Wilkie Delgado Correa* - Cubainformación.- Ante la reciente publicación del libro de testimonio La Hora Rebelde de Baracoa por Ediciones de la Universidad de Oriente es importante subrayar los objetivos principales de esta obra, los cuales son, además de los antecedentes expuestos sobre vivencias personales y sobre el desarrollo de la lucha insurreccional y el proceso revolucionario en los primeros meses después del triunfo, exponer parte del trabajo de orientación revolucionario desarrollado en el espacio radial La Hora Rebelde, órgano del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Baracoa, transmitido por la emisora CMDX Radio Baracoa, después de la constitución de la organización, en el período de 1959.


   Después de  transcurridos más de sesenta años de los hechos y aspectos abordados en esta obra, caben algunas consideraciones y conclusiones válidas como resultado de las valoraciones de los mismos.

   Considero que el proceso de concientización política puede desarrollarse aún en las condiciones y los medios propios de las capas humildes de la población, a pesar de las limitaciones lógicas que estos factores pueden imprimir. La motivación individual puede determinar un mayor progreso de la conciencia en torno a los problemas sociales, pero a la larga éste alcanza un carácter colectivo debido a la influencia de los hechos y realidades concretos que lenta o rápidamente van permeando a todos los individuos sometidos a una vida en que predominan las carencias y las dificultades, todas hijas de la injusticia.

   La lucha insurreccional fue involucrando, en su marcha, a todos los sectores de la población, pero tuvo en los jóvenes el sector más decidido y avanzado, de forma que tempranamente se produjo una maduración que permitió un protagonismo destacado en la Revolución.

   La organización del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Baracoa surgió como consecuencia de un proceso autónomo que casi inmediatamente contó con la participación, el impulso y definición de los niveles provinciales, e hizo un aporte valioso al desarrollo de  la lucha clandestina, primero, y más tarde de la lucha armada del Ejército Rebelde. Jóvenes revolucionarios integrados a la clandestinidad o a las guerrillas derramaron su sangre y pagaron con sus vidas la realización de los sueños propios y del pueblo.

   Las proclamas fueron el instrumento inicial para la propaganda revolucionario, aunque la comunicación oral tuvo una preeminencia capaz de desafiar toda censura o intentos de desinformación. La Radio Rebelde de la Sierra Maestra, desde su fundación el 24 de febrero de 1958, se constituyó en el norte de la línea y la marcha de la Revolución y de la cual el pueblo se hacía eco. Después de la toma de la ciudad de Baracoa a partir del 28 de diciembre de 1958, la transmisión a través de la radioemisora local CMDX Radio Baracoa fue el instrumento inmediato más eficaz para llevar al pueblo las orientaciones pertinentes de aquel momento histórico.

   La organización del Movimiento 26 de Julio en Baracoa en 1959 contribuyó al desarrollo de la Revolución en una serie de esferas que requerían una urgencia en su atención a fin de encaminar soluciones a problemas inveterados. Se empezó a aprender a realizar una nueva política, que la dirección de la Revolución iba delineando en ese primer año.

   Desde el seno de la organización se trató de influir para abrir las vías de participación de todos los jóvenes que habían participado en la lucha insurreccional a fin de atajar algunas tendencias negativas, tal como se pone en evidencia en la convocatoria realizada a éstos para integrarlos a la dinámica de la organización y proyectarlos a la acción revolucionaria y al trabajo de adoctrinamiento político-ideológico.

   En la esfera del trabajo de propaganda y orientación revolucionaria, tan necesario entonces como ahora, el programa radial LA HORA REBELDE, órgano del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Baracoa, hizo una contribución valiosa. En su contenido se puede constatar el amplio espectro de temas abordados en que destacan los aspectos del momento revolucionario, las situaciones o tareas concretas de la Revolución en el territorio de Baracoa, los problemas o planes sociales diversos en la cultura, la educación, la historia, las milicias y el trabajo de adoctrinamiento. Se combinaron temas locales, nacionales e internacionales. Y, en especial, se divulgó el pensamiento de Fidel. Sirvan de muestra estos textos como ilustración de lo que expresamos:

   “América Latina espera y quiere cambiar su suerte. Sus pueblos deploran la situación política, económica y social que los obliga a permanecer en el subdesarrollo, la pobreza, la tiranía y la dependencia extranjera; estado de cosas que genera la inconformidad y la rebeldía y que, quizás en no muy lejano día, conduzca a que se encrespen y arremetan contra las barreras limitadoras que los regímenes espurios, inducidos por su hermano mayor, el imperialismo norteamericano, han levantado como cerco que ahogue las aspiraciones y anhelos de estos pueblos.

