Por Arthur González/Martianos-Hermes-Cubainformación.- En un escenario de recrudecimiento del despiadado bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, que pretende lograr el colapso de la economía cubana para derrocar a la Revolución socialista, los yanquis se pone el disfraz de “humanitarios” y ofrecen el envío de dos millones de dólares en asistencia al pueblo cubano, según ellos “para paliar los daños ocasionados por el huracán Ian en la isla”.
Llama la atención esa oferta a solo días de la presentación del documento contra el bloqueo, que nuevamente hará Cuba ante la Asamblea General de la ONU.
El ofrecimiento es una desfachatez total para un gobierno que, solamente entre agosto de 2021 y febrero de 2022, provocó pérdidas de tres mil 806 millones de dólares a la economía cubana, cifra récord para un período de siete meses.
La desvergüenza yanqui se comprueba en las declaraciones de Ned Price, portavoz del Departamento de Estado, quien afirmó: “Tras el devastador impacto del huracán, Estados Unidos está brindando al pueblo cubano ayuda humanitaria crítica, mediante socios internacionales de confianza que trabajan directamente con los cubanos, cuyas comunidades fueron devastadas por la tormenta.
El socio de confianza seleccionado para ejecutar la “ayuda humanitaria” es la USAID, Agencia Internacional para el Desarrollo, que cuenta con un amplio expediente de acciones para subvertir el orden interno en Cuba, respaldadas con un presupuesto multimillonario para repartirlo entre organizaciones contrarrevolucionarias al servicio de la política yanqui contra la Revolución.
Para no dejar dudas de lo que pretenden hacer los yanquis con esa “ayuda humanitaria”, basta leer lo publicado por la Embajada de Estados Unidos en La Habana en su perfil de Twitter: “La ayuda no irá al gobierno cubano, sino que será entregada a ONG independientes que tienen experiencia y ya están trabajando en la Isla directamente con las poblaciones afectadas”.
La selección de la USAID para entregar los dos millones de “ayuda humanitaria” no es casual, está basada en su programa contra Cuba y en las declaraciones en abril del 2003 ante el pleno de la comisión sobre Cuba de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, donde la sub administradora adjunta de la USAID para América Latina, expresó:
“La USAID ha tomado en seriedad el encargo de promover una transición pacífica a la democracia en Cuba…Por medio de su Programa para Cuba, promete intensificar sus esfuerzos y apoyo a esas voces vitales de libertad…Nuestro plan es acelerar, por todas las maneras posibles, el progreso de la libertad en la Isla…La USAID se enorgullece de ser parte de este esfuerzo, tal como hicimos en Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Sudáfrica, Chile, Nicaragua y otros lugares”.
En los últimos 22 años el denominado “Programa Cuba” de la USAID, ha constituido una fuerza de tarea de Estados Unidos para su accionar subversivo, al financiar a los grupúsculos contrarrevolucionarios con no menos de 300 millones de dólares, mediante nuevas oficinas de trabajo para el supuesto “apoyo a la Democracia y Gobernabilidad, los Conflictos, las Iniciativas hacia una transición y el Apoyo a la sociedad civil cubana”, todas utilizadas por la CIA para sus acciones encubiertas.
En el 2001, la USAID ejecutó cerca de 200 entregas personales en la Isla a cabecillas contrarrevolucionarios, por un monto de 100,000 dólares para llevar a cabo provocaciones ilegales, en abierto desafío a las autoridades cubanas e incitar al desorden público y atraer a la prensa extranjera para que divulgaran dichos actos.
Entre los años fiscales 2001 y 2006, la USAID asignó para Cuba 61 millones de dólares para desarrollar 142 proyectos subversivos y construir una soñada “quinta columna” interna, que posibilitara una “Primavera cubana”. Entre los años 2007 y 2013, la suma alcanzó la cifra de 120,639,795. Así surgieron proyectos como Zunzuneo y otros por el estilo, a través de las redes sociales que hoy incitan a las protestas callejeras y acciones terroristas.
El ideólogo yanqui Thomas Carothers, expresó:
“El impacto político de los programas de la USAID dirigidos contra Cuba son a largo plazo, al estar diseñados para sembrar los fundamentos de una transición y no pueden medirse en su fase de implementación […] muchos de los resultados importantes de los programas de Democracia son psicológicos, morales, subjetivos, indirectos y retardados en el tiempo”.
Los programas subversivos de la USAID contra Cuba se incrementaron en el último quinquenio y según sus documentos oficiales se calculan en más de 500 proyectos contrarrevolucionarios, promovidos dentro y fuera del país, con un presupuesto de millones de dólares.
En el 2021 el Departamento de Estado apoyó abiertamente el inventado “Movimiento de San Isidro” y ofreció hasta 1 millón de dólares para programas de la USAID que estimularan “los derechos civiles, políticos, religiosos y laborales en Cuba”. El objetivo es fortalezcer la capacidad de los denominados grupos “independientes” de la “sociedad civil” y acusar a los funcionarios cubanos de violar los derechos humanos”.
A la vez que ofrecen una miserable cifra de 2 millones para “ayudar al pueblo cubano” por los desastres del huracán Ian, su sostenida guerra económica, comercial y financiera se intensifica. En los primeros 14 meses del gobierno de Joe Biden, el daño económico ocasionado a Cuba ascendente a 6 mil 364 millonesde dólares, o sea más de 454 millones de dólares mensuales y más de 15 millones de dólares diarios, en daños y perjuicios, según informó el canciller Bruno Rodríguez.
A eso se suma que, entre enero 2021 y febrero del 2022, Estados Unidos con su guerra financiera contra la Isla, realizó 642 acciones directas contra bancos extranjeros para que se negaran a prestar sus servicios de transacciones financieras o de lo contrario serían multados con sumas millonarias.
Si realmente Joe Biden quiere hacer una acción humanitaria para ayudar al pueblo cubano, debería excluir a Cuba de la espuria lista de Estados patrocinadores del terrorismo, situación que arrecia las medidas de guerra económica para asfixiarla y provocar una revuelta popular contra el gobierno revolucionario. También podría dejar de prorrogar anualmente el Acta de Comercio con el Enemigo, aplicada solamente contra Cuba desde 1961. Eso sí podría considerarse como acciones en la dirección correcta.
Cuba nunca aceptó ayudas del gobierno yanqui y cuando George W. Bush lo intentó hacer, Fidel Castro con esa genialidad que lo acompañó hasta su muerte, le respondió sagazmente: “no me regales nada, déjame comprar alimentos”.
El pueblo cubano no tiene motivos para agradecerle nada al gobierno estadounidense y menos aún cuando mantienen su criminal bloqueo y pretenden emplear a la USAID para entregar una ridícula cantidad que no se compara con el daño causado durante 63 años a todo un pueblo, solo por defender el derecho a su soberanía.
Estados Unidos persiste en su empeño de generar carencias materiales, escasez, sembrar el desaliento, la insatisfacción y provocar daños al pueblo cubano y jamás ha estado preocupado por su bienestar. Su guerra biológica, que introdujo decenas de agentes patógenos para infestar a personas, animales y la flora, lo demuestran, algo que los cubanos no olvidan.
Razón tiene José Martí cuando afirmó:
“Las cosas hay verlas en sus causas y objeto, no en la superficie”.
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