Raúl García Sánchez* - Vocesenlucha.- 12 horas de buseta y carretera. Desde Valera, la mal llamada ciudad de las 7 colinas, “que no son 7 sino más”, dicen las lenguas trujillanas, hasta Barquisimeto. Primer destino. Breve. Apenas una pequeña conversa con Ángel, me encuentro con Deninson, recupero nuestras armas de creación masiva y continuamos el camino. 7 horas en un congelador con ruedas por el terrible aire acondicionado, que lo único que acondiciona es nuestra frustrada aspiración a esquimales.


No me gusta llegar en la noche a Caracas. Como toda gran ciudad, al anochecer se trasmuta en una especie de monstruo inabarcable, de apariencia inhóspita y feroz, que amenaza con deglutirnos con sus dientes de asfalto y acero, con su aliento de gasolina, caucho y oscuridad. La sensación de desabrigo se disipa en el espacio-tiempo que nos separa del Terminal La Bandera a la comuna El Panal del combativo 23 de enero. Barrio históricamente olvidado por los administradores de ciudadanía, se ganó a fuerza de lucha y bala su respeto en los anales insurgentes, convirtiéndose en los 60 y 70 en territorio fértil de la izquierda popular y guerrillera.

Un enorme arco azulado de piedra donde se lee “Comuna Socialista El Panal 2021” nos da la bienvenida. De la bienvenida espiritual se encarga un amplio equipo comandado mayoritaria y colectivamente por mujeres con franelas azules que nos recibe en la Unidad Educativa Gabriela Mistral. Del desamparo de la nocturna Caracas al abrazo comunero en medio de un barrio de la complejidad del 23, hay un abismo que solo se explica por un acumulado de lucha, resistencia y horizonte político.

La represión contrainsurgente y la introducción de la droga como mecanismo de despolitización y descomposición social, dejó al narcotráfico con el control del 23 de Enero desde los años 80. “Aquí la lucha por los controles territoriales en los 80 y 90, fue dura. Se utilizó el microtráfico y el tráfico como una forma de neutralizar al movimiento popular, y eso costó muchas vidas. Esta zona del 23 donde nos encontramos ahorita, dolorosamente fue donde nació una de las nomenclaturas de las plazas de droga. En estos espacios los combates contra el narcotráfico, el binomio narco-policía, fue fuerte, y murieron muchos compañeros”, dirá Rober Longa, vocero de la comuna y referente histórico del barrio. La dupla narco-policial se combatió con organización y movilización. “Boicoteábamos el tránsito para la compra de droga, trancábamos las calles y no podían entrar los carros a comprar”.

Al calor del proceso bolivariano que por vez primera miró a la cara a los invisibilizados y les reconoció rostro, voz y dignidad, se generaron otras condiciones de lucha y organización. La Fuerza Patriótica Alexis Vive (FPAV) logró desplazar al narco utilizando como herramienta la política y la cultura, ambas de vocación popular, revirtiendo el control del territorio. Con el estímulo de esta organización revolucionara, en 2006 nace El Panal 2021, “la comuna urbana más emblemática de Venezuela”[1].

Aquí se desarrollará los próximos días el encuentro Pensando la democracia comunal, articulado por la Comuna El Panal, la FPAV y la Red Internacional de Democracia Comunal. Saludamos a las compañeras, entre ellas Cira Pascual, nuestro contacto y una de las organizadoras del encuentro, parte del equipo académico del espacio de formación política de la comuna: la Pluriversidad Patria Grande. La actividad de esta escuela, liceo y universidad popular es permanente. Desde la temprana mañana, cuando niñas, niños y adolescentes estudian educación infantil, primaria y secundaria, hasta la noche, cuando comuneras y comuneros se forman políticamente en la universidad comunal. Tres patas educativas de la Comuna dan cuerpo a la Pluriversidad: Misión Rivas (Liceo), Misión Sucre (Universidad) y Formación de cuadros. Las dos primeras políticas de Estado, la última autogestión comunal. Con Cira llegamos al comedor, donde un equipo de compañeras del Alexis Vive trabaja para alimentar a las comuneras, comuneros y militantes de movimientos sociales que nutrirán los debates del encuentro. Tras compartir un café, la compañera Xiomara nos acompaña hasta el aula donde pasaremos la noche; allí ubicamos unas colchonetas y aparcamos nuestros bolsos para visitar los otros espacios de esta Escuela convertida en campamento político. Atravesamos varias canchas y llegamos hasta el auditorio, donde ponemos nuestras manos a la orden para traer unas mesas que completan el mobiliario de los paneles centrales, que comenzarán mañana en la mañana.

