, la OEA y la Unión Europea.

 

Otro tanto pasó antes en Afganistán, abriendo cárceles ilegales, donde se tortura, y los presos no tienen derecho a juicio ni visitas familiares. Libia es un espejo de esa metodología imperial, basada en las invenciones de la CIA.

Por eso no es de extrañar que, ante el fracaso de la intentona de invadir a Venezuela, secuestrar y asesinar al presidente Nicolás Maduro, y a pesar de las contundentes pruebas mostradas a la prensa mundial, el presidente Donald Trump, declarara el pasado 5 de mayo 2020:

“No tenemos nada que ver con las dos incursiones marítimas en Venezuela”.

En la acción mercenaria fallecieron ocho personas y fueron detenidos dos ciudadanos estadounidenses, los que han participado como parte del dispositivo de seguridad del presidente Trump, según filmaciones públicas exhibidas en Internet.

Idéntica conducta asumió Mike Pompeo, al afirmar ante la prensa:

“Estados Unidos no tuvo nada que ver con el incidente en Venezuela, si así fuera, hubiera sido diferente”.

Respuesta prepotente de quien ha recibido una derrota como nunca imaginaron, pues al parecer la CIA volvió a engañar al Gobierno asegurándole, como hicieron antes de la invasión por Bahía de Cochinos, “que el pueblo estaba deseoso de ver desembarcar a los marines yanquis para salvarlos del socialismo”.

Podrán negar y renegar su participación en la llamada Operación Gedeón, pero las declaraciones previas de ambos funcionarios, ponen en evidencias que Estados Unidos está implicado hasta el cuello, en el intento de derrocamiento del presidente Maduro, tal como sucedió antes con Cuba, pero la vida demostrará quien tiene la razón.

Ante situaciones similares expresó José Martí:

“Para todo hay en este mundo imbéciles y viles”.

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