El socialismo, cualquier socialismo existente en el mundo, viene acompañado por el sacrificio de unos en beneficio de otros. Exactamente como en Cuba y otros países del hemisferio latinoamericano y caribeño. ¡¡Ah!! y la gran pregunta: ¿existen ciudadanos en Europa y en el mundo (salvo excepciones) que se sacrifiquen en beneficio de los demás? No. Rotundamente no. De lo contrario estaríamos todos con el socialismo-democrático. Sé o sabemos positivamente que alguien  tiene que llevar el timón de la nave del gobierno, de esto no cabe la menor duda, pero el que lleva  el timón del gobierno tiene que tener siempre en su mente que es el pueblo quien le da o quita esta responsabilidad política. Ahí y en estas condiciones podemos hablar de un estado o gobierno socialista, como el cubano. No tenemos que ser sumisos porque esta sumisión nos conduce a la desesperanza política e incluso ideológica. Estas dos situaciones se dan, por ahora, en Europa y España, que también está en Europa. No existe miedo al socialismo, sino miedo e incluso pánico  que los que  mandan actualmente se vayan a sus casas y por supuesto a sus antiguos trabajos, si es que los han tenido, si no cumplen con sus deberes políticos. Ahí está el gran peligro antisocial. El político socialista tiene que hacer su trabajo pensando en función de los demás, nunca en sí mismo ni en las próximas elecciones. En la Grecia antigua donde dicen nació la democracia se contaba poco o nada con las clases bajas a la hora de votar y decidir. Dejemos de ser sumisos al poder establecido, de lo contrario pasaremos al otro estadio, la esclavitud.