Desde Vocesenlucha documentaremos el encuentro audiovisualmente y acompañamos a la CORENATs, presente con la participación de los jóvenes Óliver Ramos y Deninson Escalona, colaboradores (educadores populares) de Trujillo y Lara del movimiento de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (NATs) de Venezuela. El objetivo, posicionar en el pensamiento comunal una mirada anticolonial, emancipadora y revolucionaria sobre las infancias, donde el ejercicio participativo y protagónico sitúe a niñas, niños y adolescentes como sujetos políticos comunales; sujetos transformadores hacia ese otro mundo que soñamos. Deninson y Óliver, exNATs del movimiento, cumplirán con creces la tarea, lo que se refleja en la síntesis que se lee en la plenaria al final del encuentro. Síntesis nutrida por innumerables voces en las mesas de trabajo. Antes de éstas, en ambas jornadas se desarrollan paneles donde participan comuneros y militantes populares internacionalistas, con el MST de Brasil y Congreso de los Pueblos de Colombia, lo que nos reencuentra con el compañero Carlos Ramírez, con quien en 2020 compartimos casa, pandemia, trabajo y solidaridad atrapados en una Bogotá en cuarentena.

Pensando la democracia comunal se inaugura con unas palabas iniciales de Cira Pascual, quien tras nombrar a todas las comunas y movimientos presentes en el encuentro, da la bienvenida a este espacio donde “todas y todos nos vamos a escuchar para ir construyendo caminos, precisamente por ese camino del Comuna o Nada de Chávez”. Tras arroparnos con el himno de Venezuela y la Internacional, las palabras de agradecimiento de Robert Longa, “por aceptar la invitación a nuestros espacios de construcción… Este campamento sobre democracia comunal que diseñaron un grupo de compañeros y compañeras internacionalistas comprometidos con el quehacer político popular, viene cargado de muchos sentimientos”. Robert se emociona recordando a los compañeros caídos en los años de lucha para levantar las condiciones de posibilidad de la actual realidad. “Ver este campamento hoy aquí es algo demasiado hermoso”. 

Cuatro ejes articulan las temáticas tanto de los paneles como de las mesas de trabajo. En el primer panel, Democracia comunal vs democracia liberal y restringida, Gerardo Rojas, de Voces Urgentes, rescata las palabras de Chávez sobre la cuestión del poder para transitar hacia el socialismo, el “poder hacer de las comunidades para la construcción de hegemonía democrática”, que el pueblo asuma la autogestión y el autogobierno, destacando que en el Libro Azul de 1990 de Chávez ya asomaban algunas claves comunales. Carlos Ramírez, de Congreso de los Pueblos, comienza reivindicando “el marxismo como método para ver la realidad y para transformarnos”, dado que “ya no es algo obvio decir que el marxismo es nuestra herramienta de análisis”, para a continuación bajarnos a tierra con 3 tesis que han venido trabajando desde el movimiento, referidas a la hegemonía global del capitalismo y el avance del ultraconservadurismo frente a la pérdida de hegemonía del campo popular, con el añadido de la vía progresista tolerada por el capital para que nada cambie, que pese a los límites que impone, sin embargo, afirma, pudiera abrir algunas posibilidades de transformación mediante la lucha de los sectores populares. Concluye con la necesidad de “construir otro poder”, de “fortalecer nuestro posicionamiento político, empezando por nuestra militancia, la construcción del sujeto revolucionario. Felipe Vanegas, de la Comuna Socialista Che Guevara de Mérida, señala igualmente la necesidad de rescatar lo ideológico, saber “para dónde se va”, pero afirma que “la burguesía hoy no da respuesta a las grandes mayorías, solo a las clases dominantes”. La organización popular y la comuna “debe dar solución a los problemas concretos de la gente”, que esos espacios “sean espacios de poder en los territorios”. Anacaona Marín, militante de la Comuna El Panal 2021, afirma que “las vanguardias siempre van a existir, pero lo importante es la capacidad de esa vanguardia de diluirse en la democracia popular genuina”, recordando el “mandar obedeciendo” zapatista y el método asambleario, la comunicación constante con la asamblea. “Todo lo que hacemos es construcción colectiva”, debemos “evitar las corporativizaciones del pensamiento”. La voluntad es muy necesaria, afirma esta referente de la comuna, pero también lo material, “lo sabemos como mujeres”. Cira Pascual, quien modera la mesa, concluye afirmando que la democracia liberal, burguesa, es siempre restringida, dado que “existe una dictadura de clase dentro del capitalismo”, y recuerda la necesidad de contar con la propiedad de los medios de producción para construir socialismo y “democracia real sustantiva”.

