Ana Hurtado - Original en Cubadebate y Cuba en Resumen / Resumen Latinoamericano / Cubainformación
Yo voy soñando caminos.
¿A dónde el camino irá?
El 26 de Julio es el día de la Rebeldía Nacional Cubana, motivo de celebración en todo el país. El 26 es un concepto, es más que un número.
Refleja el inicio de un camino de libertad que un grupo de muchachos que no estaban dispuestos a seguir tolerando las injusticias en su país, emprendieron.
Con la inconsciencia quizás de que les esperase después la cárcel. Sin saber bien qué sería de cada uno de ellos en concreto, pero teniendo algo claro: liberarían a su tierra costase lo que costase.
Este día de 1953 marcó un antes y un después en la vida de todos los cubanos, y de las generaciones posteriores. Y fue esa misma mañana de la Santa Ana que, 78 años antes, venía al mundo un poeta a miles de kilómetros. Un poeta que si hubiese conocido a esos muchachos les hubiera alentado a hacer lo que estaban haciendo con la misma esperanza e ilusión que lo planeaban.
El Palacio de las Dueñas de Sevilla, que pertenecía y pertenece al ducado de Alba, y ese año 1875 estaba rentado a doce familias que vivían en su interior, recibió el alumbramiento de un niño llamado Antonio. Ese 26 de Julio. El día del santo de su madre, doña Ana, que le acompañaría hasta el final de sus días en el exilio republicano en Francia, muriendo ambos con pocos días de diferencia. Parece que se habían puesto de acuerdo.
Ana Ruíz tuvo varios hijos, de los cuales murieron algunos. Pero literariamente se dieron a conocer dos: Manuel y Antonio Machado. La vida los separaría ideológicamente, pero les unía el amor por la escritura. Y Antonio nació en esa Sevilla de finales del siglo XIX de una España que estaba hundida en la miseria y su pueblo con ella.
Hay otro número que cobra importancia en este escrito, aparte del ya mencionado. Y es el 98.
En el año 1898 el reino español perdía sus últimas colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Se acababa el que un estado totalitario explotara a pueblos que no eran el suyo, que bastante sometido estaba ya. Y esto sumió aún más en la miseria al país.
Cuando un opresor deja de tener víctimas, como no sabe hacer otra cosa que oprimir, empieza a ponerse gris hasta marchitarse.
Para Cuba empezaría una libertad rara, custodiada por Estados Unidos. Pero una libertad que gritó con fuerza el 26 de julio del 1953 que quería ser puesta en práctica, para materializarse finalmente en 1959.
Pero para España, empezaba un periodo de decadencia absoluta.
La verdad honra a quién la proclama. Y fueron varios los intelectuales españoles que viendo el estado en el cual el gobierno había sumido al país: la miseria, la hambruna, la pobreza, muchos de los propios españoles emigrando a Cuba; empezaron a pronunciarse. La famosa Generación del 98.
Los lazos hispanocubanos no son lazos coloniales. Son lazos de amor, de cultura, de historia, de costumbres y tradiciones. De dos pueblos que llegaron a amarse incluso sin a veces llegar a entender el porqué de ese sentimiento tan fuerte. La sangre mezclada, las enseñanzas en un primer momento de José Martí en el Manifiesto de Montecristi hicieron entender que una unión que empezó a la fuerza por el colonialismo, acabaría dejando eso a un lado para crear un vínculo que no se rompería jamás.
Decía Martí en el Manifiesto que la lucha de liberación del pueblo cubano no era contra el pueblo español, sino contra el régimen colonial que abusaba de su tierra desde hacía más de tres siglos. Ese régimen que llevaba muchos más maltratando a su propio pueblo.
Pero parece que con la llegada del nuevo siglo vendrían nuevos aires.
Y mientras algunos pensadores y escritores se sumergían en un romanticismo abstracto, una serie de hombres dignos estaban enormemente preocupados por la situación devastada en la que había quedado su país. La generación del 98 puso a sus mentes a pensar que era necesaria una regeneración absoluta de España.
El espíritu del 98 estaba encarnado entre otros por Azorín, Unamuno, Ortega y Gasset y sobre todo, por Machado. Querían algo nuevo, cambiar las cosas.
Nace la Institución Libre de Enseñanza de la mano de su fundador y director hasta su muerte, Francisco Giner de los Ríos. En ella se reunieron un grupo de profesores que simplemente querían tener libertad para enseñar, en un país que conocía poco de libertades. Y Antonio junto a Manuel, su hermano, y tantos nombres que luego resonarían, como el de Federico García Lorca, acudieron a sus clases. Se pretendía cultivar una especie de krausismo a la española, que no era más que sustituir los viejos y arcaicos valores tradicionales como la religiosidad española por el cultivo de la ciencia, una moral austera y una religión semi secularizada.
