Iroel Sánchez - La pupila insomne.- Hace cinco años el medio argentino Página 12, en ocasión del comienzo del primer mandanto como Presidente de Miguel Díaz-Canel, me hizo estas preguntas, estas fueron mis respuestas que mantengo de la A a la Z:
–¿Cómo se perciben en Cuba los cambios que se produjeron en el gobierno y que llevaron a Miguel Díaz Canel a la presidencia?
–Creo que se ven como el deseo de una continuidad en la Revolución. Que quizás no es como la observa la mayoría de los medios de comunicación fuera de Cuba, que tiene una expectativa un poco morbosa. Ver al país sin los Castro. Pero se percibe con normalidad, también con expectativa. Para mi generación en particular, Díaz Canel es uno de nosotros. Un compañero de origen humilde, que es ingeniero y estudió en una buena universidad, de las más importantes del país. Fue profesor universitario, colaborador internacionalista en Nicaragua, aceptó trabajar profesionalmente en la Unión de Jóvenes Comunistas. Nunca fue una persona que perdiera su conexión con la realidad. Ahora tiene una tarea enorme sobre sus hombros. Pero no es alguien de laboratorio, ni enajenado. Ha estado bien ubicado en el momento histórico del país. Un cubano de Cuba conectado con su actualidad, su pueblo. Estoy seguro de que hará lo mejor por el país.
–¿Qué es lo que puede ofrecerle a Cuba su primer presidente nacido después de la Revolución?
–Es un hombre culto, inteligente, que ha impulsado el proceso de informatización de la sociedad, la apertura de Internet, cercano al uso de las tecnologías, con una visión no ingenua, si no crítica. Tiene una relación también con el mundo de la cultura, de la información, trabajó en la esfera ideológica del Partido Comunista. Yo creo que todo eso lo va a aportar a su trabajo. Tiene además un vínculo con la intelectualidad, con la ciencia, es alguien que proviene de un ambiente de trabajo que es de los más exigentes por el peso del mundo intelectual en Cuba, en su sentido más amplio. Es una capacidad que él tiene y que guarda relación con las características de la generación a la que pertenece. Una generación muy formada.
–Se dice que cuando era funcionario provincial, Díaz Canel solía aparecerse por sorpresa donde la gente lo necesitaba, una práctica que caracterizó a Fidel Castro en el modo de acercarse al pueblo. ¿Es así o se trata de propaganda oficial?
–No es un hombre de protocolos, y sí de estar cerca de la gente, abierto al debate. Por razones de trabajo quienes hemos interactuado con él lo sabemos agudo, rápido pensando, rápido al ir a la esencia de las cosas, como toda persona inteligente. Es un hombre que se emociona, que siente por Fidel, por Raúl, por la Revolución, pero sobre todo siente por el pueblo. Y eso guarda relación con la leyenda que se creó y el afecto que se ganó entre la gente en los lugares donde trabajó. No ha perdido esa cercanía con la gente.
–¿Podría afirmarse que es el puente adecuado que une a la vieja generación de la Revolución y la nueva?
–El tiene la tarea de dirigir a este país en los próximos diez años y quizás un poco más porque debe terminar un mandato en el partido como Raúl lo explicó. Cuando finalice esa tarea estará por los 70 años y será un hombre en plenitud, con vitalidad intelectual, no será un anciano. En Cuba hay un porcentaje muy alto de gente que tiene más de 60 años, el 20 por ciento, y por eso creo que es un puente generacional porque está entre esas personas de más de 60 años y otra generación que andará por los 40 y pico. Pero más importante que las edades es la capacidad de diálogo con unos y con otros, la capacidad de conocer las problemáticas de esas generaciones y de interactuar con ellas.
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