Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- Resulta imperdonable que no aprendamos y aprehendamos enseñanzas de Martí y Fidel acerca de la crítica
En un encuentro con estudiantes estadounidenses, Díaz-Canel sentencia: “[…] Lo que tenemos es que lograr que la Revolución no se equivoque” (1); tesis reiterada al clausurar las últimas sesiones de nuestro Parlamento: “[…] como servidores de ese pueblo y como nos enseñaron Fidel, Raúl y la historia desde 1868 hasta nuestros días, nuestro deber es hacer que la Revolución avance y evitar que la Revolución se equivoque” (2).
Así, asumo que entre nuestros deberes está luchar resueltamente contra equivocaciones manifiestas y/o posibles a la luz de la ley de unidad y lucha de contrarios y del uso de la crítica activa, revolucionaria —según legado de Martí y Fidel. En consecuencia, hago presente/profundizo/actualizo las ideas que compartí en “Cuba: la Crítica y el Partido dirigente (III)” casi un año atrás (3).
Con el presupuesto de que para nuestro Héroe Nacional “Criticar no es morder” sino “señalar con noble intento el lunar negro” pues “Criticar es amar [en la perspectiva del progreso humano]” (4) —mientras que concibo que la gestión política debe sistematizarse más: tras una orientación, es indispensable el seguimiento de su cumplimiento y los ajustes derivados de su control—, resalto que Fidel medita con Ramonet:
“Claro, sabemos que hay inconvenientes, pero queremos una crítica responsable. Y a pesar de las posibles consecuencias, todo es mejor que la ausencia de críticas”. “[…] Basta que, por ejemplo, 16 mil personas tengan una opinión adversa y usted debe preocuparse, no por el porcentaje, realmente, pero pueden ser opiniones críticas o puede tratarse de alguna opinión de gente francamente enemiga, que no piense, no simpatice con la Revolución”.
“Nosotros confiábamos en la crítica y en la autocrítica, sí. Pero eso se ha casi fosilizado. Ese método, tal como se estaba utilizando, ya casi no servía. Porque las críticas suelen ser de un grupito; nunca se acude a la crítica más amplia, a la crítica en un teatro por ejemplo. Si un funcionario de salud pública, por citar un caso, falseó un dato acerca de la existencia del mosquito Aedes Aegypti, se le llama, se le critica. Bien. Pero conozco a algunos que dicen: 'Sí, me autocrítico', y se quedan tan tranquilos, ¡muertos de risa! Son felices. ¿Y todo el daño que hiciste? ¿Y todos los millones que se perdieron como consecuencia de ese descuido o de esa forma de actuar?”.
“Hay que ir a la crítica y a la autocrítica en el aula, en el núcleo y después fuera del núcleo, en el municipio, y en el país […]” (5) —las negritas son mías.
Con estos elementos de juicio —y cuando se acaba de debatir en nuestro Parlamento temas tan trascendentales como el nuevo Código de las Familias—, asumo como una alerta abogar por “Dedicarle mayor tiempo al intercambio directo con el pueblo y generar espacios de verdadera participación” —llamado reciente de Morales Ojeda en nuestro Legislativo (6)—; al tiempo que constato que todavía es una asignatura pendiente un magisterio de Fidel que data de casi tres décadas atrás, a saber:
“A la población le quedó una idea: que los contactos [Diputados/as-sus electores/as] se mantengan […] representan al municipio y al distrito de donde provienen, tienen una doble representación, y no pueden olvidar el municipio ni el distrito que los eligió, ni pueden olvidar la necesidad de los contactos, cualesquiera que sean las obligaciones de los diputados a la Asamblea Nacional. Ya esa es una tradición que surge de esta experiencia” (7) —las negritas son mías.
Entretanto, he seguido todo el proceso devenido Proyecto Código de las Familias/ Versión 25 (8). Acerca de ello, me pronuncié en las series “Cuba: Miradas al Anteproyecto del Código de las Familias (4 y final)” y “Cuba: nuevo Anteproyecto del Código de las Familias (4 y final)” (…9 y …10), sin despreciar las reflexiones que compartí en “Cuba: el Proyecto del Código de las Familias ante la serie televisiva Calendario” (11).
