Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Un viejo documento secreto de la CIA, ya desclasificado, califica sus Operaciones Encubiertas en tiempo de paz, entre ellas lapropaganda negra, la subversión moral, la ayuda a movimientos clandestinos y el apoyo a movimientos de resistencia, “como una nueva forma activa de terrorismo, contra cualquier país que no sea de nuestro agrado político”.

No hay país en este hemisferio que haya sido objeto de tanto acoso por parte de la CIA, como Cuba. Su guerra sucia durante más de medio siglo, parece enfrentar la falta creatividad, porque repiten mucho sus planes fracasados para tratar destruir a la Revolución cubana.

Un simple repaso a la historia de la década de los años 80 del siglo XX, hace recordar que sus ideólogos, bajo la dirección de la administración de Ronald Reagan, se empeñaban con acabar con el socialismo europeo, la URSS y Cuba, y para eso diseñaron el llamado Documento de Santa Fe, con la idea de darle un viraje negativo a la política de distensión, algo puesto de manifiesto en junio de 1982, cuando Reagan expuso ante el parlamento del Reino Unido, su Proyecto Democracia.

Contra Cuba estructuraron varias direcciones de trabajo, entre ellas la creación, en 1981, de la Fundación Nacional Cubano Americana, FNCA, con el propósito de tener un grupo de cabildeo favorable a políticas más agresivas hacia Cuba y dar la imagen de que el problema era entre cubanos y no de Estados Unidos.

En esos años fabrican y financian grupos contrarrevolucionarios, para sustituir las exterminadas redes de espionaje y terrorismo de la CIA de los años 60, con una dirección hacia la subversión política.

Por aquella época surgen el Comité de Derechos Humanos y otros similares, e intentan conformar algunos grupúsculos entre los intelectuales y artistas, como los llamados periodistas “independientes” y opositores en las artes, entre los que estaban Arte Calle, el Grupo Paideia, y el Proyecto Castillo de la Fuerza, construidos a fines de los 1980, unido a la llamada Asociación Pro Arte Libre, (APAL), septiembre 1988, con el anhelo de alcanzar una disidencia en el sector de la cultura.

La agresividad de esa administración hacia Cuba fue notable, la incluyeron en la lista de países Patrocinadores del Terrorismo y consiguieron que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, ejecutara su primera investigación en torno a las supuestas violaciones de estos en la Isla.

En su insistencia en el sector cultural, que buenos resultados le daban en Europa del Este, fabricaron en 1991 el grupúsculo contrarrevolucionario Criterio Alternativo, encabezado por la poetisa María Elena Cruz Varela, pero tampoco alcanzan sus propósitos.

A pesar de sus fiascos persisten en el tema y envían a La Habana desde Miami, a Antonio Enrique González Rodiles, para iniciar en 2007 el proyecto Estado de SATS, como supuesto espacio de debate cultural, lo que resultó un fracaso total al no poder atraer a verdaderos artistas.

En ese difícil contexto, los ideólogos de la CIA deciden retomar a la artista cubana Tania Bruguera, quien había mostrado su posición contrarrevolucionaria en 1986, cuando con 18 años de edad, realizó un performance basado en la obra de Ana Mendieta, emigrada en Estados Unidos, que consistía en sumergir sus brazos en sangre de puerco, pasarlos en una pared y arrastrarse por ella, formando una V hasta el suelo.

No por gusto en 1997 los yanquis le otorgan visa para residir en la ciudad de Chicago, donde realiza estudios en el Instituto de Arte, entre los años 1999 y 2001.

Su obra artística se focaliza en temas políticos y sociales, según ella: “Con el interés de transformar aspectos políticos y legales de la sociedad, especialmente en el de Cuba”; pero nunca refleja la realidad en países capitalistas, donde la desigualdad social, el racismo, la violencia policial contra los jóvenes, el desempleo, el hambre y el analfabetismo conforman el entramado social.

Esa es la doble moral de quienes critican a Cuba, pero callan ante los crímenes que se cometen a diario en otros lugares del mundo, ejemplo Estados Unidos, donde la policía tiene licencia para matar, o Colombia, en el que las masacres a los líderes sociales son practicadas con total impunidad, sin que artistas como Tania lo plasmen en sus obras.

