Artur González / Heraldo Cubano.- Aunque no se ha divulgado en los medios de prensa occidentales, el presidente Joe Biden, suscribió, por un año más, la prolongación de la Ley de Comercio con el Enemigo contra Cuba, (TWEA) por sus siglas en inglés.


Dicha ley se estableció en 1917, para imponer sanciones económicas contra naciones extranjeras mediante la prohibición, limitación y/o la regulación de las transacciones comerciales y financieras con países hostiles en tiempos de guerra.

En 1933, el Congreso estadounidense reformó la sección 5.b de dicha Ley, para otorgar al presidente autoridad de imponer “embargos” generales contra países extranjeros, durante “el tiempo de guerra o en cualquier otro período de emergencia nacional declarado por el presidente”.

Basándose en la disposición de “emergencia nacional”, el presidente Dwight D. Eisenhower se la aplicó a Cuba el 19 de octubre de 1960, y es la primera del amasijo de leyes que hoy conforman la guerra económica, comercial y financiera para impedir el desarrollo de Cuba, como castigo por desafiar el poderío yanqui y mantener su independencia y soberanía. (Ley de Asistencia Exterior, 1961; Proclama Presidencial 3447, 1962; Regulaciones para el Control de Activos Cubanos del Departamento del Tesoro, 1963; Ley para la Administración de las Exportaciones,1979;Regulaciones para la Administración de las Exportaciones,1979; Ley para la Democracia Cubana o Ley Torricelli, 1992; Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubanas o Ley Helms-Burton,1996;Sección 211 de la Ley de Asignaciones Suplementarias y de Emergencia para el año fiscal, 1999; y otras regulaciones más).

La TWEA prohíbe cualquier tipo de transacción comercial o financiera, incluidas las relativas a viajes, transportes o negocios en tiempos de guerra, o cuando se haya declarado una emergencia nacional en relación con un país específico. En la práctica, lo que se prohíbe entre otras cosas, es viajar a Cuba o desde Cuba, realizar actividades comerciales con Cuba y enviar remesas de dinero.

En 1977 el Congreso volvió a reformar la TWEA, limitando el poder del presidente para aplicarla únicamente en tiempo de guerra, e imponer las sanciones establecidas en esta Ley. Sin embargo, permitió la continuación temporal de la autoridad presidencial para mantener las sanciones económicas a países, en caso de una “emergencia nacional” declarada por el presidente antes del 1 de julio de 1977.

El presidente en funciones, puede ampliar el ejercicio de tal autoridad por el período de un año, sí se determina que conviene al interés nacional de los Estados Unidos.

Desde 1978 todos los presidentes estadounidenses han firmado la aplicación de la TWEA contra Cuba por un año más, bajo el pretexto infundado de una de “emergencia nacional”, por considerar que es en interés de los Estados Unidos.

En septiembre de 2008 el presidente George W. Bush firmó una regulación por la que se mantenían vigentes durante 1 año más, (hasta el 14 de septiembre de 2009) los efectos de esa Ley contra Cuba, conforme establecen las Regulaciones al Control de los Activos Cubanos, 31C.F.R. parte 515.

A partir de 2017, Cuba es el único país restringido por la Ley. Corea del Norte es el país más reciente en ser eliminado de las disposiciones de la Ley.

El presidente Biden desde que llegó a la Casa Blanca la firma todos los años y el pasado 2023 la extendió hasta el 14 de septiembre del 2024. Ahora reiteró su vigencia hasta el 2025, a pesar de que no hicieron un comunicado oficial informándole al mundo esa criminal medida, la que persigue crear las condiciones para que se produzca un estallido social por las penurias acumuladas y así buscar el pretexto para enviar a sus soldados en “ayuda” del pueblo cubano, lo mismo que hicieron desde 1895 hasta el triunfo de la Revolución en 1959.

Por tanto, los cubanos seguirán sufriendo las consecuencias de la política genocida de Estados Unidos, con la misma resistencia que lo han hecho desde 1960 cuando los yanquis iniciaron la cruel guerra económica, comercial y financiera, que con total desvergüenza ellos denominan “embargo”.

No se equivocó José Martí cuando afirmó:

“¡Los flojos, respeten, los grandes, adelante! Esta es tarea de grandes”.

 

 

 

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