Hoy es 26 de Julio. Tanto que decir.

Empecemos por España, el país donde nací.

El pasado domingo 23 de Julio se celebraron elecciones generales y la verdad es que los resultados reflejan de nuevo a esas dos Españas de las que ya nos hablaba el poeta sevillano Antonio Machado. Nos decía que una de ellas nos helaría el corazón. Pero mirando el resultado de la ultraderecha y para no ser agoreros, sabemos que no todo está perdido.

Mientras el cáncer del neofascismo avanza en Europa y la gente le vota, el pueblo español ha demostrado que conoce la miseria y la muerte que provocan estos ideales. Por eso el partido de ideología ultraderechista Vox ha perdido 19 de sus escaños en el Congreso de los Diputados. Porque son los herederos de los que mataron a Lorca y exiliaron a Machado y a Alberti. A la Pasionaria.

Nuestro pueblo sabe que tienen las manos manchadas de sangre, y aunque a veces pese la desidia y este sistema pluripartidista que no lleva a ninguna parte, algo se tiene claro: en España la extrema derecha no volverá a pasar.

El ridículo ha sido mayúsculo. Las encuestas auguraban grandes resultados para el bloque de derechas y hemos asistido a un desfile de muertos vivientes que no sabían dónde meterse ante tales resultados electorales. España está llena de errores, de defectos y de cosas mal hechas. Pero no olvidemos que tiene un pueblo, la dignidad de valientes enterrados en cunetas que siguen sin identificarse y una memoria histórica que, aunque aún no nos la hayan reconocido, la tenemos omnipresente. En los genes. La simiente roja germinó, aunque no se pueda ver bien.

También todos aquellos enemigos del pueblo cubano residentes en España que se vanagloriaban de votar a un partido racista, xenófobo, machista y muchas más cosas como es Vox, no le han traído precisamente lo que llamamos fortuna. No pueden con Cuba y traen mal augurio o “malfario” dicho en andaluz castizo, por donde quiera que vayan y a todo a lo que se acercan.

Hablando de Cuba, el país de la dignidad mundial, ni más ni menos hoy es 26 de Julio. El día de la Rebeldía Nacional. Una gloriosa mañana como calificaría el Indio Naborí en la que un grupo de valientes salieron a la lucha ante un país víctima de una tiranía sangrienta. Eran jóvenes, románticos y optimistas. José Martí lo hizo con un caballo blanco y ellos asaltaron los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en Santiago de Cuba y Bayamo. La tiranía mató a tantos. La dictadura no escatimaba en pegar tiros. Cada lucha en cada momento histórico tiene su significado y su simbología. A Fidel y los héroes no les hizo falta entrar en los cuarteles a lomos de un caballo blanco, pero entraron con algo que hoy en día escasea: valentía y mucho coraje.

Sabemos que los supervivientes fueron apresados. Sabemos que esta pequeña tragedia con muertes dio paso a una de las victorias más grandes de la historia en Cuba y el continente latinoamericano: la Revolución Cubana. Sin la cual, muchos de los pueblos del mundo estarían hoy carentes de guía y de principios morales. Porque somos muchos los que creemos en ella, aprendemos de ella y estudiamos el pensamiento filosófico de sus líderes para poder vivir en un mundo mejor y más justo.

Hoy Santiago de Cuba se viste de gala en el 70 aniversario de esta gesta. Porque lo que parecía un simple sueño de muchachos jóvenes e ilusionados, se convirtió en el inicio de uno de los episodios más importantes de la historia mundial. Por la liberación de los pueblos. Por la soberanía. Y sobre todo por la dignidad humana. El espíritu de ese 26 de Julio es indestructible. No podrán jamás con él.

La historia y sus hijos lo demuestran a cada paso. Lo están demostrando hoy mismo.

Gloria a la mañana de la Santa Ana.

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