Noel Manzanares Blanco – Cubainformación.- En la impronta de Fidel en la historia del unipartidismo, resalta la continuidad/enriquecimiento de la obra martiana y, a la vez, su condición de educador social
Este aniversario de la partida física de Fidel (2016/25 de noviembre/ 2022), constituye una oportunidad para compartir con mis lectores/as grosso modo aristas de su pensamiento revolucionario a tono con estudios que realizo. Se trata de un complemento de lo que divulgué en “Fidel apostó en La Habana por el Partido único” el 08 de enero de 2019 (1) y en “Cuba: Fidel Castro, el MR 26-7 y el Comunismo” el 14 de mayo de 2020 (2).
Puntualmente, distingo el carácter de educador social de Fidel —en su condición de discípulo por excelencia de José Martí— desde su impronta en la historia del unipartidismo en Cuba en el período 1955-1965, toda vez que él posee los siguientes rasgos esenciales de ese carácter que se asumen en concordancia con el magisterio de Rolando Buenavilla Recio (3 y 4):
Poseer una personalidad ejemplar; ser un excelente comunicador; emitir mensajes dirigidos a la comunidad humana; dominar contenidos de disímil naturaleza; estar capacitado para exponer sus ideas a través de la oratoria, la literatura, la docencia, la diplomacia, el diálogo; y tener convicciones manifestadas en su constante esfuerzo por llevar a la práctica sus ideas —además de reflejar amor/apego a los valores espirituales (5). Ello, una añadidura del papel de la educación como fenómeno social presente en el pensamiento pedagógico de Fidel (6).
Primeramente, advierto que Fidel tributa a la historia del unipartidismo en Cuba a través de la construcción de la unidad político-organizacional del pueblo cubano y de este con su vanguardia ideo-política vs. la dictadura batistiana subordinada a EEUU (1955-1958), sin obviar que el antecedente más cercano se encuentra en el Asalto al Moncada el 26 de Julio de 1953 que el 16 de octubre siguiente dio lugar al juicio/alegato de autodefensa de Fidel —La historia me absolverá— convertido en el programa político del nuevo movimiento revolucionario de Cuba (7) y basamento del despliegue de su condición de educador social.
Precisamente, en La historia me absolverá Fidel define las fuerzas motrices de esa gesta, a través de su concepto de pueblo: los seiscientos mil cubanos que estaban sin trabajo; los quinientos mil obreros del campo que habitaban en los bohíos miserables; y otros desafortunados del momento, a quienes convoca a la unidad para el combate contra la tiranía de Batista y a luchar con todas sus fuerzas para alcanzar “la libertad y la felicidad” (8) —también reflejo de su quehacer como educador social.
Para 1955, tuvo lugar la excarcelación de Fidel y otros asaltantes del Moncada, el 15 de mayo; tuvo lugar el acuerdo de nombrar a la organización en que militaban como Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR 26-7), el 12 de junio —anteriormente, solo le llamaban el Movimiento—; y tuvo lugar la salida hacia México a preparar la continuidad de la gesta liberadora desde el exilio, el 7 de julio (9); al tiempo que desarrolla una intensa labor mediática (10).
Ya en tierras mexicanas —mientras que centra su quehacer en la faena proselitista-revolucionaria o sea, como educador social—, una premisa rige el desempeño de Fidel, a saber: “El Movimiento 26 de Julio es la invitación calurosa a estrechar filas, extendida con los brazos abiertos, a todos los revolucionarios de Cuba sin mezquinas diferencias partidaristas y cualesquiera que hayan sido las diferencias anteriores” (11).
En consecuencia, hubo contactos entre el MR 26-7 y el Directorio Revolucionario (DR —lo de 13-M se agregó posteriormente en honor a los sucesos del ese día de marzo de 1957), firmados en agosto de 1956 por Fidel y José Antonio Echeverría —entonces Echeverría firmó como Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria— conocido como “Carta de México” (12); y el acercamiento del Partido Socialista Popular (PSP —Comunista) al MR 26-7, en noviembre del mismo año, con el objetivo demorar la casi inminente expedición armada del Movimiento y hacerla coincidir con las proyectadas huelgas del sector azucarero previstas por ese Partido para principio del siguiente año (13).
Es más conocido el Desembarco del Granma el 2 de diciembre de 1956, el revés de Alegría de Pío ocurrido tres días después… o sea, el inicio de la lucha en lo que la historia registra como la Sierra y el Llano. Por delante quedaba el espacio en que el núcleo de lo que definitivamente sería la vanguardia político-revolucionaria cubana tenía que consolidar su papel como fuerza hegemónica sin renunciar a la edificación de la unidad con las demás organizaciones que enfrentaban la tiranía batistiana; aspecto para el cual saldría a relucir la característica de educador social que acompaña a Fidel.
