Pablo González Justo - Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.- Hay quienes nos aconsejan que para evitar que Cuba no sea catalogada de “antidemocrática” y que el imperialismo nos perdone, dejando a un lado sus intenciones de derrocar la Revolución y elimine el bloqueo, aceptemos una “democracia multipartidista” a la usanza de la que ya tuvimos en Cuba antes de 1959. Abandonando de paso la democracia socialista existente en Cuba, la cual fue refrendada el 24 de febrero del 2019 en referéndum por el 86,85% de los votantes de la nueva Constitución, la cual confirma el carácter socialista de la República de Cuba.


A los consejeros “ingenuos” y a los que de buena fe nos sugieren el multipartidismo como solución, debemos recordarles que no es necesario tener un Partido Comunista en el poder para que EEUU active los mecanismos de subversión de su comunidad de inteligencia y del Pentágono en función de derrocar a un gobierno que no es de su agrado utilizando todo tipo de actos de guerra.

Aunque utilizan palabras como “democracia”, “libertad de expresión” o tratan de justificar sus campañas mediáticas contra Cuba por el tipo de sistema electoral que se ha dado, debemos recordar que, en este siglo, el gobierno de Estados Unidos y sus aliados invadieron Afganistán e Irak. A Siria se le impuso una guerra terrorista hasta el día de hoy, con un costo bien alto de muertos y desplazados. A estos países se les trató de imponer “la democracia” y “la libertad de expresión occidental” con un fracaso total y lo confirma el regreso de los Talibanes al poder en Afganistán, después de veinte años de ocupación imperialista. Ninguno de esos países era socialista… Sin embargo, a las monarquías del golfo, ni Estados Unidos, ni sus aliados, ni los medios occidentales les exigen “democracia”, ni “libertad de expresión”. De hecho, todos sabemos que no la tienen, pero al imperialismo le conviene. Así de simple.

En Latinoamérica, a pesar de que países hermanos han utilizado las mismas reglas de juego electoral de occidente, igualmente son diabolizados y tratados como enemigos por este, ejemplos bien claros lo muestran: A la Revolución Bolivariana de Venezuela, después de la llegada al poder del Presidente Hugo Chávez, la intentaron derrocar con un golpe de Estado militar en el 2002 y hasta ahora no le han dado un segundo de paz; al Presidente Nicolás Maduro, han tratado de impedirle gobernar después de haber sido electo: intentos de magnicidio, bloqueo económico, guarimbas e incluso el gobierno de EEUU designó por “gracia divina” como “presidente” a Juan Guaidó, sin ningún poder real en Venezuela, pero que le ha permitido robar dinero del pueblo venezolano. A Fernando Lugo, en Paraguay, le dieron un golpe de Estado parlamentario. El gobierno de Manuel Zelaya, en Honduras, fue derrocado por un golpe de Estado militar. En Bolivia, Evo Morales sufrió un golpe de Estado, apoyado por la OEA en las elecciones del 2018. En Nicaragua, se intentó en el 2019 darle golpe de Estado al gobierno sandinista del Presidente Daniel Ortega.

Rusia tiene multipartidismo capitalista, pero el hecho de que mantiene una política soberana e independiente y no alineada a las políticas de Washington la convierte en un enemigo para el país que desea imponer su hegemonía a nivel global. Por eso, es sancionada y diabolizada por los medios hegemónicos.

Vietnam, que sufrió una cruenta guerra en defensa de su soberanía e independencia con un costo de millones de muertos y le causó cincuenta y ocho mil muertos al ejército invasor de EEUU, mantiene un sistema socialista con características vietnamitas y partido único. Sin embargo, no sufre bloqueos por parte de Estados Unidos.

China, igualmente tiene un gobierno con el Partido Comunista en el poder y sin elecciones multipartidistas, pero al Estado que se considera gendarme del mundo no se le ocurriría bloquearlo o intervenirlo militarmente. En cuanto a Europa, tiene once monarquías, donde los reyes son jefes de gobiernos “democráticos” por la “gracia divina”.

Entonces, ¿qué pasa con Cuba?

Para el imperialismo norteamericano, el tema de Cuba no tiene nada que ver con multipartidismo. ¡Qué nadie se llame a engaño! Si tuviéramos en nuestra patria cien, mil partidos y mantuviéramos nuestros sueños de independencia, soberanía y la determinación de construir una sociedad más justa que la capitalista, igual estaríamos condenados. Lo más perverso de nuestro caso es que la Ley Helms-Burton lo tiene codificado: que aún en caso de que nos rindiéramos e hiciéramos “supuestas elecciones libres”, cosa que no va a suceder, (ni lo sueñen), aún así, el presidente de Estados Unidos, por ley, tiene la potestad de dar el visto bueno para aceptar el resultado o no. La prueba de la afirmación anterior se fundamenta en el artículo bien documentado del escritor cubano radicado en Suecia, René Vázquez Díaz publicado en la Red en Defensa de la Humanidad titulado «La ley Helms Burton no permitirá elecciones libres en Cuba«.

La soberanía y la independencia de Cuba no se venderán ni se regalarán. Llevamos 153 años luchando por ellas y 62 de ellos bajo un bloqueo genocida. No traicionaremos a nuestros abuelos y padres, ni a nosotros mismos luego de asumir y vencer riesgos que parecían infranqueables, incluso el de un ataque nuclear. No le vamos a facilitar la tarea a nuestros enemigos desuniéndonos; ya nuestro héroe nacional José Martí nos enseñó lo que significa unidad al crear el Partido Revolucionario Cubano, el cual organizó y dirigió nuestra última guerra de independencia contra España. Y Fidel elevó a lo más alto la unidad de nuestro pueblo en torno a la Revolución. Seguiremos luchando y trabajando por más democracia socialista, participativa e inclusiva ¡No nos vamos a rendir! ¡No facilitaremos la división de nuestro pueblo! ¡Nuestros niños seguirán custodiando las urnas!

(*) Lic. en Comercio Internacional en la Universidad de las Ciencias de la Información de Cergy Pontoise, Francia; Ingeniero Mecánico Aeronáutico de la Universidad de la Aviación Civil de Kiev, Ucrania. Miembro del Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad a los Pueblos y presidente de la Asociación francesa «Raíces Cubanas».

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