La democracia comunal, la vida y la construcción de una sociedad post-capitalista es el nombre del segundo panel, donde Anaís Márquez, de la Comuna 5 de marzo de Caracas, advierte del riesgo de idealizar la comuna, “comprender que la comuna está atravesada por las contradicciones del sistema capitalista y patriarcal. La comuna no es un espacio alternativo a ese sistema, está atravesada por todas esas contradicciones”. Lo nuevo a construir “no es tan nuevo, tiene sus cimientos en la ancestralidad, eso de vivir colectivamente… es algo que fuimos durante mucho tiempo: productivos, agroecológicos, con dirección colectiva, con participación, conuqueras, conuqueros, cayaperos… Vive en esa tensión entre lo que fuimos, lo que somos y lo que podemos ser”. Se refiere también a la contradicción que viven las comunas con los emprendimientos, frente a la propiedad colectiva y las Empresas de Producción Directa Comunal. Tras la proyección de un vídeo con un mensaje de la Academia de Modernidad Democrática del Kurdistán, la compañera Judith Guerra, del panalito Santa Rosa de la Comuna El Panal, recuerda las épocas de inseguridad, cuando era chama y no podían salir, porque todo estaba “en manos de la IV República, la droga, la prostitución, y ni siquiera conocíamos a los vecinos”. “¿Por qué la comuna es el camino?”, se pregunta. “Mi barrio era un barrio asediado donde se vendía droga en mesas como estas de las escuelas, en todas partes. Vivíamos a puerta cerrada, a pesar de haber nacido en el barrio, no conocíamos el barrio ni la necesidad de nuestros vecinos”. Se acercaron al colectivo organizado buscando una solución, pensando que sería la venganza, la represión. “Y dijeron no, tomemos los espacios con la cultura, con el deporte, pongamos cineforos, movilizar a los niños… La gente fue recuperando sus espacios y sin necesidad siquiera de dar un palazo se fue desplazando a la delincuencia”. Chris Gilbert, profesor de Estudios Políticos de la UBV señala que “la comuna en sí no necesariamente es emancipatoria. Marx, quien investigó las comunas campesinas rusas, afirmó que las comunas eran revoluciones de hombres barbudos, seguían siendo comunas altamente patriarcales”. Conversa sobre el papel de la mujer y cómo el capitalismo depende de la reproducción de la fuerza de trabajo pero no lo reconoce. La expropiación de ese trabajo no pagado, la opresión de género o raza, constituye “el taller oculto del capitalismo”.

