Gerardo Moyá Noguera*.- Creo que fue en marzo del 2009 cuando Carlos Lage y Pérez Roque fueron destituidos de sus cargos por el ínclito comandante en jefe Fidel Castro Ruz, quien apuntó: "Ambos no eran en absoluto faltos de valor personal, sino que la miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que les condujeron a un papel indigno".
Así fue y desgraciadamente será siempre así. Cuando un dignatario del pueblo sube al poder por diversas razones, si no se ha sacrificado antes por la causa, tal como hicieron Fidel y los rebeldes en Sierra Maestra, no conocen otra opción que el poder que el pueblo les ha otorgado para ocupar diversos cargos institucionales. Ahí radica el gran problema, "las mieles del poder". Estas no lo saborearon ni Fidel, Che, Céspedes, Maceo, Martí y todos y cada uno de los mártires y luchadores por la causa socialista. Dice la frase "que el poder corrompe", pero ojo!!! Tanto Fidel como los mártires por la causa socialista están ahí, mandando, es por derecho propio y además les apoya el pueblo quien los ha colocado ahí para siempre. Tanto Lage como Roque, como muy bien afirma Fidel Castro, ni conocieron ni vivieron sacrifico alguno y cuando se vieron envueltos del poder metieron la pata y la mano. La ambición de poder, de dinero fácil, les cegó, según mi opinión. Y ahora actualmente ocurre exactamente lo mismo con los mandatarios occidentales y del mundo, salvo excepciones.