Así llegamos al triunfo revolucionario del 1ro. de Enero de 1959. Entonces, Fidel trabajo en las premisas del unipartidismo en Revolución entre ese año y el siguiente, contra obstáculos. Se requería de una condicionante partidista puntualizada por el propio Fidel en La Habana, el octavo día de 1959, al examinar que el DR 13-M ocupó instalaciones como el Palacio Presidencial, la Universidad de La Habana y la Base Aérea de San Antonio de los Baños; lance que provocó una situación de discordia y condujo a que el Comandante en Jefe planteara:
“Creo que todos debimos estar desde el primer momento en una sola organización revolucionaria […] Los peores enemigos que en lo adelante pueda tener la Revolución Cubana somos los propios revolucionarios” (14). “[No culpo al DR 13-M] culpo al señor Faure Chomón de estos problemas que están surgiendo” (15) —trama rectificada por Chomón, posteriormente. He aquí otra manifestación de la faena fidelista como educador social.
No obstante, el acercamiento-identificación entre el Movimiento, el Partido y el Directorio fue in crescendo: el 16 de agosto de 1960 se desarrollo la sesión de la VIII Asamblea del PSP con invitados del MR 26-7 y el DR 13-M; y el siguiente mes de septiembre, la Dirección Nacional del MR 26-7 orientó a sus integrantes cerrar filas con el PSP y el DR 13-M. y crear el Buró de Coordinación de Actividades Revolucionarias en todos los niveles de dirección, lo cual permitiría un trabajo más coherente y sistemático entre las tres organizaciones e ir creando las condiciones para la integración definitiva.
Resulta evidente, pues, que a esta altura los contactos no solo eran tangibles entre las máximas direcciones del MR 26-7 y el PSP, sino que además incluía al DR 13-M. (16).
Es decir que el comportamiento del Movimiento, el Partido y el Directorio entre 1959 y 1960 generó un nuevo escenario político-organizacional que devino premisa de la posterior construcción de una sola organización revolucionaria que liderara a la nación o sea, la edificación del unipartidismo martiano y fidelista como sujeto rector del devenir histórico cubano. En ello —y en adelante— está la impronta de Fidel.
Un momento decisivo para la referida construcción se encuentra en el Pleno del Comité Nacional del PSP efectuado el 24 de junio de 1961, concebido para examinar lo relacionado con la creación de una sola organización partidista, ocasión para la cual también fueron invitados los dirigentes principales del MR 26-7 y el DR. 13-M., continuando lo acontecido al respecto en la citada VIII Asamblea del PSP (17).
La médula del sentir de la unánime aprobación por ese pleno de la resolución acerca de la creación de un partido unido se puede hallar en el documento del PSP que al respecto escribe Blas Roca, donde se acredita: “Fidel es ya el más alto dirigente socialista y obrero cubano./ Nosotros, viejos militantes del socialismo en nuestro país, proclamamos la dirección de Fidel Castro y tenemos plena confianza en que nos conducirá con acierto y que se desarrollará aún más [...]” (18).
Al meditar sobre este documento del PSP, se puede subrayar, por una parte, el elevado grado de desprendimiento personal que existía en la Dirección Nacional de esa organización —en especial: de Blas Roca, como asimismo en Fidel—; por otro lado, la idea de una fusión que partiera de una integración con vistas a un objetivo superior: la constitución del Partido; y además, el explícito reconocimiento a Fidel Castro como líder que podía y debía conducir, por derecho propio —además de su condición como educador social—, los destinos del proceso revolucionario cubano, elemento verdaderamente significativo.
A tenor con la mencionada resolución del PSP sobre la creación de un partido unido, esa organización se disolvería para pasar a concretar tan marcado empeño político-revolucionario; asunto que también tuvo lugar para el MR 26-7 y el DR 13-M por decisión de sus respectivas direcciones.
Acerca de este trascendental pasaje en la historia del unipartidismo en Cuba, el 26 de julio de 1961 el propio Fidel, después de referirse a cómo el pueblo cubano para esa fecha ya estaba mejor preparado y más cohesionado en sus organizaciones de masas, destaca que se asistía a “un cemento [que] se une y orienta a través de los cuadros de las Organizaciones Revolucionarias Integradas, que marchan hacia la formación del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba” (19).
En aquella misma ocasión, el Comandante en Jefe expresó: “[…] y ahora, que levanten la mano los que apoyan la reunión de todos los revolucionarios en el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba”. Y fue unánime la respuesta de quienes se encontraban en esos festejos por la efemérides del 26 de julio: con los brazos en altos, la representación del pueblo cubano que allí se había congregado apoyó el proceso de construcción de dicho Partido —acaso, una muestra más de su desempeño como educador social.