El tercer panel, La democracia comunal y el sujeto – hacia una unidad de objetivos estratégicos dentro de la diversidad, abre con las palabras de Arturo Cordero de la Comuna Alí Primera de Urachiche, quien recuerda una frase del Comandante Chávez de 1994, citada por István Mészáros en Más allá del capital: “el pueblo soberano debe transformarse en objeto y sujeto del poder, esa opción no es negociable para los revolucionarios”. Añade el comunero que “la conformación del sujeto tiene que ver con la memoria de las luchas, con asumir las banderas de lucha que históricamente se han desarrollado en nuestro territorio, que termina siendo afín a todos los territorios de Nuestra América”. Lana Vielma, de la Comuna Socialista El Maizal, subraya que “una de las principales condiciones del sujeto comunal es la condición de clase. Nosotros y nosotras somos los oprimidos de siempre, los que siempre hemos estado al margen de las grandes condiciones de vida que imperan en el capitalismo, somos los obreros, los campesinos, los estudiantes, los que no tenemos más nada que nuestra fuerza de trabajo para vivir y que en función de eso Chávez nos enseñó a organizarnos, nos dio herramientas para organizarnos… Porque nuestra realidad mundial es que el 80% de la riqueza se la lleva el 1% de la población, y que el otro 20% nos lo disputamos bajo las reglas capitalistas”. Afirma Lana que nuestras grandes necesidades no se van a solucionar desde el Estado burgués. “Hemos entendido que debe ser desde la organización popular, desde la organización comunal”. Juan Lenzo, de Tatuy Tv comunitaria, se refiere a los espacios comunales productivos como un germen de construcción de un nuevo estado dentro de otro. “Yo veo ahí el proyecto comunal en semilla… Estamos construyendo lo nuevo desde esos territorios, y por supuesto hay un sujeto ahí, bien identificado, construyendo identidad”. Se refiere a la tremenda tarea que dejó Chávez de desmontar el Estado burgués y el sujeto burgués. “Nosotros tenemos tratada una ruta, y ese camino hay que dibujarlo mejor, hay que contornearlo mejor. Esa es nuestra tarea. Y contonear eso pasa por analizar críticamente lo que hacemos todos los días, pasar críticamente por analizar cómo lo hicieron otros pueblos y otros procesos históricos”. Hay que atender, afirma, algunos problemas que se presentan, como “el problema de construir un sistema económico comunal en medio de un contexto de liberalización y monopolización de la economía… ¿Cómo hacemos para enfrentar a los grandes oligopolios agroindustriales?... Es un problema práctico que está quebrando a nuestras Empresas de Propiedad Social, que nos está imposibilitando posicionar nuestros productos por problemas de costo”. Como contrapeso, señala la necesidad de “fortificar la trama comunitaria”.

Más allá de los márgenes, el cuarto panel, lo inaugura Johan Tobar, de la Unión Comunera, quien presenta la experiencia colectiva de la Brigada Nacional Argelia Laya, integrada por militantes de varios espacios comunales que durante la pandemia se desplegó por todo el país. Johan resalta “el trabajo voluntario como escuela forjadora de la moral socialista”, y destaca algunas fortalezas de la comuna: “desarrolla las fuerzas productivas, crea una nueva educación política, se moviliza para disputar poder y trasciende la visión localista”. En palabras de Chávez, “comienza a pensarse como nuevo cuerpo de la nación”. La camarada Simone Magalhães del MST de Brasil, resalta lo fundamental de nuestra tarea a construir: “el poder popular, la democracia comunal, la territorialización del poder” para pasar a hacer un recorrido histórico de los 39 años de organización este movimiento que organiza a 400 mil familias, 2 millones de personas en Brasil, no lucha solo por la tierra, “nosotros luchamos por el derecho a hacer vida, dignidad, por el derecho a existir y a tener trabajo. Nosotros allá en Brasil entramos enfrentando el latifundio, el monocultivo y el trabajo esclavo, porque esas son las bases estructurales de la fundación del Estado brasileño y del desarrollo del capitalismo en Brasil”. “La agroecología no es solamente una nueva matriz productiva y de relación con la naturaleza, presupone otra relación humana, un nuevo fundamento de organización del trabajo. Jenny Vanno, de la comuna eco-socialista El Sur existe, habla de la democracia comunal en su territorio y señala la importancia de los encadenamientos productivos entre comunas, “varios espacios productivos encadenados” en un “entramado comunal”. Para cerrar, Osman Bolívar, de la FPAV, rescata la importancia de la ancestralidad y las luchas por la independencia. “El pueblo venezolano históricamente ha sido un pueblo vencedor”. El compañero llama a la necesidad de la lectura y el estudio, “irse a las experiencias mundiales”. Trae al presente las palabras de la revolucionaria de la Comuna de París Louise Michel tras la represión sangrienta y la derrota: “no me quiero defender, pertenezco por entero a la revolución social, declaro aceptar la responsabilidad de mis actos, ya que según parece todo corazón que lucha por la libertad solo tiene derecho a un poco de plomo, exijo mi parte”. Destaca que en el Plan de la Patria, Chávez apenas habla de alcaldías y gobernaciones. “¿Por qué? Porque todo el material está dedicado al poder popular, las comunas”.

