Artur González / Heraldo Cubano.- En los inicios de los años 60 del siglo XX, la política de Estados Unidos para derrocar a la Revolución trataba de ocultar las medidas más sucias, como fueron los proyectos de asesinato a Fidel Castro y los Planes de Acción Encubierta aprobados a la CIA, todos bajo la orden del presidente de que sí esas acciones fuesen descubiertas, los implicados en su ejecución tenían que hacer uso de la “negación plausible”, a fin de ocultar la participación del gobierno.


Esto salió a la luz pública en 1975 durante la investigación del Comité del Senado, conocida como Comisión Church, encargada de esclarecer los asesinatos de John F. Kennedy, Martin Luther King, los complots para eliminar a Fidel Castro y a otros líderes extranjeros no aceptados por Washington.

Con esos resultados el mundo conoció la verdadera naturaleza de Estados Unidos y hasta dónde son capaces de llegar cuando alguna persona les estorba, pisoteando los derechos más elementales de los seres humanos, la vida.

Pero después de tantas guerras para ocupar países, apoderarse de sus recursos y asesinar a miles de inocentes, ya no les importa utilizar el eufemismo de la “negación plausible”, todo lo contrario, ahora con total desfachatez aprueban leyes y el financiamiento abierto para lograr sus propósitos imperiales.

Un ejemplo reciente se evidencia en las declaraciones realizadas el 28 de junio del 2024, por el congresista Mario Díaz-Balart, presidente de la Subcomisión de Asignaciones sobre el Departamento de Estado, Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados en la Comisión de Asignaciones de la Cámara de Representantes, posterior a la aprobación del proyecto de ley de financiamiento para el año fiscal 2025, donde expuso estar complacido porque respalda las prioridades de la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos y añadió:

“Esta ley, restablece el liderazgo estadounidense, gravemente ausente bajo la Administración Biden; defiende las prioridades de Estados Unidos al apoyar a sus aliados como Israel y Taiwán, al contrarrestar a adversarios como la China comunista, los Estados terroristas de Irán y Cuba, y organizaciones terroristas como Hamas y Hezbollah. Mantiene el avance de la libertad global, expone la solidaridad con nuestros aliados y se mantiene firme contra las fuerzas malignas que socavan la seguridad de Estados Unidos”

Desfachatez total que asigna millones de dólares a Israel para continuar el genocidio contra el pueblo palestino y para asfixiar a los que no se someten a las órdenes yanquis.

Las asignaciones millonarias aprobadas son: para la Defensa; Servicios Financieros; Seguridad Nacional; Trabajo, Salud y Servicios Humanos; Rama Legislativa; y el Departamento de Estado, Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados.

Según Díaz-Balart:

Este financiamiento, respalda a los amigos y aliados más cercanos de Estados Unidos, mientras contrarresta a adversarios como China comunista, Rusia y los estados terroristas de Cuba e Irán. La ley proporciona recursos no relacionados con la defensa, pero garantiza que el dinero de los contribuyentes priorice agencias y programas que protegen nuestra seguridad nacional, defienden nuestros valores, apoyan a nuestros aliados y socios, y promueven la democracia y la libertad en el extranjero”.

¿Sabrán los contribuyentes estadounidenses que en Cuba nunca se ha escuchado Radio Martí y mucho menos se ve la TV Martí y que los 35 millones de dólares ahora aprobados se malgastan, en vez de dedicarlos a programas sociales de los norteamericanos? Todos los años se aprueban millones y solo han servido para enriquecer a unos cuantos que en Miami viven del cuento.

Otro tanto sucede con los 30 millones aprobados para financiar la democracia en Cuba, en un escenario donde planifican acciones subversivas en el segundo aniversario de los actos de protestas y hechos vandálicos en el 2021 promovidos desde Estados Unidos.

Es ampliamente conocido que ese dinero va a las cuentas de los miamenses que hacen carrera a costa de “luchar” contra la Revolución cubana, pero llevan 65 años sin lograr nada, aunque se han comprado casas, autos y ropas de lujo, situación descubierta en auditorías oficiales.

Con parte de esos millones sueñan presionar y chantajear a países que contratan médicos y enfermeros cubanos, quienes salvan vidas en lugares donde no existe personal de salud y no lanzan bombas ni asesinan a civiles inocentes, como hacen los yanquis por el mundo.

El Congreso también proyecta justificar esos millones destinados a la subversión abierta contra Cuba, para emplearlos en acciones que impidan que la Administración del presidente Joe Biden, utilice los mismos en ayudar a los programas de emprendimiento del trabajo privado en la Isla, después que llevan años exigiendo que el gobierno cubano permita la existencia de empresas privadas.

A Nicaragua destinarán 15 millones para promover la democracia y la libertad religiosa. A Venezuela le asignaron no menos de 50 millones de dólares para derechos humanos, apoyar la llamada sociedad civil y la democracia, haciendo la salvedad de condicionar esa suma, si el Secretario de Estado Anthony Blinken no presiona al presidente Nicolás Maduro, para que permita una competencia opositora libre en las próximas elecciones.

Sin tapujos ni simulaciones Díaz-Balart afirmó: 

“Continuaré asegurándome juiciosamente de que cada dólar gastado en nuestro proyecto de ley, promueva nuestros intereses de seguridad nacional y defienda nuestros valores. Gastaremos lo que debamos para lograr estos objetivos fundamentales”.

Ya no les importa negar nada, al contrario, se esfuerzan por dar a conocer lo que hacen porque se sienten los dueños del mundo.

La estrategia que emplean es la de crear acciones para socavar y debilitar la conciencia social en aquellos países que consideran una amenaza para Estados Unidos. Para eso, destinan millones de dólares en transformar el sistema de valores ideológicos y conformar modos de actuación, que van desde la indiferencia al sistema político-social y fabricar movimientos opositores, hasta actos de desobediencia civil estimulados por Internet, para subvertir la soberanía nacional y crear el escenario propicio para una “intervención humanitaria” con el ejército yanqui.

Así es la vergonzosa política yanqui, que pretende aplastar todo intento de libertad y soberanía nacional.

Ante eso José Martí apuntó:

“A la maldad se le castiga con dejar que se enseñe”.

 

 

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