Wilkie Delgado Correa* - Cubainformación.- La fuerza del pueblo cubano está en su mayoría; esa mayoría que decide hoy sus destinos y que decide de acuerdo con sus propios intereses, siguiendo su propio camino


Fue claro y anticipador en su denuncia el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla en su discurso de presentación de la Resolución contra el bloqueo en la Asamblea General de la ONU el pasado junio, cuando expresó: “Algunos sueñan con provocar el caos social, el desorden, la violencia y la muerte y calculan que si someten a la población cubana a penurias y promueven a líderes artificiales que inciten al desorden y la inestabilidad, podrían generar en las redes sociales un movimiento político virtual para llevarlo luego al mundo real. Emplean cuantiosos recursos, laboratorios sociales, herramientas de alta tecnología, en una desenfrenada campaña dirigida a desacreditar a Cuba mediante el uso impúdico de la mentira y la manipulación de datos”.

Y a pocos días se han librado algunas escaramuzas en las calles en algunos puntos de la geografía, muy escasas como para provocar un caos generalizado, y que pronto fueron desbaratadas con la presencia de los dirigentes de la Revolución unidos a la compañía combativa de la mayoría del pueblo, volcado a las calles. Si la confrontación hubiera alcanzado ribetes más violentos y armados, seguramente hubieran sido arrasados por las descomunales fuerzas y experiencias que acumula la Revolución.

Por eso es bueno aclarar que el cese del bloqueo económico, comercial y financiero es una demanda de Cuba y del mundo, pero que no resuelve todo lo que debe cambiar en la conducta de los gobiernos y el poder político estadounidense con respecto a Cuba. Relacionadas con la estrategia yanqui de provocar el caos interno y de destruir al gobierno revolucionario, existen estas tres reivindicaciones que son ineludibles para cejar en estas intentonas. Estas son:   

  1. Que cese por parte de los Estados Unidos la manía política de injerencia en los asuntos internos de Cuba y, por lo tanto, asuma el respeto a la soberanía y a la autodeterminación. La inveterada y demente política de que en Cuba se deba gobernar según lo mande el gobierno de USA y su oligarquía, con la violación de la Carta de las Naciones Unidas, debe cesar de hecho y de derecho. Debe curarse del viejo apetito imperial de apoderarse de Cuba por cualquier medio, que le ha mantenido enajenado desde su fundación como nación hasta el presente. Y esta es la verdadera razón de sus agresiones de terrorismo político, económico, militar y propagandístico, así como de usurpación territorial. El hecho de que el presidente Biden se haya involucrado con una declaración sobre estos incidentes es muy notorio, aunque resulta sorprendente que fuera más cauto en su condena al asalto armado y violento, mucho más grave, al Capitolio de su país, así como muchos otros incidentes en su propio país.
  2. Que cese el montaje propagandístico especial contra Cuba y en particular que cesen la emisora radial y televisiva mal llamadas Radio y Televisión Martí, que además de ofensivo por su nombre, tiene la misión privilegiada – ¿es que alguien puede entender esto? – de transmitir noticias y mensajes subversivos contra y hacia Cuba, violando su espacio radioeléctrico.  
  3. Que cese la aprobación de fondos millonarios para la financiación de programas de desestabilización política contra el gobierno cubano y el pago y sustento de personajes mercenarios, con asientos en distintos países y en el interior de Cuba, encargados de organizar campañas de propaganda y actos subversivos contra las autoridades e intereses cubanos. Estos fondos sustentan las campañas más inverosímiles.

Sobre el maridaje posible entre los Estados Unidos y vendepatrias de dentro y de fuera, basta con la caracterización que hiciera en su tiempo José Martí. También expuso con nitidez las fuerzas morales presentes en los patriotas cubanos que se les oponían. Estas valoraciones pueden parecer distantes, pero en todos los pueblos existen fuerzas de empuje, de freno y de retroceso. Por algo precisó: “Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y deshacen”.