   Ante estas realidades que ofrece hoy América surge la deducción lógica de que dentro de muy pocos años los movimientos populares se levantarán para librar batallas por la consecución de un mejor destino para sus respectivos pueblos. Pues se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que por los caminos de América se encaminan hoy los ideales de la lucha.

   Y esto es así, porque los pueblos hermanos ya hace rato  que han despertado y contemplan la luz que irradia Cuba con su Revolución. Ya el oscurantismo no posee a esos pueblos; ni la mentira, ni los miedos, ni los prejuicios han logrado intoxicar y paralizar la mente y la voluntad firme de los hombres latinoamericanos.

   Quien conozca los retoños y los pinos nuevos de nuestra América, que son sus juventudes, comprenderá por qué la victoria está asegurada, ya que sólo la juventud podrá coronar el triunfo de la Revolución, porque sólo ella tiene fuerzas y mente limpia de prejuicios para concebir ideas radicalmente transformadoras.”

   Sobre las ideas de Fidel, las cuales divulgamos incluso antes del triunfo de la Revolución, en una ocasión expusimos  una reseña de uno de sus discursos:

   “Hace muchos días oímos en Santiago de Cuba, al Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, Dr. Fidel Castro.

   Sus palabras fueron breves y fueron pronunciadas con graves acentos. Pero aquellas palabras llevaban un caudal de persuasión y un mensaje aleccionador indiscutibles.

   Dijo allí que las medidas que la Revolución estaba tomando no se hacían con el fin de perjudicar ni molestar a determinados sectores, sino por un acto de justicia ineludible con los hombres humildes de nuestro pueblo, que hacía muchos años estaban hambrientos de justicia. Dijo que el celo y la vigilancia que tenía por la obra revolucionaria, se debía al afán y el anhelo de ver feliz a nuestra patria. Que los hombres que defendíamos esta causa éramos unos inconformes. Hombres que no se conformaban con lo que había sido hasta ahora la vida de la patria. Inconformes de ver la vida que hasta ahora habían llevado millones de compatriotas nuestros. Y que, por ser inconformes, que por creer que la patria cubana debía y merecía ocupar un lugar más grande y más elevado en el mundo, que por creer que todos los cubanos tenían derecho a vivir una vida más decente y digna, que por esas poderosas razones era que la Revolución tomaba esas medidas necesarias y justas, en defensa de los sagrados intereses de la patria.

   Y era verdad. Porque en el viaje que hicimos a través de la Isla, vimos cuantas cosas era necesario hacer. Vimos que Cuba no podía conformarse con lo que era en el pasado. Comprendimos que Cuba se merecía mucho más de lo que tiene. Que Cuba se merece ser más feliz de lo que siempre había sido. Que la patria tenía que ser más grande y abarcadora. Que sus hijos humildes tenían que llevar una existencia más digna y mejor.”

   Cuando se produjeron las nacionalizaciones, expusimos en uno de los programas este análisis:

   “La ley de nacionalización dictada por el Gobierno Revolucionario de empresas y compañías norteamericanas: compañías telefónica y eléctrica, y centrales azucareros, significa:

  1. Dar cumplimiento a un mandato nacional expresado por la opinión pública desde hace mucho tiempo.                                            
  2. Un homenaje revolucionario a la memoria de Antonio Guiteras que intervino a la compañía eléctrica en 1934.
  3. Un homenaje a las luchas de Pelayo Cuervo (nacido en Baracoa) que combatió con tesón el pulpo telefónico.
  4. El cese de la explotación, la ignominia y el entreguismo que estaban representados con nombres distintos en cada uno de los centrales azucareros.
  5. Significa en última instancia que “vamos bien”.

   En fin, pienso que si valoramos en su conjunto los contenidos temáticos abordados en la Hora Rebelde, podemos constatar su pertinencia en las coyunturas que vivía el país y la Revolución, y la situación particular de transformaciones que vivía el pueblo de Baracoa. Repasar estos materiales es retrotraernos a aquella época y comprobar la vigencia de los principios rectores que guiaban el trabajo político desde el triunfo de la Revolución.  Rescatar estos documentos para la historia local y nacional tiene una importancia vital para conservar la memoria de actos, hechos, circunstancias, ideas y proyecciones que fueron y son motor impulsor de nuestro desarrollo social y de la construcción de la sociedad más libre y justa que caracteriza a la Revolución Cubana.

 

*Doctor en Ciencias y Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio Nacional del MINSAP al Merito Científico por la obra de toda la vida.

 

 

 

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