Las inteligencias colectivas de los más de 170 participantes del encuentro se desplegaron en mesas de trabajo con una metodología asamblearia donde arrojaron sus aportes, resumidos en un documento leído en la plenaria al cierre del encuentro, que estará disponible junto a los videos de los paneles centrales. A los compartires de esta fecunda síntesis del pensamiento comunal-popular latinoamericano, le siguió el compartir musical del concierto de Sandino Primera y su grupo en la cancha techada de la comuna, arropando la conciencia revolucionaria con canto y alegría.

Esa cancha techada es epicentro de la vida deportiva y cultural de la comuna El Panal, que sigue acumulando insumos hacia la vida digna. “Ahora estamos construyendo la proletarización del barrio, el avance hacia un banco de desarrollo industrial-comunal”, cuenta Robert Longa. Tras muchos intentos de crear espacios productivos, llegaron a la conclusión de que “primero, la Pluriversidad, crear el sujeto comunero, formarnos en la lógica del debate, al calor del debate, y avanzar ahora a una etapa de industrialización con un contenido de clase…, para, en esta ofensiva que nuevamente estamos viviendo en el oeste caraqueño de la penetración del microtráfico, producto de los planes de la CIA, avanzar hacia un muro de contención que no sea vanguardista, foquista, que no vaya a la confrontación como en años anteriores, sino movilizarnos con las masas, formar y fortalecer a las masas, pasar de ese sujeto insurgente al sujeto de cambio y desde allí asumir una concepción obrera, campesina y comunera, y hacer síntesis, mas allá de la resistencia, de la emancipación”. Hoy la comuna El Panal cuenta con una economía planificada y medios de producción y distribución como la empresa textil Las abejitas del Panal, planta de reciclaje, producción agrícola y ganadera en Caracas y tierras de Cojedes y Lara, conucos en antiguos terrenos baldíos, panadería, granja urbana de cría de cochinos, piscicultura con cría de tilapias que abastecen el comedor popular para las personas más vulnerables de la comuna, planta empaquetadora, distribución de alimentos, pescadería urbana, Radio Artesanal, brigadas campesinas y hasta Banco Comunal y moneda propia, el “Panal”, que permitió combatir el ataque financiero al Bolívar.

De la mano de estas semillas de nuevas formas de producción y propiedad comunal, en espacios como El Panal 2021 se adelantan esas otras relaciones sociales que soñamos como horizonte humano posible frente el desabrigo caníbal del capital. Esos que fueron los nadies, los olvidados, invisibilizados, que como diría Galeano por no tener no tenían ni identidad legal reconocida, gracias a un acumulado histórico de rebeldía, son hoy los sujetos políticos de cambio del socialismo que vendrá, ese que desde ya se practica en territorios prefigurativos como la Comuna El Panal.

 

Raúl García es maestro, antropólogo y comunicador de Vocesenlucha

 

[1] Cira Pascual y Chris Gilber, Resistencia comunal frentre al bloqueo imperialista. Voces de la Comuna El Panal 2021, República Bolivariana de Venezuela, 2022

 

 

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