De este segmento de la evolución de lo que definitivamente sería la vanguardia político-revolucionaria cubana expresada en una sola organización, debe resaltarse la concepción prevaleciente: la norma organizativa sería la selección y la calidad de la militancia, con un rigor ascendente, pues quienes eran encargados de llevar adelante ese proceso no tenían la suficiente capacidad. Por tanto, la exigencia iría aumentando y cada vez serían necesarios más requisitos para ser miembro del Partido; como explicara el mismo Fidel en charla ofrecida en la Universidad Popular (20) —otra muestra de su desempeño como educador social.
Además, esa concepción sobre la organización partidista se apoyaba en la igualdad de derechos y consideraciones a toda la militancia, lo que equivalía a decir que el presupuesto era que no habría discriminación alguna por la afiliación de procedencia: no importaría los años que se hubieran servido en el MR 26-7, el PSP y el DR. 13-M., sino el mérito en la lucha que estaba por desarrollarse. Aquí, asimismo está la impronta fidelista.
Sin embargo, hubo dificultades y deficiencias en la concreción de lo anteriormente expresado. Realmente, se entronizó en la organización el sectarismo que encabezó Aníbal Escalante, quien creó condiciones “que tendían a la conversión de ese aparato no en un aparato de vanguardia de la clase obrera sino en un nido de privilegios, de tolerancia, de beneficios, en un sistema de mercedes y de favores de todos los tipos” (21).
Mas, a tiempo tuvo lugar la rectificación, a partir de marzo de 1962. El día 8 de ese mes, se tomó la decisión de constituir oficialmente la Dirección Nacional de las ORI, tras la unánime condena al sectarismo y la ratificación del liderazgo de Fidel. Catorce días después, el 22, esa Dirección nombró a Fidel Castro y Raúl Castro como Primer y Segundo Secretarios, respectivamente, además de acordar integrar su propio Secretariado, una Comisión de Organización y otra Sindical, y designar a Blas Roca director del periódico Hoy; y el día 26 —como de costumbre ante sucesos extraordinarios—, el máximo líder informó a la población (22).
Entonces se desarrolló un nuevo proceso de organización de la base partidista, a través de la conformación de núcleos cuyos militantes tendrían que estar avalados por tres requisitos cardinales: uno, Ser un trabajador ejemplar; dos, Tener una moral probada; y tres, Poseer el visto bueno de las masas (23). Este último requisito, una novedad en las filas partidistas revolucionarias.
Sobre la base de toda la experiencia asimilada, en mayo de 1963 se optó definitivamente por llamar a la vanguardia en cuestión PURSC en vez de ORI. Y no se trataba solamente del tránsito formal de una a otra denominación, sino de un cambio cualitativo que provocaría un salto en la razón de ser del Partido en Cuba: conducir cada vez más y mejor a todo el sistema político y a la sociedad en sentido general.
Todo ello, con una sentencia de Fidel expuesta el 2 enero de 1963 —base para la perspectiva del proceso unipartidista cubano desde la dimensión socio-educativa: “A nuestro pueblo una orientación: que nuestra tarea es unir, dentro y fuera; eliminar todo lo que nos divida, dentro y fuera; luchar por todo lo que nos una, dentro y fuera. ¡La unidad dentro de los principios, esa es nuestra línea!” (24).
Así continuó la construcción partidista cubana con el liderazgo político y educativo de Fidel.
Con estos presupuestos, entre los días 30 de septiembre y 1ro de octubre de 1965, La Habana fue escenario de importantes reuniones de la Dirección Nacional del PURSC con los Miembros de los Buros Provinciales del Partido, los Secretarios Generales de los Comités Regionales y dirigentes del Estado a nivel provincial. Para estas ocasiones, respectivamente, se analizó lo concerniente a la organización del Poder Local y del Partido.
Lo más significativo de esas reuniones del PURSC a nivel nacional se puede encontrar en los siguientes acuerdos: Constitución del Comité Central del Partido, el Buró Político, el Secretariado —encabezado por Fidel Castro y Raúl Castro como Primero y Segundo Secretarios, respectivamente— y las Comisiones de Trabajo.
Por su parte, en la primera reunión del Comité Central, celebrada el 2 de octubre de 1965, se tomaron las decisiones de ratificar el acuerdo de la Dirección Nacional acerca del Buró Político, el Secretariado, el Secretario de Organización y las Comisiones de Trabajo; confirmar el acuerdo de la Dirección Nacional de fusionar los periódicos “Hoy” y “Revolución” en un solo órgano: el periódico oficial del Partido con el nombre de “Granma”; y corroborar el acuerdo de esa Dirección de cambiar el nombre del Partido Unido de la Revolución Socialista por el de Partido Comunista de Cuba (25).
