Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Desde 1959 cuando el gobierno de Estados Unidos ordenó a la CIA fabricar una contrarrevolución en la Isla, con el propósito de destruir el proceso revolucionario, la juventud cubana ha sido un objetivo priorizado de su accionar subversivo.


Esa línea de acción política fue expuesta porel entonces director de la CIA, Allen Dulles,cuando afirmó:

“Pronto llegará el día en que tendremos que funcionar con conceptos directos de poder. Nuestra principal apuesta será la juventud, la corromperemos, desmoralizaremos y pervertiremos.”

Por esa razón, en el Proyecto Cuba de febrero 1962 plantearon:

“El Departamento de Estado y la CIA continúan explorando sus capacidades para montar operaciones especiales dentro de Cuba, centradas sobre elementos activos de la población, específicamente operaciones a través de la Iglesia para llegar a las mujeres y sus familiares, así como mediante los contactos laborales para alcanzar a los trabajadores. Otros elementos alistados incluyen a las agrupaciones de jóvenes y profesionales”.

“La CIA ha concluido que su papel real será el de crear la ilusión de que un movimiento popular gana apoyo exterior, y ayudar a establecer un clima que permitirá actos provocativos en apoyo a un cambio hacia una acción abierta en Cuba”.

Nada ha cambiado en sus planes y por eso la juventud sigue en su mirilla, con la aspiración de que se convierta en protagonista de ese anhelado cambio de sistema en Cuba.

En mayo de 1971 en sus proyectos subversivos contra la Revolución expresaron:

“El objetivo es desarrollar el escepticismo y desaliento entre la juventud cubana hacia su sociedad, pero de una forma que esté bajo llave y que no provoque una oposición activa y la consecuente represión”.

Volvieron a fracasar, pero no cesaron en sus sueños y el presidente George W. Bush al aprobar su plan para una Transición en 2004, dijo:

“Llegar a la juventud cubana representa una de las oportunidades más significativas para precipitar el fin del régimen. Esta generación tiene el vínculo más débil con la Revolución, su apatía y descontento son endémicos. Continuar aislando al régimen castrista al mismo tiempo que se da apoyo a la oposición democrática y se potencia a la emergente sociedad civil”.

Aunque el mencionado engendro no tuvo éxitos, los ideólogos de la CIA mantuvieron inamovible sus objetivos, y en el 2009 idearon cursos de preparación para jóvenes cubanos, en entidades académicas en Estados Unidos. Así lanzaron la convocatoria al primer programa de becas para Cuba desde el triunfo de la Revolución, y su Sección de Intereses en La Habana se encargó de la divulgación y selección de los candidatos.

Ese programa tuvo dos variantes, una para jóvenes con nivel de bachillerato o técnico medio superior, con una duración de un año en una universidad yanqui y la obligación de regresar a Cuba, y el otro para jóvenes estudiantes universitarios, por cinco semanas. Ambos para la formación de capacidades de liderazgo comunitario y trasladarles una comprensión más profunda de los Estados Unidos.

Paralelamente, la misión diplomática en La Habana inició programas de estudio en sus locales, a pesar de ser una violación del artículo 41-3 de la Convención de Viena 1961, que establece:

“Los locales de la misión no deben ser utilizados de manera incompatible con las funciones de la misión, tal como están enunciadas en la presente Convención”.

Dichos programas versaban sobre: la organización civil, el liderazgo, comunicación social, computación e idioma inglés.

El fin era introducirles un barraje ideológico para que trabajaran por cambiar el sistema socialista.

Con las nuevas regulaciones migratorias prepararon nuevos programas y convocatorias para cursos de liderazgo en Estados Unidos, como el ejecutado en abril del 2015 por la organización World Learning Inc., con sede en Washington, para jóvenes cubanos de 16 a 18 años, durante cuatro semanas.

En enero de 2017 la organización Líderes Sociales, promovió un nuevo curso, cuyo fin era “promover el desarrollo profesional juvenil y fortalecer la sociedad civil cubana”.

Sin dar tregua a su línea de acción sobre la juventud cubana, en junio 2019 anunciaron otro proyecto para “Líderes cubanos emergentes”, para que los participantes “se establecieran en Cuba con recursos profesionales para promover la democracia y los derechos humanos”.  

Entusiasmados con su idea, el 3 de diciembre 2020 la organización Líderes Sociales anunció su quinta convocatoria, ofreciendo 15 becas a jóvenes profesionales cubanos de 20 a 35 años, con el propósito de “promover el liderazgo juvenil y fortalecer a la sociedad civil cubana”. El tiempo es de 4 meses en entidades de Estados Unidos, donde recibirán herramientas profesionales y preparación en aptitudes para crear, administrar y ejecutar proyectos comunitarios en Cuba.

Para esa línea de acción contra la Revolución cubana, el gobierno de Estados Unidos aprueba todos los años presupuestos millonarios.

El pasado 24 de noviembre el gobierno yanqui anunció que destinarán un millón de dólares para financiar proyectos de subversión, que justifiquen acusaciones sobre la violación de los derechos humanos en Cuba. En ese sentido, la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado, aseguró que busca propuestas para “fortalecer la capacidad de los grupos independientes de la sociedad civil en Cuba, para promover los derechos civiles y políticos en la isla y aumentar la rendición de cuenta de funcionarios cubanos por violaciones de derechos humanos y corrupción”.

Este accionar está respaldado en el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional del 16 de junio de 2017, titulado: “Fortalecimiento de la política de los Estados Unidos hacia Cuba”, que autorizó aquellos programas que tienen como objetivo el fortalecimiento de capacidades de la sociedad civil independiente, para promover las libertades fundamentales y los intereses de todas las personas.

El 3 diciembre 2020, el Consejo de Seguridad Nacional declaró en su Twitter:

“Apoyamos a todo el pueblo cubano en su lucha contra la represión. “Los artistas e intelectuales del Movimiento San Isidro exigen cambios y libertades democráticas, a través de protestas pacíficas contra el régimen cubano. El pueblo cubano se merece y cuenta con nuestro apoyo”.

Dinero malgastado porque los cubanos saben que, cómo dijera José Martí:

“Una vez gozada la libertad, no se puede ya vivir sin ella”

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