La utilización de la figura de Tania Brugueras para tratar de unir a jóvenes creadores, no es festinada, está bien calculada porque tiene una obra reconocida internacionalmente, sobre todo desde que la misma ataca el socialismo cubano.

Por eso son sus premios y reconocimientos, método empleado cuando los yanquis pretenden promover a personas de su interés, como hicieron con la bloguera Yoani Sánchez, desde 2009 hasta la actualidad, para darle visualización mediática.

Tania, en el 2002, siguiendo indicaciones, creó en La Habana la Cátedra Arte de Conducta; en 2011 la Asociación de Arte Útil y en marzo de 2016 el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (IRNSTA), con una lectura colectiva del libro de Arendt: “Los Orígenes del Totalitarismo”.

Esas plataformas están diseñadas para agrupar a jóvenes, a fin de conformar una oposición política, como intenta hacer con el 27N, cuando en noviembre 2020, fue la autora intelectual de la movilización frente al Ministerio de Cultura, para exigir cambios políticos en Cuba, bajo pretextos solapados en el arte, añeja estratagema de Estados Unidos.

Posterior a esa acción y ante la denuncia hecha por la TV cubana, la respuesta yanqui y de sus aliados no se hizo esperar:

A propuesta del Patronato, el magistrado de la ciudad alemana de Kassel, en calidad de Patronato de la Fundación Arnold Bode, decidió conceder el Premio Arnold Bode 2021, dotado con 10.000 euros, al Instituto Internacional de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR) y a su fundadora Tania Bruguera.

Así convierten al INSTAR en el primer grupo artístico en recibir el reconocimiento, entregado “como parte de la más importante exposición de arte contemporáneo del mundo”.

La misma Tania confirmó esa intención, al declarar: “Con este premio se responde a las calumnias y vejaciones que se han hecho sobre mi persona”.

Susan Völker, directora del Departamento IV de Cultura de Kassel, se encargó de reafirmar:

“El colectivo INSTAR, en torno a la artista Tania Bruguera, apuesta por procesos de transformación democrática con medios artísticos y discursivos”.

Es evidente la manipulación política que se viene tejiendo desde hace algunos años, para fortalecer a esta “opositora”, quien ya había recibido la distinción Beca Guggenheim en Artes, América Latina y Caribe; El Premio Príncipe Claus en el 2000 y El Premio Anonymous Was a Woman Award, en 2016.

En diciembre de 2015 Bruguera preparó un show político en la Plaza de la Revolución de La Habana, bajo el supuesto performance El Susurro de Tatlin #6, muy divulgado por la prensa extranjera.

Para darle mayor respaldo político, en días pasados la Revista People en español, la nominó entre 12 de las 25 mujeres más poderosas del mundo de este año 2021, algo inaudito que repite la historia de Yoani Sánchez, quien también fue elegida en el 2009 por ese magazine.

Estados Unidos con sus presiones en la ONU, acaba de conseguir en marzo 2021, que siete relatorías y grupos de trabajo de Naciones Unidas, acusen al gobierno cubano de violar los derechos humanos, de “activistas y creadores” en la isla, incluidos el rapero Denis Solís, Tania Bruguera y ocho integrantes del contrarrevolucionario Comité́ por la Integración Racial.

Declaraciones de sus promotores aseguran que:

“El hecho de que Solís sea defendido en las Naciones Unidas, cobra mucha fuerza para el “Movimiento” San Isidro y su respaldo. En el caso de Bruguera, es una defensora de los derechos humanos y una artista muy reconocida internacionalmente”.

Y añaden lo que es bien conocido por todos:

“El hecho de que Naciones Unidas emita esta comunicación acusatoria, protegiéndola, es muy significativo para los artistas independientes en Cuba, que se sienten desamparados en la lucha por la libertad de expresión, la libertad artística y sus derechos humanos”.

Equivocados aquellos que no conocen la historia de Cuba y repiten la misma historia, al suponer que los premios pueden ser escudos para quienes violan las leyes, al servicio de una potencia extranjera.

Ante manipulaciones semejantes afirmó José Martí:

“Ladrones del altar son esos comerciantes de opinión”