Acerca de este último acuerdo, en el acto de presentación del primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba el día siguiente, Fidel reflexionó: “[…] y puesto que es necesario que el nombre de nuestro Partido diga no lo que fuimos ayer, sino lo que somos hoy y lo que seremos mañana, ¿cuál es, a juicio de ustedes, el nombre que debe tener nuestro Partido? [Pregunta Fidel, responden los presentes: '¡Comunista!' y él reafirma] ¡Partido Comunista de Cuba!”; al tiempo que de inmediato dio lectura a la misiva de despedida de Che Guevara (26).
Al hacer una valoración del acontecer partidista en Cuba en aquellos días, debe resaltarse lo siguiente:
Por un lado, esas reuniones y sus principales acuerdos constituyeron tanto la cumbre del proceso de conformación de la unidad de la vanguardia político-revolucionaria cubana después del triunfo, como el comienzo de un protagonismo unipartidista cualitativamente superior en la Historia de la Revolución Cubana. Por otra parte —y consiguientemente—, se trata de la confirmación de la certeza de la línea estratégico-táctica seguida por Fidel en término de unidad contra dispersión, de acuerdo con las condiciones histórico-concreta de cada momento.
En consecuencia, al llegar al esplendor la formación de la nueva vanguardia político-revolucionaria que conduciría a la sociedad cubana a partir del último tercio de 1965, se asiste a una expresión partidista particular sin obviar lo general, a la organización que estaba llamada a encabezar la lucha desde los principios del marxismo y del leninismo, las ideas martianas y el pensamiento creador de Fidel al respecto; y a la apertura de una etapa cualitativamente superior para la Revolución Cubana.
Concluyo: así queda revelado parte significativa de la impronta de Fidel Castro Ruz en la historia del unipartidismo en Cuba —reflejo de la culminación del tránsito del pluripartidismo al unipartidismo martiano (unidad del pueblo y de este con su vanguardia político-revolucionaria) continuado/enriquecido por el propio Fidel—; un contenido nutrido por la labor de educador social desarrollada por el propio líder de la Revolución Cubana. Así se devela un legado que nos ha de acompañar. ¡Amén!
*Este título se hizo con la colaboración de los Dr. C. Maritza Alvarez López, Alodio Mena Campos y María Isabel Bardina Torres.
Referencias:
4.- http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1992-82382018000100002.
5.- http://revistavarela.uclv.edu.cu/index.php/rv/article/download/683/1305/2801.
6.- http://revistavarela.uclv.edu.cu/index.php/rv/article/view/647/1254.
7.- https://www.cuba-si.ch/es/por-que-cuba-celebra-el-26-de-julio/.
10.- http://www.fidelcastro.cu/es.
11.- http://www.fidelcastro.cu/es/articulos/el-movimiento-26-de-julio.
12.- http://www.fidelcastro.cu/es/documentos/carta-de-mexico-1956.
13.- http://www.fidelcastro.cu/es/articulos/no-hay-otra-salida-que-la-revolucion.
14.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1959/esp/f080159e.html.
16.- Darushenkov, O. (1979). Cuba, el camino de la Revolución. Creación del partido marxista-leninista unido. Editorial Progreso, Moscú.
17.- PSP. (1960). VIII Asamblea Nacional. La Revolución avanza unida en torno a Fidel. Ediciones Populares. La Habana.
18.- PSP. (1961). Documentos del Pleno Nacional del 24 de junio de 1961. En: Darushenkov, Oleg (Ob. Cit.).
19.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1961/esp/f260761e.html.
20.- Castro, F. (1961). El Partido Unido de la Revolución Socialista. Charla ofrecida en la Universidad Popular el 1ro de diciembre de 1961. Compendio. Cinco Discursos. Editado por el E.I.R. La Habana, 1964.
21.- Castro, F. (1962). Algunos problemas de los métodos y formas de trabajo de las ORI. Compendio. Cinco Discursos. Editado por el E.I.R. La Habana, 1964.
22.- Grobart, F. (1981). El proceso de formación del PCC. Revista Cuba Socialista, La Habana. No. 1 de diciembre.
23.- Malmierca, I. (1964). El método de las tres vías y los tres principios para el crecimiento normal del Partido. Revista Cuba Socialista, La Habana. No 35. Julio.
24.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1963/esp/f020163e.html.
25.- http://banderaroja.blogspot.com/2007/07/apuntes-sobre-la-formacin-del-partido.html.
26.- http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1965/esp/f031065e.html.