Como más capaces de infectar a múltiples especies, y con más facilidad para saltar de animales a humanos, han sido caracterizados los virus envueltos, esos que tienen una cubierta exterior lipídica como el Sars-CoV-2, aunque todavía no están claros los mecanismos mediante los cuales favorecen la zoonosis.

“Una de las hipótesis es que esta estructura sirve a los virus para hacerse pasar por restos celulares que son fagocitados por las células como parte del proceso fisiológico de ‘reciclaje molecular’ que se da en todos los animales”, explica Rafael Sanjuán, de la Universidad de Valencia, España.


“Otra es que las envolturas confieren a las proteínas de superficie del virus mayor flexibilidad para unirse a diferentes tipos de proteínas del huésped. Estas y otras ideas están actualmente bajo investigación”, añadió el experto.

Rafael Sanjuán, de la Universidad de Valencia, España.

Las reflexiones anteriores —fundamentadas en el análisis de 12.000 asociaciones virus-huésped, pues dichos microorganismos despliegan diferentes estrategias vitales para entrar a su víctima y sustento—, resultan de una investigación liderada por Sanjuán y publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

La envoltura lipídica —define San Juan— es una estructura que poseen algunos virus derivada de la superficie de las células a las que infecta.

“Nuestro análisis revela que, por encima de otros rasgos virales como la composición del genoma, el tamaño o el compartimiento de replicación, los virus envueltos tienden a infectar a más especies huésped y tienen más probabilidades de infectar a los humanos que los virus sin envoltura”, se añade en el artículo, también firmado por integrantes del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas, Centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Sanjuán, experto dedicado al estudio de las amenazas virales de la fauna salvaje, añade que en los últimos años se han hecho esfuerzos para caracterizar los virus presentes en mamíferos como murciélagos y roedores.

Pero, estudios previos —subraya— se basaban en unos pocos centenares de virus altamente caracterizados por sus implicaciones biomédicas o económicas, y ese conjunto no representa la diversidad viral existente en la naturaleza. “Por tanto, ofrecía una visión limitada de la capacidad de un virus para colonizar nuevos hospedadores”.

Técnicas de investigación capaces de detectar nuevos virus como la metagenómica —utilizada en la investigación referida— hacen que la visión de la diversidad viral sea cada vez más amplia, explicó el científico valenciano.

Esta tecnología es capaz de detectar el material genético de virus en muestras ambientales. Con ella, el equipo investigador pudo estudiar 5.149 virus y 1.599 especies huéspedes y analizar un total de 12.000 interacciones.

“Conocer qué tipo de virus es el más propenso a traspasar la barrera de especie puede ayudar a guiar los programas de vigilancia de nuevos virus, algo cuya importancia ha quedado de manifiesto con la irrupción de la epidemia provocada por el SARS-CoV-2”, indican los autores.

No es casual, resume San Juan, que la gran mayoría de virus emergentes humanos como el VIH, nuevas cepas de gripe, los virus del Zika y el Ébola, el SARS-CoV-2 o la viruela del mono, entre otros, sean virus con envoltura. “Esto sugiere que deberíamos priorizar la vigilancia de este tipo de virus”.

Foto de portada: SINC.

(Tomado de Cuba en Resumen)

 

 

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