Por Lazaro Fariñas*/Foto Virgilio Ponce -Martianos.- digital@juventudrebelde.cu.- Por fin después de más de dos años de investigaciones, un Gran Jurado del estado de New York decidió encausar a Donald Trump. En realidad no se explica el porqué las autoridades de ese estado se demoraron tanto para hacerlo, pero como dice el dicho, es mejor tarde que nunca.
Al expresidente lo están acusando de 34 cargos criminales, los cuales tuvo que oír bien callado la boca, cosa rara para este tipo de personas, cuyo ego los envuelve a sí mismos.
Estoy convencido de que Trump no esperaba ser alguna vez encausado y mucho menos con esa enorme cantidad de cargos. El creía que el haber anunciado su postulación para las elecciones presidenciales de 2024 le serviría de escudo protector, pero se equivocó. Es inconcebible que este personaje llegara a pensar que estaba por encima de la ley y que podía hacer y deshacer sin que nada le pasara.
Donald Trump siempre ha sido un millonario tramposo y un mafioso, de eso no cabe duda, pero también es verdad que cuenta con habilidades para ocultar sus trampas.
El hombre conoce muy bien el sistema judicial de este país, al que ha acudido en innumerables ocasiones para demandar o ser demandado. Decenas de querellas en su contra y decenas de demandas de él contra otras personas han pasado por las cortes. Para Trump ha sido como una enfermedad el estar metido en escándalos de un tipo o del otro. Lo que hace distinto este encausamiento es que es la primera vez que lo acusan de cargos criminales que, si se hace justicia de verdad, lo podrían llevar con sus huesos a una cárcel.
No creo que eso llegue a suceder y si por un aborto de la naturaleza ocurriera, estoy seguro de que el actual presidente le otorgaría un indulto. Hay que darse cuenta de que esta es la primera vez que un mandatario de Estados Unidos es encausado. Eso nunca ha ocurrido en este país, a pesar de las malandradas que han cometido las distintas figuras que lo han gobernado, desde George Washington para acá.
Ahora bien, los problemas judiciales del expresidente no se terminan con el encausamiento que acaba de ocurrir. Muy al contrario, comienzan. En el estado de Georgia, desde hace tiempo, una fiscal estatal está llevando a cabo otra investigación sobre la llamada que hizo Trump, cuando todavía era presidente, en la que pedía que le buscaran unos 11000 votos para poder revertir los resultados de la elecciones de 2020 en las que oficialmente perdió por un estrecho margen ante Joe Biden. Aparentemente, el caso en Georgia está completo y listo, y no se sabe el porqué no ha sido encausado todavía.
Otro problema que tiene Mr. Trump es en el Distrito Federal, en el que ha estado siendo investigado por los sucesos que ocurrieron en el Capitolio. No hay ninguna duda sobre su instigación para que sus partidarios salieran como fieras a tomar el edificio y trataran de evitar que fuera certificado por el Congreso el triunfo de Joe Biden. Posiblemente, el ejemplo del Capitolio de Washington sea el peor de todos los casos. El mundo entero vio las imágenes televisivas de aquellas fieras destruyendo todo lo que se encontraban por delante y a grito limpio pidiendo el linchamiento del vicepresidente Pence y de cuantos congresistas se encontraran por delante. Fue un bochorno nacional lo que sucedió aquel día en la capital del país y se sabe que el presidente fue el principal instigador de aquella turba animalesca.
Como dije anteriormente, no creo que a pesar de tantos cargos Trump vaya a cumplir ni un solo día en prisión, aparte de que lo perdonarían si es hallado culpable; estos procesos generalmente duran muchísimo tiempo y muchas cosas pueden ocurrir, incluso, que llegue a ganar la presidencia en el 2024. En ese caso, se perdonaría él mismo. Personalmente, me conforma con que haya tenido que sentarse, callado la boca, frente a un juez estatal.
*Lazaro Fariñas, periodista cubano, residente en EEUU.
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