Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- Consternado por la guerra desatada en Ucrania y donde los que realmente ya la viven en su piel y en sus sueños son los que menos la han provocado, echo a un lado mi actual dedicación literaria y comparto mi condena y mi reflexión. Empiezo por el país en el cual vivo, España, donde ‘la otra guerra’ es desatada por el principal partido de la derecha, el PP, quien ha hecho de su líder un ignominioso cadáver político que a todos apena, incluso a los que pensamos a la izquierda. Si estos políticos que casi nunca son afectados por las guerras que impulsan, hacen esta labor con su jefe, ¿cómo no entender que también no lo hagan con los que sufren en Ucrania o sufriremos en Europa y en todo el mundo si el actual conflicto genera una Tercera Guerra Mundial y otra vez en Europa?
Habría que recordar el acuerdo entre Reagan y Gorbachov donde se aceptó que nunca la OTAN se acercaría a las fronteras de Rusia”. Y esto era también un recuerdo de lo sucedido en Cuba con la crisis de los misiles en 1962, donde a la rotunda protesta de EEUU, la URSS los retiró de la isla.
Todas las guerras son malas, aunque son peores aquellas que ocultan u olvidan la memoria de las precedentes que EEUU con Europa y sus aliados nos imponen, por el dominio que ya poseen sobre esos relatos de la sangre, el dolor, el espanto y la muerte altamente mediatizados con la máxima distorsión en la opinión publicitada. Es muy fácil recordar cuando Europa y otros países, comandados por EEUU, devastaron y provocaron millones de muertos en aquellas nada lejanas guerras e incursiones en nombre de su seguridad que realizaron en Yugoslavia, Somalia, Afganistán, Irak, Libia, Siria, Irán, Cuba, Yemen, Egipto, Venezuela, Bolivia, Colombia, Mali, y otros países.
Ahora bien, esta guerra de Rusia en Ucrania es, en mi opinión, parte fundamental de la creencia occidental de ‘un faltante’ en el falso cierre que se hizo de la URSS y que se nombra Boris Yeltsin. ¡Qué distinto hubiera sido todo de tenerlo hoy día en Rusia! No obstante, si se le tuviera con capacidad para cuidar de la seguridad de su país, también sería empujado a la guerra por el simple hecho de la necesidad que tiene EEUU de ‘salir’ de su producto estrella: la venta de armas.
Aunque -a pesar de la relación urgente que tiene EEUU con esta mercancía y el cierre completo a su favor que busca junto a Europa del nada fácil ‘asuntico final de la URSS’-, pienso que el mayor peso en la hora actual para las opiniones sobre la guerra en Ucrania ha de verse en el absurdo cerco que se intenta contra China. Y esta guerra les viene de perilla para debilitar y desprestigiar los triunfos chinos en todas las áreas del saber científico, tecnológico, económico, cultural y en su sistema para la eliminación de la pobreza en su país, así como en la nueva colaboración de una potencia con el Tercer Mundo y, sobre todo, por ese avance indetenible de China en propiciar un multilateralismo imprescindible donde prime la cooperación entre los diversos gobiernos y la prioridad esencial sea la protección y el bienestar de todos los pueblos contra todas las guerras.
Así, pienso que es un crimen monstruoso que EEUU, Europa y sus aliados impongan a Rusia una guerra total contra ella a partir del despliegue ya conocido contra el comunismo del ‘oso ruso’ y también “porque hay que parar a China”. Entonces, mientras no se detengan estas voces y acciones de odio contra un país y su pueblo y no se prioricen los llamados a favor de la paz, no habrá soluciones fructíferas al futuro de la especie humana. Solo invito a la reflexión sobre las raíces de esta guerra actual para que, a partir de ellas, volvamos a ver fructificar el multicolor árbol que todos queremos sentir en nuestras vidas.