Por Lazaro Fariñas*/Foto Virgilio Ponce -Martianos.- digital@juventudrebelde.cu.- Estados Unidos es un país muy complejo, tanto en lo cultural como en lo social, étnico o financiero, con una población diversa en todos los sentidos. En lo cultural resulta un ramillete de diferentes etnias. No tengo el dato exacto pero quizá no exista un país en el mundo que no tenga al menos uno de sus nacionales viviendo aquí. Aunque seguramente resultará difícil encontrarla, sería curioso buscar esa información; quizá en el censo aparezca.
La variedad de idiomas que se habla en este país es inmensa, no solo por los millones de turistas que vienen cada año, sino también por los que aquí residen.
En el norte de California encontrarás miles de vietnamitas, chinos, japoneses y asiáticos en general, y si bajas al sur del mismo estado verás millones de mexicanos y miles de centroamericanos. Todos los estados que bordean la frontera sur con México están llenos de descendientes e inmigrantes de ese país.
En los estados del norte, como New York, están concentrados los puertorriqueños y en el área de Chicago, en Illinois, los mexicanos. En la capital de la nación hay una gran concentración de centroamericanos, principalmente hondureños, y si bajamos al sur nos encontramos con la Florida, en la que hay de todo como en botica. Pero incluso allí existen concentraciones de diferentes países. Por ejemplo, en el centro de la península hay una gran cantidad
de puertorriqueños, sin embargo, donde está la gran mezcla de población es precisamente en el sur, específicamente en el Condado de Miami-Dade. Aquí es donde la población de origen cubano mayoritariamente se impone. Los cubanos, que son solamente el 40 por ciento de la población del condado, lo dominan políticamente. La mayor parte de los municipios que componen el condado están presididos por un alcalde de origen cubano, así como la mayoría de las instituciones locales.
Cuando los cubanos empezaron a llegar a la Florida después del triunfo de la Revolución, ya había aquí una pequeña colonia de la isla, aunque los colombianos eran en aquella época una colonia mayor, pero en solo unos pocos años los cubanos se fueron imponiendo, hasta llegar la época de las grande oleadas de emigrantes procedentes de Cuba, como la de Camarioca o Mariel, que trajeron a estas costas decenas de miles de balseros y que asentaron a la población de origen cubano como la mayoría étnica.
Según el censo de 2020, la población cubana en el condado era de cerca de un millón, pero en los últimos años, debido a los problemas que ha estado enfrentando el país (por la pandemia que agotó los recursos del Estado y las criminales medidas tomadas por el Gobierno de Donald Trump y mantenidas por al actual presidente Joe Biden), ha habido una gran cantidad de emigrantes llegando a esta tierra. Lo curioso de los cubanos es que, a pesar de ser menos del 0.50 por ciento de la población del país, tienen tres asientos en el Senado, que está compuesto por cien senadores, y como diez representantes en la Cámara Baja, la cual está compuesta por 435 miembros. Bueno, esto parece ser exagerado, pero hay que ver que hay más cubanos en Estados Unidos que habitantes en al menos ocho Estados de la unión.
Lo curioso también de esa representación en el Gobierno federal es que todos defienden la criminal política del Gobierno contra el país del cual proceden ellos o sus ancestros. Pueden ser llamados cubanos por sus costumbres y su procedencia, pero políticamente deberían ser nombrados como anticubanos, porque en realidad eso es lo que son y están allí para hacerle daño a Cuba, para tratar de pasar leyes anticubanas.
La población latina se ha convertido en la primera minoría de este país y la cubana está entre las tres grandes mayorías de esta, pero en la primera porcentualmente en tener representación en el Congreso. ¿Cómo es posible esto? ¿Somos más inteligentes y vivos que los otros latinoamericanos? ¿Deberíamos los cubanos que amamos y defendemos a Cuba sentirnos orgullosos por el triunfo de los cubanos anticubanos solamente por ser nuestros compatriotas? Si no fueran tan pillos, tan despreciables y tan odiadores, si no fueran tan enemigos de nuestra patria, quizá podríamos sentirnos orgullosos de ellos.
*Lazaro Fariñas, periodista cubano, residente en EEUU.
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