Gerardo Moyá Noguera*. El viernes 4 de enero de 1952 el Che y Alberto Granado, su gran amigo, emprendieron con la poderosa II un viaje que comenzó en buenos aires por casi toda sudamérica, visitando Chile, Perú y Colombia. Al finalizar el viaje Che comentó: "Ese vagar sin rumbo por nuestra mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí". Tanto Che como Granado conocieron de cerca el rostro de la pobreza y los marginados, sobre todo al visitar el leprosorio de San Pablo de Loreto en la selva amazónica.
Han pasado casi 70 años de dicho viaje que luego se convirtió en "Diarios de una motocicleta", película cuyos actores fueron, Gael García Bernal en el papel de Che y Rodrigo de la Serna en el de Alberto Granado. Pienso que este viaje al conocer de primera mano las pobrezas del continente americano el Che cambió en todos sus aspectos y por supuesto Alberto Granado, su amigo de toda la vida. Pero Che y Alberto fueron muy felices realizando este viaje que los cambió radicalmente. Los cubanos han sido testigos de su obra (la del Che), animada de inicio a fin, por la pasión, por la entrega a la Revolución y por deseo suyo de convencer, e incluso de emocionar. Fue asesinado por los títeres bolivianos y todos los cubanos han sentido que se nos fue un amigo, un hermano. Como todos recordaremos el entrañable amigo Alberto Granado falleció el 5 de marzo de 2011 en su Habana querida. De Che podemos decir, sin temor a equivocarnos, que siempre luchó a expensas de la muerte, por lo cual se hizo insurgente al poder colonial español y americano. Como es lógico Che también fue martiano y seguidor de sus enseñanzas hasta el fin de sus días. Che sacrificó el bien más preciado, su vida por y para ver un mundo mejor, un mundo en donde la paz reine por los siglos de los siglos.
Presidente de la Casa de Amistad Baleares-Cuba
