Por Lazaro Fariñas*/Foto Virgilio Ponce -Martianos.- UNA DESCARGA PERSONAL.- Cuando salí de Cuba a finales del 61, aún los norteamericanos no habían impuesto el embargo y aún en Cuba se permitía la libre empresa. En realidad, comenzaban a escasear algunos productos, pero en general había una oferta de los mismos bastante aceptable. Ya hacía alrededor de poco más de un año que había dejado mi trabajo para dedicarme a otras cosas bastante más peligrosas.
Salí de Cuba hacia México una tarde noche y aunque eso hace más de 62 años, aún recuerdo, como si fuera hoy, la tristeza que sentí al ver la ciudad de La Habana desde la ventanilla del avión sabiendo que iba hacia un destierro que estaba comenzando, pero que no tenía la menor idea de cuándo iba a terminar. Terminó 18 años más tarde cuando aterricé en Varadero lleno de alegría al volver pisar a Cuba otra vez.
Nunca quise irme de mi Patria y solo lo hice, porque en aquella ocasión no me quedo más remedio que meterme en una embajada y pedir asilo político ya que la alternativa no era nada deseada.
Salí de Cuba, pero nunca Cuba salió de mí, nunca le deseé mal al pueblo cubano ya que lo consideraba, lo consideré y lo considero mi pueblo. Mis discrepancias políticas con el gobierno revolucionario nunca me llevaron al anti cubanismo, muy diferente a estos que empezaron odiando a Fidel y su revolución y terminaron odiando a Cuba y a su pueblo
*Lazaro Fariñas, periodista cubano, residente en EEUU.
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