Desde entonces ha sido una verdad que  “Es preciso que Cuba sepa quiénes y para qué, quieren la anexión (...) Esta clase de hombres que favorecen vehementemente la anexión de Cuba a los Estados Unidos (...) Todos los tímidos, todos los irresolutos, todos los observadores ligeros, todos los apegados a la riqueza, tienen tentaciones marcadas a apoyar esta solución (...)”

Y para estos tiempos del siglo XXI nuestro Héroe Nacional parece retratar el alma de los que hoy como ayer padecen de igual mal: “El pecado no está en equivocarse de ruta, y creer que sea remedio lo que no lo es, sino en perpetuar el carácter flojo e indeciso”. “Cuba es así, y hay rábanos y coles, nacidos en suelo cubano, que desconfían de su país (...)”. “Los mas sórdidos .”Los mas menguados e incapaces, los mas sórdidos,

e inútiles, los mas serviles y mercenarios, befan o rebajan el sacrificio noble a que jamás ayudaron con sangre, ni bolsa, o que por cortedad de alma, no pueden entender ni amar”.

Desde su trinchera en el cementerio patrimonial de Santa Ifigenia parece aconsejarnos, denunciar y confirmar con sus ideas:

 “De los gruñones, de los descontentos, de los impotentes, no hay que sacar modelo (...)”

“Esos cómodos son ladrones; son desertores; son míseros, que en el corazón del combate huyen (…).”

“Los que se miran flojos, y se ven flojos, todo lo tienen por flojo, lo mismo que ellos; sin ver que Cuba está ahíta de valor (...)”. “No se da un paso en Cuba sin encontrar una virtud (...) En mi tierra hay todas las virtudes que se necesitan para hacerla por fin respetada y dichosa (...) porque la mayor parte de los cubanos somos buenos.”

Los cubanos, como pueblo martiano, pueden decir con Martí, a voz plena y pecho henchido, que “por las inmundicias se pasa, como pasa el león  sobre el gusano”, que  puede haber y “hay indiferentes, que son hombres a medias, aquellos que condenaba el Dante al infierno, como los peores enemigos de la república; hay egoístas, que es otro modo de ser infelices; hay viciosos, porque la sociedad es como el cuerpo humano, que también tiene llagas...”,  pero en nuestra tierra también “hay todas las virtudes que se necesitan para hacerla por fin respetada y dichosa.”

Algo que no deben olvidar los mercenarios de dentro y de afuera, los que sueñan planes tenebrosos contra Cuba, es que la vida y trayectoria de la Revolución  permite que se coincida con Martí en proclamar: “que mover un país, por pequeño que sea, es obra de gigantes. Y quien no se sienta gigante de amor o de valor, o de pensamiento, o de paciencia, no debe emprenderla... Pero si las revoluciones no pasan en vano por los pueblos, si un pueblo antes de la revolución no puede ser después de ella como era, si no puede olvidarse jamás una revolución...”, también es una realidad que “nunca fue tan vehemente y tan tierno en nuestras almas el culto de la revolución”.

Y como señalara el general Gómez “Las Revoluciones ni se asustan ni se exterminan. ¿Cómo matar una idea? Cuba sigue erguida y poderosa solamente por el derecho y la razón que la asisten... La Revolución de Cuba no está sólo en el corazón y la mente de sus hijos, está en sus brisas, en sus palmas, en sus arroyos, en sus cavernas y  está en toda la América”.

Hoy se puede afirmar que Cuba está en el corazón del mundo, cuando se constata el respaldo de los países en la ONU para que los EE:UU cese su bloqueo genocida.

En fin, en estos días de combate frente a las escaramuzas mercenarias hay que reafirmarles al imperio norteamericano y a sus asalariados,  que la fuerza .La fuerza del pueblo está en su unión; la fuerza

del pueblo cubano está en su mayoría; esa mayoría que decide hoy sus destinos y que decide de acuerdo con sus propios intereses, siguiendo su propio camino.

 

*Doctor en Ciencias Médicas, Doctor Honoris Causa, Profesor Titular, Consultante y Profesor de Mérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.

 

 

 

 

 

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