Raúl Antonio Capote - Granma

El aspirante a la Casa Blanca y expresidente de EE. UU., Donald Trump, ha sido acusado formalmente por el manejo indebido de documentos clasificados hallados en su residencia de Mar-a-Lago.

La imputación, presentada por el Departamento de Justicia, convierte al político en el primer exmandatario en la historia del país que enfrenta cargos a nivel federal.

Trump fue acusado de un total de siete cargos, incluida la retención deliberada de secretos de defensa nacional en violación a la Ley de Espionaje y obstrucción de la justicia.

El político republicano ya había sido inculpado, semanas antes, por un jurado de Nueva York, de 34 cargos criminales relacionados con pagos de dinero secreto a la modelo porno Stormy Daniels. Otro tribunal de esa misma ciudad le impuso, además, una multa de cinco millones de dólares por haber abusado de la escritora E. Jean Carroll, en la década de los 90, en una tienda departamental.

Como si con eso no bastara, el aspirante a la Casa Blanca aún enfrenta dos investigaciones penales, una por el motín relacionado con el asalto al Capitolio, en 2021, y otra investigación en Georgia para determinar si intentó interferir en las elecciones presidenciales de 2020 en ese estado.

Las preguntas que muchas personas se hacen en el mundo son: ¿Cómo afectarán estas acusaciones al aspirante republicano? ¿Podrá llegar a la presidencia si es declarado culpable de todas, o de al menos de una de las acusaciones?

Pues estas acusaciones no le impiden a Donald Trump continuar con su campaña de cara a las elecciones presidenciales de 2024, informa The Washington Post.

La Constitución estadounidense establece muy pocas limitaciones para que una persona pueda postularse a la presidencia, entre ellas, haber participado en una «insurrección o rebelión». Algunos legistas esperan que ese criterio se pueda aplicar contra el exmandatario, si se demuestra que es culpable de haber desempeñado un papel clave en la incitación al asalto contra el Capitolio, en enero de 2021.

Así que, a pesar de sus múltiples contravenciones, el magnate político podrá seguir su añorado camino a la oficina Oval, incluso instalarse tranquilamente en ella. Nada, cosas del American Way of life.

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