Uno de los profesores de la Institución, Joaquín Costa, decía que la regeneración de España se basaba en la escuela y en la despensa. Darle de comer al pueblo, y educarlo. Y Antonio Machado añadía: “para transformar el carácter español, hay que sumar cultura y trabajo”. Ambas ideas, considero, a ser tomadas en cuentas por los procesos socialistas. Al pueblo hay que alimentarlo, educarlo, enseñarle a trabajar con dignidad, y darle cultura. Un pueblo así, es un pueblo que se regenera solo ante cualquier crisis que pueda llegarle.
Ya a posteriori el pueblo cubano demostró que así es posible. Pero no podemos dejar de insistir en que esos valores fundamentan la regeneración del carácter humano y de los pueblos en momentos complicados. Si se pierden, se descuidan o se empiezan a pasar por alto, nace la decadencia y la degradación.
Muchos de estos pensadores ya dieron pistas de un pensamiento que luego Fidel pondría en marcha e hizo suyo.
Don Antonio Machado, que como dijo Gerardo Diego, hablaba en verso y vivía en poesía, fue un precursor de la dignidad humana que solo un Gobierno Revolucionario puede poner en práctica para que esta no sea arrebatada por los intereses imperiales y neocolonialistas.
Este hombre no es de ayer ni de mañana,
Sino de nunca.
Aquella España que pasó y no ha sido.
Esa que hoy tiene la cabeza cana.
Recitaba Machado en sus días reflejando lo que incluso hoy puede ser un individuo actual al que le arrebatan la esperanza, la epopeya, el sueño.
Castilla miserable,
Ayer dominadora.
Envuelta en sus andrajos
Desprecia cuanto ignora.
Otro adelanto del poeta al comportamiento humano de aquellos que han estado acostumbrados al poder de los pueblos, y a sus lacayos y mercenarios. Que por tener solo tienen andrajos morales y culturales, incapaces de apreciar cualquier otro pensamiento y conocimiento. Caracterizó a futuro, aunque en aquella época refiriéndose a España, a los enemigos del socialismo, a los de Cuba. A los enemigos de la plena dignidad del hombre.
Y a pesar de morir lejos de su tierra, en el exilio, en la pobreza, mantuvo su honor y una vida digna siempre. Un hombre, “en el buen sentido de la palabra, bueno”.
Un hombre que no quiso dejar Madrid cuando las tropas franquistas avanzaban y el Gobierno de la República empezó a evacuar a los intelectuales.
El mismo, que en Barcelona, ya camino a cruzar los Pirineos, cuando los compañeros que fueron a evacuarlos a él y a su familia le dijeron: Vamos rápido, los falangistas están entrando en la ciudad. Y él, lento, digno y pausado contestó: ¿Usted tiene prisa? Yo no tengo ninguna.
Sabiendo que donde le pillara la muerte, sería de manera íntegra y firme.
El mismo poeta que cruzó con su madre doña Ana, su hermano José y su cuñada, los Pirineos a pie. Era una desbandada de miles de personas que salían de Barcelona huyendo del horror.
Los Machado cruzaron la frontera y en el mismo pueblo de Colliure, donde reposan el poeta y su madre, pidieron hospitalidad en una mercería y preguntaron por un hotel. El Quintana, que estaba a 50 metros. Metros que no pudieron hacer andando si no que tuvieron que trasladarse en taxi, de lo exhaustos que estaban tras días andando y sin comer ni beber.
Y en ese hotel se nos fue un 22 de febrero de 1939. Ligero de equipaje como siempre proclamó. Tres días después partía doña Ana, en la misma habitación donde ambos agonizaron en salud y en alma, al ver al fascismo recién constituido en España, y posiblemente de imaginar el futuro de un pueblo trabajador dentro y fuera de las fronteras, en el exilio.
El 26 de julio se celebra el espíritu rebelde. El espíritu de cambiar todo lo que deba ser cambiado. El mismo que tenía la generación del 98 española, aún sin tener claro qué era o qué no era el socialismo.
Se celebra a los jóvenes que dieron la vida por la soberanía del país. Se celebran los versos del poeta, que nos recuerda, para terminar, el estado de conciencia en el que debemos estar siempre:
A distinguir me paro las voces de los ecos.
Y escucho solamente entre las voces, una.
Esa voz de la libertad, del espíritu superviviente, del querer revolucionar lo que se quede anclado en el tiempo.
Una sola voz. Ahora, la de Fidel.
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