Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Es el fruto visible de la prudencia y justicia de la labor de doce años. Y salvará, si se conforma en sus métodos a sus orígenes y fines
Este 10 de Abril, conmemoramos los aniversarios de la Constitución de Guáimaro proclamada por los mambises cubanos en 1869 (1) y de la anunciación —en honor al anterior trascendental acontecimiento— del Partido Revolucionario Cubano (PRC) creado por nuestro Apóstol José Martí en 1892 y continuado en versión renovadora por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro (2).
A propósito, comparto tres segmentos de “El Partido Revolucionario Cubano” publicado por Martí en el Periódico Patria, el 3 de abril de 1892, cual revelación de la esencia de los comienzos de la historia del unipartidismo en Cuba —para el caso, en la percepción del autor, la médula de la epistemología partidista martiana (3)—, a saber:
“Y lo primero que se ha de decir, es que los cubanos independientes, y los puertorriqueños que se les hermanan, abominarían de la palabra de partido si significase mero bando o secta, o reducto donde unos criollos se defendiesen de otros: y a la palabra partido se amparan, para decir que se unen en esfuerzo ordenado, con disciplina franca y fin común, los cubanos que han entendido ya que, para vencer a un adversario deshecho, lo único que necesitan es unirse”.
“[…] el Partido Revolucionario Cubano, nacido con responsabilidades sumas en los instantes de descomposición del país, no surgió de la vehemencia pasajera, ni del deseo vociferador e incapaz, ni de la ambición temible; sino del empuje de un pueblo aleccionado, que por el mismo Partido proclama, antes de la república, su redención de los vicios que afean al nacer la vida republicana. Nació uno, de todas partes a la vez. Y erraría, de afuera o de adentro, quien lo creyese extinguible o deleznable. Lo que un grupo ambiciona, cae. Perdura, lo que un pueblo quiere. El Partido Revolucionario Cubano, es el pueblo cubano”.
“[…] Él es la prueba magnífica de que, al mover al sacrificio útil a la patria que en el sacrificio inútil perece, ni desconoce ni permite el cubano previsor aquellos peligros por donde la pasión de los nombres o de las personas conturba o desangra las repúblicas nacientes. Él es el ímpetu tierno, de heroico amor, por donde 1os corazones abrasados, bajo la guía de la mente fuerte y justa, vuelven, con la lección sabida, a los días de aurora de nuestra redención. Él es el fruto visible de la prudencia y justicia de la labor de doce años. Y salvará, si se conforma en sus métodos a sus orígenes y fines, y se pone entero y con cuanto es en su acción: sólo perecerá, y dejará de salvar, si tuerce o reduce su sublime espíritu” (4).
Concluyo: al tiempo que asumo la médula de la epistemología partidista de Martí con el eje de ser “el fruto visible de la prudencia y justicia” con su misión de salvar no solo a tono con “sus métodos” sino también en correspondencia “a sus orígenes y fines”; auguro que en base al PRC nuestro Partido Comunista creado por Fidel cada vez más y mejor nos conduce/conducirá sin dejar “de salvar” ni dejar de enriquecer creadoramente el “sublime espíritu” de nuestra Patria, nuestra Revolución, nuestro Socilaismo. ¡Amén!
Referencias:
2.- https://www.cubainformacion.tv/la-columna/20200128/84518/84518-jose-marti-en-fidel-castro.
3.- https://zenodo.org/record/5883639.
4.- http://biblioteca.clacso.edu.ar/Cuba/cem-cu/20150114034802/Vol01.pdf.