Y ante “Aprobado nuevo Código de las Familias: Referendo popular se celebrará el 25 de septiembre” (12), socializo las ideas que continúan:
Una, aplaudo que “La diputada por Holguín María Armenia Yi Reina, líder religiosa, apuntó que el nuevo código constituye un salto en la construcción de una sociedad inclusiva y más justa. 'Aunque plantea temas que no comparto, basada en mis principios cristianos y mi fe, digo sí por el proyecto y exhorto a que se lleve a la consulta popular y que se participe para ejercer el derecho constitucional'” —consta en ese “Aprobado…”.
Y dos, al respecto y frente a litigio alguno, aspiro a que el Tribunal correspondiente evalúe desde la Carta Magna (13) sus artículos 45 (“El ejercicio de los derechos de las personas solo está limitado por los derechos de los demás […])” —legitimado por el artículo 29 de la Declaración Universal de DDHH (14)— y 101g (“la libertad de discusión, el ejercicio de la crítica y la autocrítica y la subordinación de la minoría a la mayoría rigen en todos los órganos estatales colegiados”), para evitar males mayores. Ello, sin descartar mi convencimiento de que tenemos que nutrir la unidad en la diversidad —so pena de estimular la reversibilidad de nuestro Socialismo.
En otras palabras, vislumbro la necesidad de intervención del Tribunal de cara a conflictos por interpretación de los artículos constitucionales 42 (“Todas las personas son iguales ante la ley, […] sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o territorial”) y 45 referido. En este entramado, pienso en “Novedad en Cuba: Proceso especial para la defensa de los derechos constitucionales” (15).
O sea —insisto una vez más—, hemos de evitar equivocarnos en beneficiar a proletarios/as y no campesinos/as; a trabajadores/as manuales y no intelectuales; a jóvenes y no adultos/as; a infantes y adolescentes, y no a sus progenitores/as —incorporo ahora—; a mujeres y no hombres —aquí, muy relativamente: nuestras féminas merecen ser privilegiadas—; a personas de piel oscura y no de piel clara; a religiosos/as y no quienes no lo sean; a determinada fracción religiosa y no las demás; a homosexuales y no heterosexuales (16).
Concluyo: como homenaje recurrente al 26 de Julio (17), con la brújula del Concepto de Revolución (18) y al amparo de nuestro líder partidista y estatal Díaz-Canel; toda vez que resulta imperdonable que no aprendamos y aprehendamos enseñanzas de Martí y Fidel acerca de la crítica —sin obviar que nuestro Comandante en Jefe advirtió por partida doble que somos nosotros quienes podemos hacer fracasar la Revolución Cubana (19, 20)—; como nunca hemos de entregarnos en cuerpo y alma a satisfacer la necesidad de evitar equívocos en la construcción del proceso revolucionario cubano y así alejar la posibilidad de darle alegría al “Norte revuelto y brutal” —el mentor de nuestros odiadores. ¡Amén!
Referencias:
2.- http://www.cubadebate.cu/opinion/2022/07/23/ni-nos-rendimos-ni-nos-dejaremos-vencer/.
4.- http://www.josemarti.cu/wp-content/uploads/2014/06/09_APUNTES_PARA_EL_DISCURSO_SOBRE_ECHEGARAY.pdf.
5.- http://www.fidelcastro.cu/sites/default/files/documentos/libros/cien_horas_con_fidel.pdf.
6.- https://www.juventudrebelde.cu/cuba/2022-07-21/mayor-tiempo-al-intercambio-directo-con-el-pueblo.
7.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1993/esp/f150393e.html.
13.- http://media.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2019/01/Constitucion-Cuba-2019.pdf.
14.- https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights.
17.- http://historico.cubainformacion.tv/index.php/historia/51241-ipor-que-cuba-celebra-el-26-de-julio.
18.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2000/esp/f010500e.html.
19.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1959/esp/f080159e.html.
20.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2005/esp/f171105e.html.
