Gerardo Moyá Noguera*.- El diario digital Juventud Rebelde, cubano, claro, nos envía la siguiente noticia: "el presidente de la República de Cuba, mediante un homenaje protocolar, coloca en el pecho de cinco mujeres la orden Mariana Grajales". Las mujeres cubanas dan la llave de la vida, ayudan, dan incluso su sangre con su fe al que aman y sobre todo, aman a la Revolución cubana.
Dice el refranero que "detrás de cada gran hombre hay una gran mujer" y es completamente cierto este refrán. Díaz-Canel ha colocado, como apunta Juventud Rebelde, la orden Mariana Grajales, aquella gran mujer, madre del independentista Antonio Maceo y José Maceo y muchos más hijos e hijas que tuvo en la vida. No nos cabe la más mínima duda, pero si la luz se perdiera, hallaríasela de nuevo encendida en el alma de una mujer, por qué no ha de levantarse la mujer (Mariana Grajales) que una vez cayó y mil veces más? El ciudadano presidente, Díaz-Canel, está siempre presente entre los suyos, el pueblo. Los homenajes que ofrece al pueblo y a sus mujeres y hombres y que muchos de ellos y ellas han sido y son fieles a la Revolución cubana no tiene parangón. Esta es la savia de la vida y de su resistencia y solidaridad ante el mundo. Ellas, son mujeres que dan sin pedir o solicitar nada a cambio, mujeres que tan pronto cogen un fusil para defender su revolución o se dedican, en cuerpo y alma a cuidar exquisitamente a sus seres queridos entrados en años. "¡Qué hermosa mujer la que resiste a su infortunio y qué brutal y repugnante la que lo desnoblece y vulgariza!"
Presidente de la Casa de Amistad Baleares-Cuba
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